ANTONIO GAMONEDA, GENEROSIDAD Y ALTRUISMO
A Antonio Gamoneda al
escribir le sube la presión sanguínea, nos dice con cándida sinceridad de
persona sumamente sensible. A Antonio Gamoneda no hace falta presentarle, es un
poeta grande entre los grandes en el que se cumple con justicia que el poeta
esté en el lugar que le corresponde por su talentosa obra, por su sentimiento
vivo, por su humanidad. Generosidad y ultraísmo, que nos deja -verso a verso-
reflejados en cada poema como si de una corriente de agua cristalina se tratara.
Virtuosa, inconmensurable, emocionante obra la suya.
Tuve la posibilidad de comunicarme con él en varias ocasiones
mediante carta -no frecuenta medios digitales-, pudiendo sentir su cálida mirada dirigida al papel mientras me leía y luego mientras me escribía, así como su abrazo al
finalizar la misiva con temblequeante mano de octogenario aún firme, caligrafía
de rasgos muy personales cargada de afectos y cálidos efectos. Sus cartas
últimas llegaban cargadas de mucho aliento en
momentos en que mi hijo, aún niño, corría serio peligro luchando por su vida en
un hospital de Barcelona. Mi agradecimiento a él, a Juan Antonio Pellicer que
nos hizo llegar el mensaje de ánimos, así como a tantos amigos y conocidos que estuvieron
pendientes y cercanos alentándonos y mimándonos con el corazón en esos momentos,
es infinito.
Cuando un poeta con sus altos valores y reconocimientos
literarios se detiene a escuchar y leer imprecisos versos de un aficionado
a las letras valorando un libro que una editorial se atrevió a publicar con
la humanidad que él lo hizo, sin previo conocimiento ni antecedentes, explicándote
humildemente lo que para él es la poesía, estimulándote a continuar por el
rumbo emprendido aportándote consejos y reflexiones, es que estamos ante
alguien de una humanidad considerable.
Su naturalidad amigable en la misma correspondencia, lo demuestra. Gamoneda es una persona a la
que no se le sube los premios a la cabeza, un enorme, sencillo, virtuoso poeta, un referente de nuestras letras, bien cultural que nos pertenece a todos pues
aparte de escribir y aportar tanto al mundo literario trata a la persona que a
él se acerca con suma naturalidad. No todos
–escritores, artistas, gente afamada por un motivo u otro- obran así. Más bien
sucede lo contrario: raros son los que permanecen honestos a su esencia
primigenia, si es que tuvieron alguna vez esos valores. Digo esto al tener cierta
experiencia en llamar a algunas puertas sin resultados, aún sabiendo que se ha
escuchado muy bien el timbre desde dentro. La fama suele confundir, suele
perdernos, es mala consejera, ojalá no caigamos en sus malas artes allá los que se dejen vencer por ella, pues al final todo viene reflejado en las obras.
Gracias por tu afecto, estimado Antonio.
Vayamos a lo importante: El poeta leonés –aun nacido en
Oviedo un treinta de mayo como el que ésto escribe- nos deja estos días una
nueva sorprendente continuación de su obra. Se trata de un libro con guisos de
singularidad –todos sabemos que su obra ha permanecido aislada de cualquier
tendencia poética- como lo son todos los poemarios de su magna obra. Pero éste
se antoja especial, quizás por la avanzada edad del poeta: “Canción errónea” lo titula.
Y lo hace con esa sensación de dudas que todo ser humano que se precie tiene a
la hora de escribir, máxime si como en
el caso de Antonio se es prácticamente autodidacta, lo que todavía le hace más
grande. Sobre todo cuando sabemos que pasó por la pobreza y la miseria de la
Guerra civil, que tras ésta consiguió hacer con esfuerzo de voluntad estudios medios que combinó con un trabajo como recadero de banco. Quizás por
eso, Gamoneda, queda fuera de ínfulas y de ordenanzas canonizadoras pese a haber
cobrado notoriedad al recibir el premio mayor de las letras castellanas. Es un poeta sencillo, un hombre de barrio leonés habitual y coloquial,
que se llena de emociones y nos las cuenta con maravillosas alegorías poéticas.
