ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

domingo, 31 de marzo de 2019

LA IMPORTANCIA DE SABER CAPTURAR LA LUZ…


"Niños corriendo por la playa", Valencia, principios del siglo XX. Del maestro Joaquín Sorolla, que sin duda tenía un enorme idilio con el mar. Ahí la luz, las sombras, el movimiento del mar, los cuerpos, poseen un especial magnetismo.







LA IMPORTANCIA DE SABER CAPTURAR LA LUZ…
 

La luz, en pintura, es el objetivo principal, es la consigna a seguir, es el esfuerzo. Todo buen pintor, comienza a obrar con pequeños anhelos, generalmente impulsados por un deseo de retratar de la manera más nítida y personal posible, aquello que toma por objetivo. Para ello cobra capital importancia capturar, con precisión de tonos, esa luz ideal que exalte lo que se pretende destacar de la obra. Ha de haber, por tanto, en el pintor, un compromiso consigo mismo, un arresto, una voluntad de no perderse en el intento pese a que el cuestionamiento constante que asoma con cada pincelada sea una parte activa e incómoda. Enaltecer ese brillo de luz significa, nada más y nada menos, que el logro de la perspectiva, de la textura y del relieve, verdaderos sostenes de la obra que se realiza. Así lo consideraron y supieron gestionarlo, los grandes maestros de la pintura en todo tiempo y lugar. Por ejemplo el gran Sorolla que supo como pocos mezclar colores, investigar pigmentos, y hurgar en todo ello, hasta ver surgir pincelada a pincelada la imagen, magnetizada en un contexto y en una atmósfera radiante y natural como fueron las playas valencianas.

La luz, principio y fin en el arte pictórico, se ha de convertir en fuerte obsesión para el pintor que seguirá buscando denodadamente, en ese dar vueltas y vueltas en los sucesivos ciclos de su trabajo, la mejor manera de hallarla, aplicarla y conceptuarla. De este modo, la luz se convierte en propósito; si es logro, en eso que denominamos técnica, provecho, razón y vida, que es con lo que pretende dotar a personas, paisajes, abstracciones u objetos pintados. Realidad y presencia. La luz y su  inseparable sombra, se entienden entre sí, se necesitan mutuamente, crean volumen y contrastes, forman un todo, son el empeño y la razón del artística.

Para ser un valioso pintor hay que autoafirmarse, sabiendo captar la luminosidad de tal manera, que la labor proporcione una actividad subjetiva, revestida de infinitas formas y referencias, algo que indefectiblemente condicionará el resultado y la propia percepción del arte. Hay que aspirar a crear una inmensidad; favorecer un encanto u emoción; hacer posible la proeza de hallar la magia y la poesía, todo lo que queremos perdure en la retina del espectador. Pintar es una disposición de ánimo, pero a la vez es una profesión que ha de tomarse muy en serio, ya que  requiere un verdadero esfuerzo mental como es salir a hacerle frente ─papel, muro, lienzo─ con planos que se estructuren en coexistencia y en armonía, de tal modo que formen un conjunto de imágenes que establezcan el plan colectivo final. Pintar es también una distracción noble, bella, terapéutica, serena, plena de sentimientos y recompensas; es una autoafirmación de la  propia experiencia artística, pero asimismo es o puede ser sufrimiento, cabreo, fracaso o  frustración si se complica y no se obtienen los resultados deseados. En todo caso, es un gran interrogante, una fuente de inestabilidad emocional sólo superada cuando la obra adquiere placer visual y se cubre de certezas. En el lenguaje del pintor conocer el significado de la luz, entraña el encuentro feliz con la obra; es sentirla, no dando tanto crédito a la razón como a la emoción creadora, pues cuanto más sugiera ésta mejor será el tesón y la constancia en el  proceso emprendido y en su acierto.


Barcelona. Febrero de 2017.
©Teo Revilla Bravo.

sábado, 30 de marzo de 2019

FOTOGRAFÍA


"Ecce Homo", fotografía premiada de Karyn Huberman







FOTOGRAFÍA

                         A Karyn.

