ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 29 de octubre de 2018

MÁS OPINIONES SOBRE ARTE


Obra de Ramón Romero Altares.

Pintor singular, madrileño, casi podría decir que "maldito" si esta palabra no estuviera cargada de tan fuertes significados, pues fue un artista muy peculiar e introvertido, con grandes problemas de personalidad. Esa que anula o multiplica las creaciones y tendencias artísticas. A uno se le vienen a la mente Munch,  Van Gogh y otros. 








MÁS OPINIONES SOBRE ARTE


No se puede imponer un modelo de libertad donde todo se pueda considerar arte, donde todo el mundo sea estimado  fácilmente apto para la creación, porque al hacerlo así se pierde la importancia de las técnicas conceptuales y materiales usadas para su realización, su calidad, y el concepto mismo de la creatividad. En cuanto a esto, no olvidemos que ésta parte de dentro del individuo más que desde una noción colectiva de aprendizaje, aunque ello, evidentemente, también sirva para alcanzar objetivos.

El arte requiere preparación, elaboración y esfuerzo. Hay que arriesgar. Hay que implicarse en la obra y perderse en ella con celo innovador, desde los mismos impulsos que la determinan. Una obra que haya supuesto un gran esfuerzo, acabará siendo, tarde o temprano, dignamente considerada, habrá merecido la pena. Esas otras surgidas al azar reproduciendo esquemas mecanizados, suelen ser simples aparatos estéticos carentes de verdadera vida interior, ya que no transmiten ningún valor esencial ajustándose a ciertas modas; por tanto, son indolentes. Sin embargo, el mercado del arte, está encantado con producciones en serie que simulan ser únicas e incunables. Sabe que la moda vende, y, sabe  que en cuanto acabe una racha productiva con pingües dividendos, habrá otros objetivos,  ya se verá en qué y dónde. Lo comercial no se detiene, es la base del capitalismo, y el arte está secuestrado por él. Con el fin de enmascarar tales abominaciones, se enalteció el concepto de coleccionismo y mercantilismo, creándose valores abstractos que permitieron dotar engendros estéticos de vida artificiosa, con frecuencia elitista y críptica, con claves ininteligibles que no llegan con frecuencia al hombre de la calle, lo que lo convierte en algo  escéptico y con frecuencia engañoso.

La belleza en arte es el cómo y no el qué, es la belleza en sí y no el asunto tratado, creo haber leído en alguna parte. El artista ha de conservar su identidad ante todo; ha de ser libre, aún estando sujeto a ciertos cánones, muchas veces involuntariamente; pero estos  no han de ahogarle ni anularle, sino ser una ayuda. El desafío conlleva involucrarse en un asunto de intuición, hallar el justo equilibrio entre la fragilidad y la tiranía de la duda siempre latente, pues no hay un camino real para llegar a la certeza absoluta: crear es también tener que improvisar.

El arte que merece ser contemplado ha de ser un arte inquieto, a veces realista, otras abstracto, pero siempre arriesgado, sacrificado, audaz, comprometido, llevando implícito en sí complicados estímulos psicológicos; han de translucir valores con conceptos profundos, obtenidos a través de los miedos e inseguridades  que con frecuencia atenazan al autor. De todas formas, la noción de lo que es arte, siempre estará sujeta a profundas polémicas. El artista ha de saber atrapar los complicados estímulos que lo regulan y evitar la discusión. La polémica, en tal caso, debe formarse dentro, en lo personal e íntimo, pues su significado varía según la personal, la cultura de la época, los movimientos artísticos que se siguen, etc. Estamos condicionados. Arnold Hauser decía que “las obras de arte son provocaciones con las cuales polemizamos pero que no nos explicamos”, ya que las interpretamos de acuerdo con nuestras propias finalidades, gustos y aspiraciones;, transponiéndoles un significado cuyo origen está en nuestras formas de vida, y en nuestros hábitos mentales. Por eso es difícil llegar a una conformidad, y quizás sea bueno que sea así, que esa imposibilidad en que se manejan los términos es precisamente uno de sus valores. El arte representa la vida, nuestra propia visión de la misma, y ésta no es ni debe caer en la aquiescencia, ha de haber un impulso constante por mejorar.

