VERSE EN OTRA.
Estoy ante un
momento especial de la vida. Algo asustado ante los desequilibrios que bloquean
poco a poco el cuerpo llenándolo de pequeñas incomodidades, pero enamorado de
ese jirón de existencia que aún queda como flor que se resiste a marchitarse y morir.
Es posible que acabe llegando poco a poco una larga marea de olvidos, desconciertos y desánimos, a
la larga de total inconsciencia e imposible toma de conocimiento de lo que esté
sucediendo.
En ese
hipotético caso olvidaré nombres de calles y ciudades, de mares, ríos y
montañas, los números de teléfono retenidos, quién he sido y sigo siendo, qué he hecho y
haré; no recordaré los amores ni los amigos que tuve, la familia, las gentes
que con agrado traté, los libros leídos, los frutos artísticos que poco a poco
maduré. Todo será pasto del olvido. Como me gusta escribir, temblará el boli
con el que aún quiera seguir anotando aspectos trascendentales en el cuaderno
de contar la vida, como lo hará el libro entre las manos mientras quiera seguir
leyendo aunque no me entere de nada, el pincel ante la tela de pintar, los dedos ante las teclas del piano o el tenedor a la hora de comer, pensando si puedo pensar que estoy ante algún desarreglo neurológico por culpa de los
ataques que regala la vejez, pues llega un momento que se cierra la mente y se
niega a regir.
Llegará un día
en que despertaré por la mañana y no reconoceré el cuarto en el que pasé la noche:
estaré entonces ante una situación bien distinta fuera de casa, necesitado de
atención en un centro especializado.
Ojalá acabe siendo un viejto feliz con o sin Alzheimer. De los que no se enteran de nada y nada esperan. Con cambios de humor, imprecisas miradas y risas dirigidas a todos los lados y a ninguna parte, habiéndole desaparecido los sustantivos más simples y el lenguaje más común con que pronunciarse, al igual que el equilibrio, el control motor del cuerpo y la autonomía del sistema nervioso tan necesario. Seré un viejto feliz, sí, caído en la absoluta inconsciencia, antesala del lógico final. Cuando ese momento llegue, amigos, si no llega antes, habrá que verse en otra.
A saber dónde. Quizás en el mundo alternativo del todo y del jamás de
donde vinimos.
Barcelona,
septiembre del 2024.
ARTE Y POESÍA III
©Teo Revilla Bravo