ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 25 de febrero de 2019

EL ENCANTAMIENTO EN EL ARTE.



            En la cueva Sibudu, Sudáfrica, se encontró una mezcla de pintura de ocre y leche de bóvido en un fragmento de una herramienta de piedra. Se calcula que tiene unos 49.000 años nada menos. Luego, hace miles y miles de años, el hombre prehistórico ya hacía pintura a base de leche, lo que da idea de la magia y de la sorpresa que este proceso producía en nuestros antepasados. De ahí hasta la fecha, el arte como necesidad de expresión, por fortuna ha sido una constante imparable. 





EL ENCANTAMIENTO EN EL ARTE.

¿Cómo canalizar el presente del arte, cómo  considerar su acontecer en general,  hacia dónde se dirige? La historia del arte se abre a ramificaciones como si fuera un árbol enorme, hermoso, complejo. Hay formas del arte, que en su novedad no se sabe muy bien dónde ubicarlas, qué estilo  asignarlas, a qué esfera incumben. El arte es un proceso en constante construcción, que en principio genera mucha incertidumbre y confusión. Al ser novedoso, ante su tenacidad y persistencia hay que  darle alguna respuesta crítica, a menudo sin saber de dónde partir para no fallar en el intento, pues nunca se está preparado para valorarlo de inmediato ya que requiere un período de reflexiva adaptación. Es el tiempo, su fugacidad y acabamiento, el encargado de ir filtrándolo para que de él quede la esencia de lo permanente. En todo caso, lo importante es que siga ocupando, en el devenir humano, el lugar privilegiado que como foco cultural le corresponde. 
El mundo de los sentimientos, de la intuición, de la sensibilidad  y del mismo pensamiento, ha de contrarrestar el lado más racional y lógico de la vida, teniendo el debido anclaje en nuestra formación como personas. Las cosas que vemos, aquello que consideramos propicio, conforman una disposición al sentimiento que los convoca, y ésta, a través de la elaboración orillando conflictos que surgen, produce arte.
Necesitamos del ensueño, del encantamiento, de la admiración, de la contemplación de lo bello e incomparable, para lograr ser y sentir hondamente. En la raíz de toda composición artística hay dos aspectos que son como la cara y la cruz de la moneda: sentimiento e intuición. Con eso ha de trabajar y crear su obra el artista, y luego mostrarla y entregarla para que sean otros quienes la juzguen, al fin y al cabo el arte y la cultura son un producto social que no debe medirse por lo fácil o difícil, pues entra dentro de la suma histórica de  acontecimientos y conocimientos en una tarea constante por ir transformando alquímicamente la naturaleza del hombre, haciendo que pueda vivir lo más plenamente que pueda no solo en el orden material, sino que también en el espiritual. Esa es la gnosis del encantamiento y ensimismamiento aquí esbozado, o lo que es lo mismo, del hecho artístico. Indudablemente, el arte caminará al lado del hombre siempre. Irá donde éste vaya, dándole sentido y asiento a medida que se revele y logre objetivarse en el plano oculto y transcendente de la realidad. 

Barcelona, febrero de 2019. 
©Teo Revilla Bravo.




miércoles, 20 de febrero de 2019

SIN EMBARGO…


"En alta mar" (1887) obra del pintor Salvador Abril, ubicada en el Museo del Prado de Madrid. 







SIN EMBARGO…


Las calles ruidosas  de la ciudad son un signo
de interrogación, un disloque sin memoria,
un apagado fulgor de sombras moviéndose
con desbaratado fatigoso ennegrecido vaho.

Tu voz se interrumpe por sorpresa. Calla,
en un destello de angustia, mientras giran
las achicadas islas de este enorme archipiélago
de cemento que va ahogando la penas tuyas
junto a las penas mías, mar amargo, esquivo
huidizo, vertiginoso, donde la insatisfacción
se interpone salpicando de decaimiento náufrago
versos borrosos del bloc roto de los sueños.

Memorias que me traen, al filo de la aurora,
ballenas, orcas, delfines, peces grandes y chicos,
que pasan huyendo; algas, arrecifes, corales
de hermosos océanos del olvido acusándome,
en este pago de urbana vida navegante,
de no saber responder a oleajes, cerrada,
turbulenta esfera, donde sin poder flotar
 –funesta perspectiva - temeroso me ahogo.