Para poder crear y otorgarle un sentido a lo informe, se ha de caminar por la cuerda floja, ser volatinero sin red como decía alguien. La verdadera creación es la lucha de las voluntades del artista contra el mundo al que se enfrenta para intentar mejorarlo. El artista ha de dejar constancia de su esencia cultural, ya que se relaciona con ella y a ella pertenece. Cualquier otro intento, será un ensayo frustrante e irrelevante que no le conducirá a ninguna parte.


Barcelona.-18.-02.-2010
©Teo Revilla Bravo.



miércoles, 24 de octubre de 2018

FANTASMAS


Obra de la artista cubana Liliam Cuenca, pintora y grabadora donde lo sombrío, la luz apagada o tenue, son protagonistas de una pintura esquematizada que intenta no ir más allá de lo que nos define y al mismo tiempo nos desconoce. Casi sin forma, o en tal caso hechas de subsistencias (manchones) dispuestas a dejarse absorber por enrayados que actúan como tenues veladuras.







FANTASMAS


Hay fantasmas que persigo -o acaso
me persiguen e intentan comunicarse
conmigo- como si se me fuera la mano
involuntariamente tras la de ellos.
Como si penetraran en lo más íntimo
haciendo sentir su mensaje en la voz
que de ti cautivado reclamo.
o se mostrasen de algún modo en ardientes
besos que liberando astros desatan lunas,
liberan céfiros, alientan cielos.

Hay fantasmas que sienten fuertes
emociones que no vemos y sí presentimos;
e incluso tiemblan cuando te ven lanzada
al dominio inseguro del viento.

Vuelas incansable día y noche
sembrando por doquier hilos de nieve
y frío, con alas de lejanía proyectadas
hacia amaneceres excelsos e imprevistos…

Entonces yo me quedo inseguro, quieto
expectante, ceñido a los pliegues del anochecer,
sintiendo cómo un súbito suspiro de humo
y sangre, yerto y calmo, cae estremecido
de unos indivisos labios de papel.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.




viernes, 19 de octubre de 2018

VERBOS


"Retrato de una mujer joven" Obra de Gustav Klimt. 1896-1897 

Klimt,  revelándose pronto contra los gustos academicistas, lanzó gritos modernistas basándose simbólicamente en el cuerpo femenino. Y lo hizo a través de unos retratos eróticos, enigmáticos, misteriosos y magnéticos, a quienes rodeaba de una rebosante y dorada belleza, liberándolas de cualquier corsé tradicional. 









VERBOS


Verbos perturbadores que no exhalan
alientos ni poseen categoría léxica alguna;
vocablos que apenas si brillan un instante
y cual longevas lejanas estrellas se apagan.

Se me ocurre que callar es agonizar;
que silenciar, es rehuir la acción y morir
un poco. O sea, más de lo mismo.
Y no obstante entre palabras dispersas
por el aire, callo y callo en inútil queja,
corazón vano en tiempo amargo.

No podría crear más distancia,
ni romper sintácticamente más vidrios,
la helada ignorancia de todo.

El abismo regresará si no crece el audaz
relámpago que atraviese, en la noche negra
del desamparo, mis ojos tus ojos bellamente 
relajados, t a través de ellos en sin igual 
luz y color, llegue magnético el amor 
a mis sentidos despertándolos, 
para que al fin regrese con el nuevo día, 
voz a voz, sintagma de vida y tiempo, 
la relegada palabra bella, el fluir ligero 
del reencontrado verbo.


SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.

sábado, 13 de octubre de 2018

TUS OJOS


"La joven de la perla" o "Muchacha con turbante", es una obra maestra del pintor holandés Johannes Vermeer. Es uno de los retratos más famosos de la historia de la pintura, cuya modelo sigue siendo desconocida. El rostro parece estar vivo en la tela de donde sobresalen sus ojos que brillan con luz propia asomados a la pálida piel; todo en ese retrato, parece hablarnos...









