COMO CLARO DÍA...
Camino por la vida
tal y como el claro día lo hace
en pos de la oscura noche.
Camino por la vida traslúcido
y tendido hacia la muerte,
como se tienden las estaciones
alentando y cerrando ciclos
naturales formando tiempo
y espacios, verdes páramos,
radiantes frutos, espigas,
cosechas, hojas y flores.
Paso a paso a paso –valles,
sierras, cielo, ríos, mares-,
todo cobra, punto y aparte,
sentido de éxodo y a la vez
de persistencia.
Bajo la tutela del latido
siento -gran nómada del camino
de los sueños- la existencia
bombear ajena a controversias,
desmanes y desvaríos.
Un árbol es un árbol,
y crece despacio como el mismo
paisaje que lo alimenta.
Como crece el ternero que pasta
hierba feliz en los prados
de la bonanza y de la dicha.
Como crece y se desarrolla,
¡oh, milagro! el resto de la fauna
y de la flora.
Sólo eso:
clara visión
y presencia sin pertinaces
preguntas.
Un día –frágil, vulnerable,
e inerme- dejaré de ser fecundo
panorama, para pasar a ser
vaga vicisitud de la nada.
Teo Revilla Bravo. 1985.