I love academy, obra de Jair Leal.
Jair Leal, es un artista mexicano. En 2001 consigue una beca para participar en los talleres que ofrece el pintor Antonio López en Madrid, donde se instala definitivamente. Su pintura es figurativa con amplios guiños al arte urbano, al tatuaje o a la misma poesía.
UNA REFLEXIÓN NECESARIA
Pararnos a reflexionar de una manera empírica
sobre el hecho artístico, poético, filosófico e histórico, que vaya paralela a
la realidad que constantemente está incitando al hombre a olvidarse de lo más
esencial, es necesario. Como lo es hacerlo sobre la sensibilidad, esa elegante ternura
de saber admirar y amar la vida a través de la misma riqueza que de ella emana,
reflejo directo del arte irradiado desde la misma naturaleza. Hemos de
alejarnos de lo políticamente nocivo, de lo que nos convierte en mercancías o juguetes rotos de cualquier red
consumista o sistema que domine, abobe o esclavice.
Palabras. Escritos con sensibilidad. La
riqueza de nuestra poesía en castellano, la excelentes traducciones que se
hacen de las de otras lenguas, el talante noble de quienes se dedican a glosar
el silabario hermoso y natural donde a veces sangra el alma pero se enriquecen
los sentidos, son la clave para mejorar la vida haciendo afluir la grandeza del
ser, a través del pensamiento, de la reflexión, del escrito y del verso.
Antiguamente estos dones especiales, se compartían a través del espacio abierto.
En la calle, en el ágora, en el prado, en la plaza de la aldea... Circulaban de
este modo, entrando en las mentes de las gentes con el mismo aire que
respiraban. El bate, el juglar, recitaban actuando entusiastas, y el oyente
recibía con alegría, a través de ese sonido vibrándole, la emoción necesaria
para calmar su herida alma. Así se satisfacía una necesidad de alivio que de otra
manera, por falta de medios, no podía cubrirse. El romance, el canto, el
cuento, la noticia sorprendente, el recitado, la sonoridad musical y festiva de
un instrumento, eran latidos en el corazón, salidos para combatir las
contradicciones con las que el hombre a lo largo de su historia ha tenido que convivir.
Nos encontramos ante un paisaje sublime
adherido al sentido vital del alma, ahí donde el cosmos arde incesante y surge
la locución que el poeta vierte con íntima y ferviente convicción. La
responsabilidad que adquiere ante la vida parte de saber transmitir ese fondo
medular, enjundia necesaria emergida de la sorprendente imaginación, atributo
sensible concedido a unos pocos privilegiados. Territorio de libertad, tierra
de grandeza y de arrebato capaz de provocar el brío necesario y transformarlo en
versos cargados de verdades. Esos axiomas y adagios salidos de los violines del
aliento, resumen un universo turbulento –sentimiento y razón- a la vez que
expansivo, vertebrando el cuerpo de la poesía como ingente pluralidad emocional
emanada del interior de quien escribe con imaginación y agudeza en sustitución
a veces de la razón lógica. Especial, especulativa manera de plasmar
inquietudes ineludibles. El poeta está en todo. Lo hace usando la facultad que
tiene de manejar el lenguaje y hallar la oportuna palabra creando poesía,
intento por hallar un equilibrio que convine vida e ilusión, realidad y quimera.
Barcelona.- Marzo.-2013.
©Teo
Revilla Bravo
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