TUS OJOS


Había un lago hondo, extendido,

reposado por el valle, lleno de brillos, 

colores y peces. Como algo anterior 

a la vida, jugando incesante con la fresca 

brisa y el escondido impulso del viento.

 

Tengo el alma doblada de tanto intentar

captarhilos de esperanzalos  reflejos

huidizos de tu prodigioso cuerpo.

 

Tu cuerpo, tus ojos, y esos pechos 

Insolentes, armas blandas abiertas 

al ensueño, avivados como racimos  

de flores creciendo en el manual 

febril del jardín de los sentimientos.

 

Tus ojos me delatan, amor,

que estoy vivo.




“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo






sábado, 6 de octubre de 2018

EL BODEGÓN Y LA NATURALEZA MUERTA


Uno de los bodegones del gran Caravaggio, gran exponente de la pintura del Barroco italiano.







EL BODEGÓN Y LA NATURALEZA MUERTA


        Lo de “Naturaleza muerta” es una rara expresión que al parecer proviene de la imprecisa traducción francesa -y también castellana- que se hizo de la palabra flamenca “Stilleven”, locución que más bien se tendría que haber traducido por vida en calma, vida quieta, vida inmóvil, o algo parecido. La denominación comenzó a aplicarse a este tipo de pintura en Holanda y Flandes en el siglo XVII, época barroca. El término designaba a aquellas obras que genéricamente podrían ser consideradas con la palabra “cosas”, o sea, composiciones pictóricas que agrupaban unidades y objetos inanimados. El término “Bodegón”, más delicado como definición, ya se había acuñado en España en el siglo XII para designar este tipo de trabajos artístico.

        ¿Cómo se afanaban para preparar estos temas que querían pintar? El artista, sobre una mesa o soporte adecuado, colocaba y organizaba objetos de todo tipo, como alimentos, utensilios, centros decorativos, copas, vasos, jarrones, arreglos florales, pájaros, etc., junto a frutas, hortalizas o dulces; tampoco faltaban, en ocasiones, insectos y animales de caza, en apariencia vivos o en apariencia muertos. Esto en cuanto a la naturaleza muerta de corte tradicional, puesto que en la acepción contemporánea del término, para armar un bodegón los artistas recurren a cualquier tipo de elementos, sean sillas, perchas, botones, cordones, telares, utensilios de cocina, materiales desechables de todo tipo, e incluso basura. Con la llegada al arte de la fotografía, ésta se uniría a la pintura, acompañándola en su papel de imitadora del espacio real o imaginario presupuesto por el artista, con grandes aportaciones.

        Hay además otro tipo de bodegones, denominados “vanitas”, palabra latina que podría traducirse por vanidad no en el sentido de soberbia u orgullo, sino en el sentido de vacuidad, cuyo simbolismo o significado ha permanecido casi inalterable al paso del tiempo. Se trata de un tipo de pintura que invita claramente al éxtasis, al misticismo o a la meditación, algo muy de acorde con el espíritu de la contrarreforma española. Los elementos fundamentales de este tipo de cuadros son calaveras, cruces, objetos religiosos (símbolos de muerte), instrumentos musicales, relojes, joyas, armas…, en general bienes terrenales que desaparecen con la muerte. El sentido que querían darle, era precisamente ese: ante la muerte todo nos iguala, todo desaparece

        Uno de los primeros artistas en representar naturalezas muertas con conciencia de obra pictórica, fue sin duda el gran Caravaggio (1573-1610. A partir de aquel momento son muchos los pintores que se especializaron en el género de bodegón o naturaleza muerta, alcanzando en el siglo XVIII en algunos países, como los mencionados al inicio del escrito, Flandes y Holanda, gran esplendor y difusión comercial. Posteriormente el bodegón, sobre todo el floral, ha seguido siendo tema principal en la obra de muchos pintores famosos del siglo XIX., elaborarándose propuestas novedosas y actuales, lo que da significado de su importancia y alcance por mucho que algunos “divos” del arte hayan querido menospreciarlo y arrinconarlo. Por otro lado, es mi parecer, cabe considerarlo como uno de los mejores ejercicios del tratamiento de la luz y del color.



Barcelona. Octubre de 2016.

©Teo Revilla Bravo..