ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

sábado, 26 de diciembre de 2020

NEGRA SOMBRA EN LA POESÍA DE ROSALÍA DE CASTRO

 




NEGRA SOMBRA EN LA POESÍA DE ROSALÍA DE CASTRO

 

        EL mágico universo del poeta tiende a crecer y ampliarse abriendo un amplio círculo interpretativo que pugna constantemente por cerrarse cubriendo así un ciclo, quizás el de la propia vida. La personalidad de la poeta  gallega va de este modo descarnando poco a poco, verso a verso, sus vivencias más intensas, impregnándolas de sensibilidad y coraje como si fueran dirigidas con tesón e intensidad hacia el nódulo último de su existencia. Rosalía escribe versos para tener constancia y consistencia de que respira y alienta vida en una sociedad nefasta para la mujer, obligada a preceptos, obligaciones  y anulación personal, plenamente machistas. Para huir de esa cruel opresión, escribe; para gritar y aligerar su íntimo dolor, escribe; para sentir con fuerza los latidos de su alma, escribe, escribe y escribe. Y lo hace de manera inteligente y asombrosa, centrándose en los sentimientos que provoca la tierra, el verde paisaje, los mares, pueblos y aldeas, estampas que recoge su alma interpretando la Galicia anclada en tradiciones y atrasos de un siglo estrecho y adocenado. Lo hace, no sin esfuerzo y disputa consigo misma; no sin desasosiego, agonía y dolor. 

        Rosalía lucha por lograr su propio mundo poético, que no es ni más ni menos que la historia del drama de cada poeta, buscando la palabra última, esa que siempre falta para cerrar el módulo sagrado que nos define de alguna manera como personas,  propicio para ser capturado por el proceso vital en constante devenir que no es más que la objetividad de la vida realizándose. Rosalía va hacia la creación poética por la necesidad de desahogos constantes. Su creación se inclina hacia la vertiente metafísica con el complejo sentido de la contemplación del mundo, intentando satisfacer sumisa y entregada esa voz interior que no puede acallar. Por eso en Rosalía, tras cada verso, tras cada fragmento de poema o escrito, hay una búsqueda inconsciente y afanosa de sí misma, a la vez que siente una obsesión por poner basamento y razón de ser a sus inquietudes. Lo hace mediante los versos. Intenta hallar, a través de ellos, la gravedad existencial necesaria intuyendo que tras el desánimo en que vive más allá de toda precariedad y abandono, el último eslabón a remontar es el de la  muerte.

 

        Rosalía es una poeta que se crece como tal a cada instante, a través del esfuerzo de sentirse viva; una poeta  que se alienta desde la desazón y la melancolía afanándose en hallar, tras la rima y el verso, el vehículo que le lleve a entender algo y compensar el dolor que su alma sufre. Intenta llegar hasta el meollo que su existencia encierra.

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inaplicable angustia,

hondo dolor del alma

recuerdo que no muere

deseo que no acaba.                                                                                       

vigilia de la noche,

torpe sueño del día

 es lo que queda del placer gustado,

 es el fruto podrido de la vida.

 

        El dolor como nota señalable de su vida, aun teniendo su comunicación, tanto vecinal como social con las gentes, un carácter agradable. Ambas formas de condición se pueden apreciar en su poesía, convirtiéndose la pena en una especie de tópico adjudicado pues su dolor quedaba sumido en un silencio reservado esencialmente a la contienda poética personal. El dolor, como la muerte, es algo intransferible del que uno no puede exonerarse fácilmente. En ese sentido Rosalía, por ser mujer “distinta”, fue también escritora incomprendida. Quizás por eso y por su manera de versar, se la ha valorado como sombra hermana de Gustavo Adolfo Bécquer al que se cree que llegó a conocer cuando ambos residían en Madrid, ambos poetas tardo-románticos. También se la relacionó con Espronceda, con Heine y Jorge Sand y, si buscamos referencias más cercanas en el tiempo, con Antonio Machado preferentemente ya que su poesía no deja de ser temporal, de fuerte inquietud y de una melancolía que se recoge en las imágenes que ofrece del mismo paisaje:

cómo chove mihudiña,

cómo mihudiño chove;

cómo chove mihudiño,

po-la banda de Laiño,

po-la banda de Lestróve.