Un buen  y gran fotógrafo sabe comunicar con la luz, sabe dialogar con el corazón. Posee una mano que no le tiembla para captar lo original, lo expresable. Esa mano, así de decidida se convierte, junto a la máquina, en instrumento imprescindible. Un buen fotógrafo sabe mirar de manera única y singular, lleva el arte dentro, le sale del alma hacia afuera, está lleno de sensibilidad. Todo en su quehacer deja de ser frío e insignificante. Lo más pequeño cobra grandeza y valor, porque el alma se le abre al fotógrafo como una  flor, se le desnuda como una virgen ante la maravilla del mundo, en flujo imparable de suma de experiencias. Y todo lo conseguido, para aquellos que tienen sentido artístico, que poseen ojos que saben ver, así como corazón y amor para entender y captar lo ejemplar y sensible.  Porque la fotografía, como todo arte realizado con la bondad de la honestidad, es un acto de amor imparable que deja una interrogación, un pasmo hechicero, una sonrisa abierta plena de complacencia y admiración. Ahí, en cada toma propuesta por el artista, se está viviendo con eficacia e intensidad una pequeña-gran historia, belleza desbordante por vital, única y esencial.

El artista, aun no siendo consciente de ello, se viste de luces y de sombras, se sugestiona con el desbordamiento y la humanidad artística, ofrece lo mejor de sí mismo, tiene singulares relatos que contar, deja que el sentimiento entre a irrigar la vida mediante las imágenes que captura dando forma y sentido a sus intuiciones. Estas cualidades las ofrece, con tonos cálidos, melancólicos, duros o fríos, nuestro supuesto  fotógrafo. Nos está invitando a observar experiencias ajenas, a sentir la poesía en sintonía con las imágenes, a ponerles voluntad, curiosidad, música, sentimiento, emociones.


Barcelona. Marzo del 2019.
©Teo Revilla Bravo.
  




jueves, 28 de marzo de 2019

PRECISAR


"Impresión": sol naciente, 1872  obra de Claude Monet, dio nombre al movimiento impresionista.

El pintor trató de captar el momento, la impresión que causaba en sus ojos la visión del puerto de Le Havre a través de su ventana. No quiso darle mayor importancia al dibujo, sino a las manchas de color. Todo un descubrimiento.






INSTANTE INFINITO

 

No hay término medio

para un  momento cruel que trascurre

impasible disolviéndose en el aire

como pérdida de fulgores.

 

Me matan los agujeros tiranos

y absurdos que va dejando la moche

incierta, confusa, pálida 

que silenciosa sin dejar huella

atisba, incide, abate.

 

¿Dónde el instante infinito

de absoluto sosiego? 



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)

©Teo Revilla Bravo.

lunes, 25 de marzo de 2019

ME DUELES...


Portada del libro "Mañana al despertar"  de la editorial madrileña Crealite, octubre del 2010.
Una antología poética donde participo con tres poemas. Dejo aquí el primero de ellos.

"La lectura de un poema dura un sentimiento intenso: cuántos días, quizás solo un momento..." 






ME DUELES...


Si falla la pródiga transparencia de abstraerte
o abstraerme en ti -poética de lo indecible-,
se va desolando, momento a momento,
el sufrido deseo de poder pervivir aún teniendo
voluntad de continuar con premioso alivio,
atrapado un día más entre los rayos de luz.
Disposición al vuelo, cimbreante escala de color,
claridad sin sombras por donde afloran -temple
sereno- los sentimientos. Todo ello si logro
introducirme en tu mirada despacio desde
el infortunio y la espera radial que crea
la nostalgia, mirándome asombrado
en clara proyección, como abobado se mira
la labor sorprendente de un mago ilusionista.
Quisiera formar parte -irresponsabilidad protectora,
plano mágico que te acapara- del infinito júbilo
o éxtasis que te aviva y te da razón de ser.
Levitar hasta rozarte, ser parte de figuraciones
protectoras súbitamente asentado fuera del tiempo.
Hasta lo indecible. En atmósfera de amor
germinativo, en tortuosa invención de perfecto
insomnio o embelesamiento. Serenos dominios,
álveo expresivo, juego de reflejos, amnesia
donde transciende todo sueño, toda vigilia.

Me dueles ahí donde se ensombrece el claro
estanque de la memoria. Me reclamas en paulatina
muerte de la voluntad o en incesante conjuro
de fragilidades lleno. ¡Qué insoportable vida!,
¡qué borrosas comparsas si no te presiento cerca,
si me invade la angustia de lo opaco e irresoluto
-derruida ciudad, apagado clamor-,
si me vuelvo ciego y mudo sin saber dónde hallarte
vanidoso de soledad, si entre los límites de dos mundos
contrapuestos -cómputo de paliativas debilidades,
de anacrónicos consensos, de matices o esperas
interminables-, desde la simplicidad quejosa del día,
se me ahonda más el inoportuno abatimiento...!


©Teo Revilla Bravo. 2010.




viernes, 22 de marzo de 2019

VERANO EN EL VALLE DE SANTULLÁN


El río Rubagón a su paso entre los pueblos de Porquera y Revilla de Santullán, en La Montaña Palentina.