Como bien escribe Casado sobre él, “Gamoneda no desarrolla propiamente un
relato, ni siquiera cuando anuncia que va a hacerlo; los hechos se fragmentan
en sensaciones, en detalles aislados de su contexto trasportando ecos de
tiempos anteriores. La mirada está sometida a un núcleo obsesivo que la absorbe
dirigiéndola, de forma centrípeta, hacia lo que el poeta llama
interiorización”. Canción, que el poeta dice que es “Errónea” -en realidad pertenece al título de un poema anterior que
afloró en el poemario convirtiéndose en epígrafe de todo el libro. Los poemas dentro de las páginas, quedan intitulados, formando un reguero de versos
compensados con la edad del autor. Son poemas autobiográficos, como lo son
todos los escritos desde el inicial “Blues castellanos”. Gamoneda se nos
presenta en este libro recorriendo miserias y estercoleros, pisando detritos,
removiendo rebuscallas hospitalarias, despojos y residuos, bestiario habitual al que fiel lleva a cuestas.
La muerte es una compañía, es alguien que camina al lado, que
se comunica con quien habla y quien le habla casi como se hace a una amiga ya
sin miedo ni esperanzas. Este tránsito de la inexistencia a la existencia y
vuelta a la inexistencia, es el giro por donde se mueve el poeta. Vivir para la
curiosidad y morir sin saber para qué exactamente, nadería envuelta en nada que
nos muestra a través de versos que nos sumergen
en la mejor poesía de nuestro tiempo.
Gamoneda es grande, porque es cercano; es especial, porque es
amigo; es poeta, porque siente y nos precipita en las honduras del ser al percibir
la vida concibiéndola efímera y de contenidos absurdos. Aún así es consciente
de que merece la pena, en ese ir del no ser al no ser de la inexistencia a la
inexistencia, vivirla, pasar por ella y hacerlo bien, ya que en ese tránsito se
concentra todo lo que es posible en nosotros: el amor, la descendencia, la
amistad, la decepción, el sufrimiento, la pérdida, el logro…
Un poema de Antonio Gamoneda, a quien su amor al arte le ha llevado a incluir a menudo obra plástica de artistas en algunos de sus libros de poesía.
El poema versa sobre el cuadro "Deux femmes nues enlacées" de otro genio, éste del arte,el gran Pablo Picasso.
DEUX FEMMES NUES ENLACÉES. PICASSO, 1906-
La suciedad está creciendo hacia la belleza.
Vez abajo: material
ciego, trágico, roído,
cuajo triste de toda
sangre de desecho;
lodos sin tumba, grumos
miserables, esputos
de multitud cobarde.
ciego, trágico, roído,
cuajo triste de toda
sangre de desecho;
lodos sin tumba, grumos
miserables, esputos
de multitud cobarde.
Mas la miseria tiene
una fuerza: el dolor.
una fuerza: el dolor.
Color de perro y llanto,
de abajo a arriba, nace
desnuda una mujer;
impura como el mundo,
de abajo a arriba, negra.
roja en los muslos, siempre
distinta a la esperanza.
de abajo a arriba, nace
desnuda una mujer;
impura como el mundo,
de abajo a arriba, negra.
roja en los muslos, siempre
distinta a la esperanza.
Mas, de pronto, hay un gesto
de paloma en el aire.
Oh, manos poderosas,
gracias por estos senos
humildes; ya dos pájaros
oscuros, dulces, cantan.
de paloma en el aire.
Oh, manos poderosas,
gracias por estos senos
humildes; ya dos pájaros
oscuros, dulces, cantan.
Más arriba, más alto,
vivos en la ternura,
los hombros temblarían
bajo un manto de música.
vivos en la ternura,
los hombros temblarían
bajo un manto de música.
Más alto, más aún
-¡oh salvación !-, dorada,
una cabeza vive,
mira con ojos, piensa
dulcemente en el mundo.
-¡oh salvación !-, dorada,
una cabeza vive,
mira con ojos, piensa
dulcemente en el mundo.
Barcelona.-06.-11.-2012.
©Teo Revilla Bravo.