 

        Al escribir en gallego -aunque también escribió dos libros magníficos de poemas en castellano-, Rosalía era consciente de que limitaba el alcance de su poesía al serle fiel a una lírica regionalista popular y folclórica, pero necesitada de voces que la situaran en el contexto nacional e internacional de manera clara. Sentía que al hablar de la tierra en que había nacido, tenía que utilizar por lógica y por sentimiento su propia lengua para exorcizar experiencias íntimas, familiares, sociales, injustas, fondo temático de gran hondura de donde arranca toda poesía. Tras ese intimismo a través de simbolismos y vacilaciones, buscó la revelación lírica de la idea social, la identificación afectiva con el otro y o lo otro, haciéndolo desde un exilio personalizado de vigor expresivo e imaginativo nacido de su exquisita sensibilidad al investigar el sentimiento de la mujer y del hombre cercano, posicionándolos así en el mundo de su tiempo, transcendiendo la verdad y la historia, trasmitiendo tensión emocional y dramática a través de la palabra convertida en poesía.

        Imágenes poderosas, rasgos de primer orden, comparaciones acertadísimas, una versificación inimitable, es lo que abunda en la poesía  de Rosalía. Campo, tierra, paisaje, son el marco inseparable desde donde  dibuja versos de íntimas emociones. El arte es el consuelo apasionado; es la terapia obligada; es el recurrente obligado para continuar vivos. Rosalía lo entiende así y así lo expresa desde un fino sentido de la ironía y del humor. Pero además, Rosalía tenía una profunda intuición del tiempo psíquico que le tocó vivir, siendo sin duda una aplicada precursora de la poesía contemporánea.

 

NEGRA SOMBRA

Cando penso que te fuches, 

negra sombra que me asombras, 

ó pé dos meus cabezales 

tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida, 

no mesmo sol te me amostras, 

i eres a estrela que brila, 

i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas, 

si choran, es ti que choras, 

i es o marmurio do río 

i es a noite

i es a aurora.

En todo estás e ti es todo, 

pra min i en min mesma moras, 

nin me abandonarás nunca, 

sombra que sempre me asombras.

 

NEGRA SOMBRA 

Traducción al castellano por  Mónica B. Suárez Groba

 

Cuando pienso que te fuiste,

negra sombra que me asombras, 

a los pies de mis cabezales, 

tornas haciéndome mofa

Cuando imagino que te has ido, 

en el mismo sol te me muestras,

y eres la estrella que brilla,

y eres el viento que zumba.

Si cantan, eres tú que cantas, 

si lloran, eres tú que lloras,

y eres el murmullo del río 

y eres la noche y eres la aurora

En todo estás y tú eres todo, 

para mí y en m misma moras, 

ni me abandonarás nunca,

sombra que siempre me asombras.

 

        Este poema, “Negra Sombra” se convirtió en una de las más emblemáticas canciones de la música gallega. El músico Xoán Montés (Lugo 1840-1899) unió letras con un alalá en A cruz do inicio. El tema completo e indiviso fue presentado por primera vez en el gran Teatro de la Habana en 1892.

        “Negra Sombra” Se considera uno de los cantos más hermosos y elementales de Galicia. El poema se funden con un abrazo melancólico a la música de modo que ya no se conciben separaciones entre ambas, tal es la fuerte simbiosis. La cantante Luz Casal nos da una bella muestra de ello…






Barcelona. Noviembre.-2013

©Teo Revilla Bravo

miércoles, 23 de diciembre de 2020

HABLAR CONTIGO


"La joven de la perla" obra de Vermeer, 1666





HABLAR CONTIGO

 

Me gusta hablar contigo.