 VERANO EN EL VALLE DE SANTULLÁN

Regresar a los campos santullanos, recorrer los lugares asombrosos de sus vedes valles, sentarse al caer la tarde al borde del río contemplando la pequeña cascada que forma la poza mítica de los baños infantiles; hacerlo, al lado de la fuente La flor, del arroyo claro que se desliza sinuoso y trepidante pendiente abajo formando pasto y follaje en la extensa pradería de la luz y de la calma. Bello alboroto del alma. Toma de contacto con la natura generosa y esplendente que va filtrando a cada paso entre espacios de silencio, salud y serenidad. Arroyos, manantiales, charcos, donde uno asombrado se miraba de niño y se reconocía; lugares perdidos entre la floresta, que parecen estar para quienes a su frescor deseen tenderse y respirar. Hermosos, concentrados espacios entre luces y sombras, plácidos, casi dormidos entre lo boscoso de  los montes y majadas, tan sólo sorprendidos por los sonidos y rumores provocados por el correr del viento entre hojas que se revuelven juguetonas entre claridades y sombras al compás de los incansables zumbidos de los insectos; y, a lo lejos, los no menos perseverantes tintineos de esquilas del calmoso e inalterable ganado.

 Tardes largas del verano en que los pueblos diseminados por el paisaje, en sintonía con la naturaleza, aletargados brillan bajo un sol de fuego; tranquilidad, reposo, conexión con la naturaleza; lectura a la sombra entre el verde temblor de las hojas; refrigerio a pie de pomaradas, castaños, perales, ciruelos o manzanos, que van cuajando lentamente sus frutos dentro de cercados de piedra rodeando pendientes y laderas colmando al paisaje de un grato festón estival. Definidas y perfiladas líneas cimeras de las impresionantes montañas cántabras sobrepasando algunas los dos mil metros de altura en  un entorno geográfico espectacular, donde destaca la magnificada Sierra de Híjar protegiendo de discordancias y contrariedades la paz del valle. Desde esas magnas elevaciones -enérgicas, poderosas, soberbias- se van formando, en bruscos primero y en suaves descensos después, pequeñas aberturas de la tierra, afluentes, hilos de humedad, arroyuelos, barandales como puentes enramados sobre el diamante azul del agua cristalina, leves torrentes como el  Rubagón sinuoso y trepidante que llegará a ser río determinante en el valle. Senderos, altozanos, praderías, hermosas vistas, Brañosera y Salcedillo cimeras poblaciones de la provincia palentina, panorámicas sorprendentes y admirables.

Si andamos -o desandamos- los senderos del bosque de La Pedrosa, vemos cómo, en cuanto aparece alargado Barruelo rodeado de antiguas minas y residuos de escombreras, se va abriendo el valle: campos, aldeas, pedanías; pequeñas y ejemplares iglesias románicas impasibles al paso del tiempo construidas con piedra desnuda y muda aquietadas desde siglos, recibiendo el frescor sutil de la luz que como a otras antiguas edificaciones va humedeciendo. Todo ello rubrica, desde la sensible alejada niñez, vivencias y experiencias estivales que fueron quedando grabadas para siempre en el fondo del alma, hoy descritas desde la añoranza que produce la inevitable distancia que va recreando estampas de beldad única en el recuerdo de un cielo azul, diáfano, reverbero y vibrátil, conformando el museo natural original, incomparable y personal, de la singular Montaña Palentina.     

Deseo de perdurar en esos verdes imperecederos, aún en el recuerdo, vaharada flotante, miel de aromas que diría el poeta, pureza de aire, colores que cambian con los días, olores a hierba, barro, algas, légamo, zarzas, juncos, avellanos, robles, endrinas, hayucos, moras... O en esas nubes blancas, rápidas o lentas, cruzando azulados espacios, sembrando de luces o grisuras del cierzo los mantos verdosos de los campos palentinos. Cantos de grillos y chicharras, graznidos de cuervos, el “cri-cri, cri-cri” del grillo, el piar de alondras y otros pájaros en las ramas de chopos, tejos, abedules, robledales, hayedos, la vista de los animales de labranza a lo lejos, los sudorosos y afanados segadores, el carro al tiro de bueyes cargado de heno por caminos polvorientos hacia los graneros tras larga jornada, encantados bosques, senderos y prados abiertos a la imaginación, lugares de belleza deslumbrante y serena que se van difuminando en círculos brillantes entre parpadeos, guirnaldas de fulguras imaginadas, ecos y retumbos conmovedores, todo eso  que el tiempo no logró ni logrará acallar.  