Sin embargo, lo que me falta en esta noche
aciaga de insomnio y honda penuria marina,
es  tu sonrisa, tu mirada airosa y alta,
batel seguro, guía iluminada que establece
y equilibra –universo de dicha y silencio-,
suspirado rumoroso, incesante aliento de amor.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.



lunes, 11 de febrero de 2019

SILENCIO Y CREATIVIDAD


Taller del pintor Pablo Ruiz Picasso





SILENCIO Y CREATIVIDAD


Un vuelo hacia lo claro, un esfuerzo por formar una exclusiva atrayente que comunique, que llegue a los demás de manera viva, poética, transformadora y permanente siento  debe ser el ejercicio, a través del silencio propiciador, de la creatividad. Sin embargo, el mero interés por crear, no lo es todo: debemos partir del principio de curiosidad, comedimiento y consideración, hacia la obra que se quiere realizar. Esto nos permite ser diletantes, laboriosos, apasionados.

El papel, la pared, el lienzo, el lápiz, el dibujo previo, las primeras pinceladas, los colores, la  poesía y escritura, el instrumento… Las posibilidades de matices que todo creador ofrece con su obra sea del tipo que sea, responden a la música interna que producen, a medida que se trabaja, los sentimientos que van  surgiendo. Ha habido artistas, como Kandinsky, que pintaban música en un acto por hacer de ella algo supremo y especial. En el silencio del estudio, con la música en el interior sonando, la melodía percibida necesariamente se transforma en formas, letras o colores. Los sentimientos revulsionan la memoria, activan la imaginación,  influyen de sobremanera. Sin ellos, no hay arte. La emoción actúa como una sustancia o materia primitiva y generosa, que al concentrarse en el artista lo impulsa a la creatividad, gozo pasional que va enriqueciéndolo poco a poco afinándolo más de estilo y experiencia. Luego la obra se presentará, ante ojos propios y ajenos, como una suerte de revelación que bien pudiera haber existido desde siempre, pues tiene el poder de hacerse eterna en quien así  la siente. Ese es el fin: encantamiento, quedar gratamente sorprendidos y alucinados admirando, con sus distinciones, obras maestras cargadas de plenitud y firmeza.

Hay que romper la inseguridad ante la implacable dureza de la realidad, a medida que se trabaja; expresar ese tiempo de silencio, con preocupaciones esenciales y sensibles estremecimientos; caminar, ante la implacable dureza de la realidad, hacia lo emotivo transformador que exprese elementos conceptuales a través de  vibrantes imágenes y gratas sensaciones. No hay artista que quede completamente contento con su obra. Si fuera así, sería una vanidad imperdonable. El creador necesita sostenerse entre inseguridades y dudas, pero que alumbren certezas; asegurarse anhelante de luz y búsquedas, ese silencio revelador necesario, para diluirse luego intenso y palpitante en el reconfortante vacío creador. Momentos que proporcionan la expectativa de lograr entrar en la nebulosa de un universo nuevo, pleno de formas, sonidos y colores.


Barcelona, febrero de 2019.
©Teo Revilla Bravo.

jueves, 7 de febrero de 2019

QUÉ COLOR


"El sembrador", 1888. Obra de Vincent Van Gogh. 

      El color en Van Gogh representa la emoción -también en poesía- hallada en una escena, vista desde su perspectiva. Gama de tonos entrelazados, motivando la aparición de sombras habitualmente coloreadas que recuerdan al Impresionismo. Pincelada suelta y atrevida, trabajada con rapidez y firmeza, en la que se aprecia claramente la textura del óleo, provocando un mayor acercamiento hacia el espectador. La luna, el sol, los consigue con trazos radiales, círculos planos con los que cree obtener, y lo consigue, mayor luminosidad. Un genio.  









QUÉ COLOR

 

¿Con qué color soñaba Van Gogh,

cuando tenía un mal dormir?

 

El sonido del lenguaje, la alteración

ruidosa de la palabra, la forma

en que llega a los otros y esa curva

rítmica variablemente dudosa donde

sueñan poetas, músicos, pintores...

 

Pensar que algo bueno animan

pródigas lecciones de pinceles,

notas, barros o escritos, ayudando

a amar con intensidad la vida.

 

Mi padre se llamaba Alejandro

y era minero. Murió por clínicos

descuidos, nunca aclarados ni reclamados.

Mi madre, que aún vive cuando

esto escribo, no se resigna a no poder

coser, planchar, o leer como hizo toda

su vida mientras cuidaba de sus hijos, 

no se resigna en su infecunda vejez

de alma temblorosa y floja voz, 

a tener cercenadas sus alas.