Oírte entre transparencias y templanzas

cuando tu voz se convierte en algo más

que espuma, es paisaje, es juego,

es deleite que solo a ambos concierne.

 

Llega tu voz desde muy lejos quebrando

desalientos, atravesando cerrados espacios,

abriendo estancias dormidas -realidad, nido,

paisaje, asombro- neutralizando rumores.

 

Me agrada esa voz dulce y cercana rompiendo

separaciones que acaban con el vacío

que provocan silencios guardados entre

interrogantes e imprecisas incógnitas.

 

Tu voz, fecunda realidad,

me mantiene despierto,

atento  a la vida,

operando hacia tu cuerpo amoroso

 justo ahí  donde se liquida la anestesia 

de los sueños rotos.

 

Tu voz es redonda como las pupilas abiertas

de tus claros ojos que cuando hablas -serena

blancura- con amor mi cuerpo miman.



OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo.






lunes, 21 de diciembre de 2020

VIVIR EL AMOR

 


"El abrazo", obra de Egon Schiele, pintor y grabador expresionista austriaco.






VIVIR EL AMOR

 

Vivir el amor, la intensidad de ser complacientes 

para que la palabra repose dichosa en el cálido 

hangar de los corazones.

 La distancia se acorta cuando la caricia 

se desliza gozosa vientre arriba cubriendo los cuerpos 

de febriles amaneceres.

 

Despierto al sentir el golpe de la caída de la soledad 

certificando el feliz encuentro con el cálido albor 

del día. La luz del amanecer resbala por la ventana

entreabierta y se posa en tus ojos aún  adormecidos.

Hilvanados, los sentimientos se agigantan a medida 

que nos vamos envolviendo en la tornasolada madeja 

del afecto y la pasión.

 

Es dulce el momento. Distendidos sobre el lecho 

el deseo nos enlaza en los límites de la plenitud, 

fracciones inagotables de un letargo hormigueante 

y hermoso que nos convierte en saludables latidos de amor.


El silencio crece como irrefrenable madreselva....




OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo.







jueves, 17 de diciembre de 2020

EL POETA



Antonio Machado retratado por Joaquín Sorolla en el año 1918. Se lo regaló al poeta como un poema personal del pintor.





EL POETA

 

        El poeta se oculta en las cosas que percibe. El mundo es al mismo tiempo muchas cosas y la identidad de cada una de ellas participa activamente de las otras o son consecuencia. Hay que aprender a conjugar la lírica que habla del sentimiento, con aquello que se intenta describir del alrededor compartido o del mundo interior propio, el tiempo dictará su juicio al leer la manera de cantar la unicidad del mundo visible de cada quién. El poeta no construye poemas: siente el poema mientras éste se crea siendo presencia, esperanza y vigencia de la palabra. El poeta orienta su alma hacia el misterio en su viaje hacia el centro del sentimiento, revelando obsesiones, ensueños, duermevelas, desaciertos, pasiones.Cerrando los ojos, dejando que de la memoria brote lo inusual mágico, lo bello y misterioso, la intensidad emocional, la pureza y silencio formal del viaje interior que va tornándose en reflexión, meditación,  poema.

         La poesía, con esa sencillez que emociona, va de dentro afuera, del alma al exterior. El que ama el sentido de universalidad no caerá nunca en la visión parcial y nacionalista constreñidora de la realidad, pues la palabra poética no puede ser sectaria ni excluyente; no sabe de fronteras, pues representa lo mejor del humanismo al extenderse en pos del rescate de la realidad profunda en un intento por cruzar lo impenetrable, punto donde el alma se fusiona con el universo. Se escribe poesía para aprender a ser y estar en el mundo en plenitud de ser. Qué bien lo sabía Tagore cuando nos decía que “La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.”


Barcelona, diciembre del 2020.

©Teo Revilla Bravo