Primavera sobre la hierba fresca, obra de Antonio Sánchez Cabello, Sant Quirze del Valles, España
MIRLO BLANCO
Oleaje
verde de los sembrados al
paso
alegre
del viento. Turbulencias.
Tiembla
el sol impalpable dorando
la mies,
cubriendo
toda la circunferencia.
Por
entre los contornos amarillos,
alguna
amapola atrevida se presta a ser
recogida
en armonioso aprecio;
una
bandada de pájaros batiendo
alas,
sorprende en
quimérica sensación de encanto.
La
tierra, las huellas esparcidas
e
imborrables por el intenso verdor,
los
pozos de sangre y hiel aún en el corazón
ni
del todo secos ni del todo estériles
sobreviviendo en
imaginarias alegorías,
y
esos ojos tuyos quemando el aire
entre
burbujas frescas cubiertas
de
un púrpura dulcísimo que arrebata
la
luz del cielo suspirando con alivio,
mientras
el sol desciende por el valle.
Asoma
la esperanza, conciencia universal,
entre
bosques de robles y hayas: la vida,
impetuosa
e invariable, sigue saliendo al paso
entre
verdes arbolados, cristales celestes,
altas
cimas, y siempre, siempre, precisión poética,
entre el sorprendente revoloteo del mirlo blanco.
BROTAN LAS PALABRAS
© Teo Revilla Bravo