Taller del pintor Pablo Ruiz Picasso
SILENCIO Y
CREATIVIDAD
Un vuelo hacia
lo claro, un esfuerzo por formar una exclusiva atrayente que comunique, que
llegue a los demás de manera viva, poética, transformadora y permanente
siento debe ser el ejercicio, a través
del silencio propiciador, de la creatividad. Sin embargo, el mero interés por crear,
no lo es todo: debemos partir del principio de curiosidad, comedimiento y
consideración, hacia la obra que se quiere realizar. Esto nos permite ser
diletantes, laboriosos, apasionados.
El papel, la
pared, el lienzo, el lápiz, el dibujo previo, las primeras pinceladas, los
colores, la poesía y escritura, el
instrumento… Las posibilidades de matices que todo creador ofrece con su obra
sea del tipo que sea, responden a la música interna que producen, a medida que se
trabaja, los sentimientos que van surgiendo.
Ha habido artistas, como Kandinsky, que pintaban música en un acto por hacer de
ella algo supremo y especial. En el silencio del estudio, con la música en el
interior sonando, la melodía percibida necesariamente se transforma en formas,
letras o colores. Los sentimientos revulsionan la memoria, activan la
imaginación, influyen de sobremanera. Sin
ellos, no hay arte. La emoción actúa como una sustancia o materia primitiva y
generosa, que al concentrarse en el artista lo impulsa a la creatividad, gozo
pasional que va enriqueciéndolo poco a poco afinándolo más de estilo y experiencia.
Luego la obra se presentará, ante ojos propios y ajenos, como una suerte de
revelación que bien pudiera haber existido desde siempre, pues tiene el poder
de hacerse eterna en quien así la siente.
Ese es el fin: encantamiento, quedar gratamente sorprendidos y alucinados admirando,
con sus distinciones, obras maestras cargadas de plenitud y firmeza.
Hay que romper
la inseguridad ante la implacable dureza de la realidad, a medida que se
trabaja; expresar ese tiempo de silencio, con preocupaciones esenciales y
sensibles estremecimientos; caminar, ante la implacable dureza de la realidad,
hacia lo emotivo transformador que exprese elementos conceptuales a través de vibrantes imágenes y gratas sensaciones. No
hay artista que quede completamente contento con su obra. Si fuera así, sería
una vanidad imperdonable. El creador necesita sostenerse entre inseguridades y
dudas, pero que alumbren certezas; asegurarse anhelante de luz y búsquedas, ese
silencio revelador necesario, para diluirse luego intenso y palpitante en el reconfortante
vacío creador. Momentos que proporcionan la expectativa de lograr entrar en la
nebulosa de un universo nuevo, pleno de formas, sonidos y colores.
Barcelona, febrero
de 2019.
©Teo Revilla Bravo.
No es bueno generalizar, pero pienso que todos los que creamos tenemos cierta música en el interior que acompasa cada pincelada o la idea del dibujo, los trazos, las líneas o en mi caso las imágenes que busco sin cesar hasta encontrar la adecuada y con ella terminar la obra, ojalá con algún acierto, fruto éste del ritmo y composición que ofrece la música de nuestro silencio interior. Muy bueno. Besos
ResponderEliminarSí, esa música que nos asiste nos permite hallar el tiempo de la tranquilidad, el momento de la paz interna que acierta; cuando eso no es así, es mejor dejarlo y esperar... El arte requiere su momento especial en que te olvidas del resto.
EliminarUn abrazo.
Karyn Huberman ; qué bello es lo que has comentado....
EliminarVamos, que lo dices muy bien, amigo. Claro, lo difícil es "sacar" eso que llevamos dentro con arte y sinceridad: para lo primero hay que tener talento-oficio, para lo segundo se necesita mucha honestidad, y, hasta algo de valor personal...a veces pensamos —o pienso— cada cosa! Pero, sobre todo en poesía —pienso yo— se necesita la mayor sinceridad, lucirse desnudo; en fin, expresar sin tapujos el sentimiento que te lleva a escribir un poema...y no siempre es fácil.
ResponderEliminarAbrazos
La sinceridad debe de ser lo que aliente y de luz a cualquier práctica artística, y también humana. Algo de lo que adolece, y mucho por desgracia, nuestras sociedades.
EliminarGracias por esta reflexión apreciado José.
Un abrazo.
Los silencios... los adoro poeta....siento el latir de mi pecho el susurrar del viento en los oídos y reemplazo lo que siento con algo nuevo recreándome de nuevo . Disfruto inmensamente tus palabras en mi silencio...
ResponderEliminarUn abrazo inmenso
Para mí es una grata alegría que eso suceda así, Mucha.
EliminarGracias por tu visita, gracias por tus cálidas y hermosas palabras.
Un abrazo.
En los silencios del artista se encierra su obra,sucumbir a sacarlos a la luz es difícil y no siempre es el momento, se va demorando hasta que es tal la fuerza interior que necesita darla a conocer y es entonces cuando se produce el alumbramiento.
ResponderEliminarAsí es como yo entiendo lo que tu nos trasmites en este texto Teo.
Un abrazo
Puri
Y bien entendido está, amiga Puri. Ciertamente, la emoción al llegar a un punto, ha de explotar y surgir por algún lado, en este caso en forma de arte.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por gentil comentario.
Abrazos.
Certera y abrumadora descripción que no puedo dejar de compartir plenamente. Imposible expresarlo mejor, amigo Teo. Abrazos agradecidos.
ResponderEliminarSolemos coincidir afortunadamente, amigo Francisco. No es fácil encontrar personas receptivas, sensibles, que hagan de la vida una plenitud, en este caso -y siempre- artística.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras que, como pinceladas de colores, animan a seguir intentándolo siempre.
Fuerte abrazo.