 

Pero el corazón sigue estudiando la vida 

por ver de comprender algo,

latiendo ilusionado, dando frutos, 

volteando sangre, mostrando día a día 

con el alma de los hijos, de los nietos 

y el amor que feliz me acompaña, 

que el sol pese a todo, para llenarnos 

la vida de esparcidos colores, 

sale puntual y radiante cada mañana.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.


martes, 5 de febrero de 2019

ALGO MÁS SOBRE LA OBRA ARTÍSTICA. “CRITERIOS DE CALIDAD”


"Estudio para composición VII", obra del pintor ruso Wassily Kandinsky

Las pinturas de Kandinsky muestran una tendencia hacia la plenitud, por la equivalencia en intensidad de las áreas de color y la superficie reluciente que destruye toda ilusión de profundidad.






ALGO MÁS SOBRE LA OBRA ARTÍSTICA.
“CRITERIOS DE CALIDAD”

Los criterios de calidad en toda obra artístico-literaria, devienen en gran parte del momento en que ésta aparece dentro de un contexto determinado, considerándosela útil en la afinación de un estilo al que se quiere beneficiar por supuestos valores previamente concertados o preestablecidos desde  sombras controladoras dominantes. Valores –llámenseles de estilo, tendencia, agrupación, escuela, etc.- puestos en boga por quienes se proclaman responsables intelectuales a la hora de decidir sobre el  arte y su destino, valorando contenidos y tendencias sin admisión de réplicas ya que todo -y todos- está comprado y hábilmente retribuido por soportes especulativos de la oferta y la demanda. Hablo de quienes dictaminan, enjuician, favorecen, discriminan (con respaldo académico o político a menudo), a capricho, dando por sentadas unas opciones sobre otras  al hilo de intereses concretos sin importarles realmente hallar lo esencial comunicativo, valores necesarios que van surgiendo y transformando el arte desde la soledad y sinceridad sin hacer mucho ruido.
Cualquier supuesta obra de arte que pudiera marcar directrices o tendencias novedosas a considerar, han de venir avaladas por esos importantes señores, o simplemente no ser salvo en milagrosas excepciones. Esto da idea del daño que puede ocasionar, en la historia del arte y en su desarrollo a lo largo de los siglos, la manipulación y el interés de los que poseen el poder de decidir y la potestad de influir, creando cátedra y abriendo espacios al público. A mi modo de entender, el hecho artístico no tiene más credibilidad en estos juicios que la que deviene de círculos determinados con fuertes intereses en esquemas elegidos en todo momento bien protegidos por las redes que dominan el comercio. Provechos e intereses económicos que subyugan al arte espontáneo en un intento por anularlo. Intereses y provechos que varían según la época y criterios del momento, pero que incitan a entrar y persistir, casi por obligación, en una corriente determinada,  lo que no deja de ser una cuestión de prácticas amparadas y protegidas, lanzadas con mucho ruido o boato, volátiles y arbitrarias como para atribuirles respeto como determinantes en el hacer cultural.
Lo vemos en ferias de arte, en galerías, en exposiciones más o menos rimbombantes, a través de sorprendentes anuncios, o en medios donde aparecen críticas influyentes. Todo es subjetivo en el arte. La mayoría de lo que hoy son aparentes relumbres cegadores, acaban al cabo en oscuras naderías. Estamos condicionados por el consumo rápido, por efecto del camelo; estamos atraídos por la publicidad, quizás  sin habernos detenido realmente en la obra señalada para poder vivirla desde la necesaria emoción o desinterés. Nada puede considerarse de validez universal ni llegar a todo tipo de público, ya que afortunadamente siempre hay quien sabe elegir por sí mismo huyendo de engaño fácil o de la ortodoxia impuesta por ímprobas academias o escuelas condicionadas por intereses especulativos. Huir de los convencionalismos que genera  lo mediático a bombo y platillo, ayuda a saber elegir y encontrar valores más allá de los que intentan meternos a toda costa por los ojos como si fuéramos estúpidas esponjas.
Es esencial, ese aparte que hacemos al mirar una obra, el silencio revelador, la distancia necesaria de observación, no sólo para valorar lo notable creíble que nos impresiona y fascina, sino que también para ayudarnos en la propia creación particular si a ello nos dedicamos, fuera de influencias perniciosas. Hay que saber apartar (esto es lo difícil como todo en la vida) el trigo de la paja, y sobre todo saber descubrir la maléfica cizaña protegiéndonos de cicutas o perejiles de los marjales que embellece caminos pero que ingeridos matan. 

Un análisis desapasionado, dejándonos mecer por la melodía del instante, nos pondrá en alerta inmediata del farsante, acercándonos mejor a la obra de calidad, al autor, al artista. Y aprender a seguir avanzando.

Barcelona.-29.-07.-2012.
©Teo Revilla Bravo.