Barcelona. Marzo del 2019.  
©Teo Revilla Bravo.

miércoles, 20 de marzo de 2019

SE PERPETÚA


"La persistencia de la memoria" Obra de Salvador Dalí. 

Dalí se inspiró para pintar este cuadro, observando la fusión del queso camembert, un día del mes de agosto, según sus propias palabras. .









SE PERPETÚA

Se perpetúa el tiempo invitando

a la suavidad de sentir la vida

huida sin findesde 

la clara levedad de la misma

hacia el iluso anhelo de permanecer.

 

Lágrimas circulando por cielos

imaginarios se deshacen hundidas

en sueños que no llevan a ninguna

parte. Nos afanamos por ser

suspiros de muertospequeños 

dioses, aunque sepamos que no es así;

lo hacemos por morir un poco más tarde 

que el otro; por sentir la eternidad 

febril subida a la frente individuos 

de paja galopar  sobre la extensa

vacuidad de la nada.

 

Una nada encerrada entre años

y huesos que va atascando confusas 

miasmas de desaliento atrapándolas 

en la gran cloaca  exímaseme 

lo antedicho de la realidad de ser.

 




“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)

©Teo Revilla Bravo.




jueves, 14 de marzo de 2019

LA MIRADA


"La Joven de la perla", obra del maestro holandés Johannes Vermeer


"La chica de la perla nos mira con penetrante delicadeza, con un aura de cierto misterio, no sabemos  qué nos cuenta. Ni se conoce quién es esta mujer tan bella como sencillamente llamativa que pudo no haber existido, o ser un familiar cercano del pintor según algunos estudiosos de la obra, para muchos "la Mona Lisa del Norte". 









MIRADA

Presencia callada. 

Ley genuina que se mueve

entre la suavidad y el fuego, 

rostro que tiembla. 

 

Verdad descubriéndose

apasionada a la luz de otra luz,

mirada que provoca 

estremecimiento y belleza.

 

¿Qué importa todo lo demás

si en común vínculo está ante mí

desvaneciendo fronteras, 

moviéndome el corazón, 

perforándome sol a sol el alma

en deslumbrante vertical transito,

bella acrobática fijeza, 

mágica pirueta canalizada 

hacia los ojos absortos del amor?

 

Reclamos.

Hilos de luz.

Magnificencia.

Plenitud



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.




viernes, 8 de marzo de 2019

POEMAS


"El poeta" del pintor francés Roger De la Fresnaye !920










POEMAS


La noche se pasea en torno al claror

solar de la luna. Apacible, clara, leve,

mariposa de serenidad que va dejando

huellas de besos dormidos, memoria,

recuerdos, belleza de un rostro admirado.

Amorosas sorpresas, palabras ocultas

creciendo lentas para resbalar sin miedo

instante de plenitudpor las airosas

juntas de los dedos.

 

Poemas callados que ocultan,

a la espera de ser revelados,

inadvertencias caídas en aparente

olvido; poemas gratamente alterados,

nacidos al vuelo gravitacional del momento,

que van extendiéndose oportunos 

formandopájaros volanderos 

la hoja de ruta donde expectante 

de palabras y voces gramaticales

secan lágrimas verso a verso

entre ritmos de febriles aventuras.

 

Quiero, inspiración, que habites

conmigo deshaciendo precipicios

donde cae el espíritu con frecuencia;

que ambos, sujetos a las pertinaces

islas del mar de los abandonos, 

en un borbotón de templados sueños,

libres, en espacios sin fronteras,

movamos el corazón en la plenitud

de un eternal instante.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo 







sábado, 2 de marzo de 2019

EL ROCE


"El abrazo. Amantes II" Obra de Egon Schiele, 1917.

Egon Schiele nos muestra, en esta obra de trazos muy peculiares en su producción, unos amantes unidos en aparente desesperación sexual (como si hubiera en el acto cierta violencia), pero el uso que hace tan equilibrado del color refleja, a pesar del caos aparente que este acto puede producir en principio al espectador, cierta calma que su amor dispensa en el acercamiento tierno y pacífico del los cuerpos.






EL ROCE
               (Poemilla de amor)

El toque de tu piel

hace hervir la sangre,

provoca al rozarse con la mía

alborotado deleite,

se abreespacios de luz—

a un triunfal universo.

 

Grande, afortunado

hálito. Máxima hoguera

interior propagándose

entre dos, claros síntomas

de estar flotando sin límites

en lo más luminoso.

 

Milagro del querer.

Más allá de este sueño

perdemos la memoria,

tiempo sin dolor abierto,

hechicero, perfecto;

nos aleja de lo que duele,

se detiene en ambos

abriéndonos el alma

a la dicha iluminada

feliz infinitud— del amor.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.