ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

martes, 29 de septiembre de 2020

LA INEXORABLE EVOLUCIÓN ARTÍSTICA (Y SU ETIQUETADO)

Autorretrato del pintor Pablo Ruiz Picasso. 





LA INEXORABLE EVOLUCIÓN ARTÍSTICA

                                                         (Y SU ETIQUETADO)

 

Parece ser que el arte, en principio, mirado y contemplado en un estado ideal, no entiende de etiquetas, ya que las obras aparentemente novedosas son consecuencia de otras que les precedieron. Mala cosa la de etiquetarlo o encasillarlo por mor de hacerlo diferenteincomparable e imponderable; mala de poner límites y fronteras entre unas cosas y otras cuando van, como sucede en las formas artísticas, tan ligadas y hermanadas en lo fundamental. En arte hay que saber distinguir muy bien a la hora de hacerlo, ya que suele medirse más por intereses que por mostrar singular tendenciaHay movimientos de esto y de lo otro; amigos de esto y de lo de más allá; directrices que marcan o lo intentan, supuestos rumbos novedosos. Es un error abusar de la tendencia que tenemos catalogar y remarcar lo que creemos diferente, ya que si nos pusiéramos a la contra y dejáramos en libertad la perspectiva aleatoria de su visión, podríamos llegar, si fuera esto posible, hasta Altamira a través del tiempo, encontrando por el camino arte de todo tipo, tendencias que van desde lo figurativo primitivo comunicando mensajes a lo abstracto, dándose la mano, permaneciendo sus formas naturales y espontáneas, evolucionando sin hacer tanto ruido como el que produce con frecuencia ahora. Nada hay nuevo bajo el sol. Lo que sí hay, son señores que con su esfuerzo, devoción, valía y nobleza, a lo largo de la historia de la humanidad nos han ido mostrando y demostrando arte como expresión del espíritu de una época, demostrando lo que cambia y cómo cambia, porque así podremos descubrir precisamente lo que no cambia.  

El arte por fortuna, siempre nos ha acompañado.  Siempre ha sido invención o hallazgo del ensueño y de la idea y, ante los cambios necesarios se ha manifestado vanguardista. El arte se mantiene y no envejece. Nos lo muestra William Turner, en su obra tardía; nos lo enseña Goya, en sus concepciones expresionistas tan adelantadas a su época; nos lo muestran los inspirados italianos del quattrocento; o Velázquez o el Greco… Los grandes pintores –sus obras- nunca dejan de ser modernos, pues no se apaga en ellos, pese al paso inexorable del tiempo, el poder de generar sorpresa. Este es el gran acierto y grandeza de la pintura y del arte en general. Todo lo que es capaz de asombrar y revitalizarse en el espectador a lo largo de los años o de los siglos, es moderno independientemente de la época en que apareció. Partiendo de esta premisa, podemos decir que avanzamos, que seguimos el recorrido, que el buen artista se adelanta a su tiempo con naturalidad, siendo una de sus virtudes sentir el arte más puro, su evolución, lo ineludible de la comprensión artística, la clarividencia y exégesis de los estímulos, la necesidad perentoria de  ponerlo en marcha.

Cierto es que hay que liberar al arte de tradicionales fines inmovilistas, algo que hizo muy bien el impresionismo sin que significase por ello el ocaso de la figuración. La voluntad de novedad, es consustancial al artista y a la sociedad. De esta manera se avanza, agrandándose la percepción artística. Un ejemplo de ello, el impresionante movimiento postimpresionista con Paul Cèzanne a la cabeza. Movimiento al que no parecía interesarle continuar con la dinámica decimonónica establecida, y sí la plasmación fugaz de luces y sensaciones, iniciándose de este modo el arte moderno. Al parecer, cosa curiosa, influido también por la estampería japonesa con sus trazos y rebordes gruesos de perspectiva sesgada, que influyó en pintores como Edgar Degas, Toulouse-Lautrec y otros, suponiendo toda una  sorprendente revolución artística. 

Está claro que en cada paso, en cada forzamiento o sendero por el que ha caminado, camina o caminará el arte, hay una tendencia natural a significarlo, a ponerle nombre, a clasificarlo sea como escuela o tendencia, a querer dejar constancia de que se inicia una nueva etapa. Todos aquellos pintores que ejemplaricen una sensibilidad colectiva, darán lugar a un movimiento diferencial inevitable. Pero todo es consecuencia de algo que le precede y desde donde el arte se impulsa, bagaje artístico donde sin duda maman los artistas. En el caso del impresionismo, las diferentes actitudes y estilos pictóricos que surgirían de rescoldos anteriores desplegarían, en las diferentes corrientes que se dieron a lo largo del siglo XX., la definición conceptual como basamento que perfeccionaría las inmediatas vanguardias. Pero eso no significa nada más y nada menos, que el avance y alimento del cauce de un imparable e inmenso río, caudal de grandes emociones.


Barcelona.-abril.2013.

©Teo Revilla Bravo. 




 

viernes, 25 de septiembre de 2020

PRESAGIOS




 "El grito" de Edvard  Munch 1893




PRESAGIOS

 

El tiempo quiebra palabras, envuelve estelares luces en hondas

desoladas oscuridades. El polen del ideario se desbarata

en débiles impulsos. ¿Dónde la  tierra  verde de esquilas

de animales, zumbidos de abejas, de jilgueros y ruiseñores

sobre altivos cipreses, riegos y rizomas, soles que ayuden

a enraizar los fértiles espacios del vitalicio valle?

 

La transparente contextura del eclipse proyectándose

a tientas por senderos y regueros que la lluvia empapa,

parece desfallecer; gravitando por el hueco de  una dispersa

esponja, se desdibuja entre sempiternas desoladas ruinas.

 

La luna, reposada o perdida en meteorismos inciertos,

aflora al tacto cósmico de las redes interestelares,

ascendiendo luminosa hacia confines donde se despejan

las vitales incógnitas ecuacionales que ayudan a sobrevivir.

 

Luce a su vez enloquecido el vértigo transgresor de la nada,

dispara trepidantes saetas sobre la noche de la rabia.

Un corazón mal dormido, con asombrados ojos ante desolados

presagios en el devenir de la existencia humana,

en un silencio de raíces cúbicas indescifrables, inefable sufre....  


OCÉANOS DE LUNA 

(Cuaderno  VIII (1984-1987)

©Teo Revilla Bravo.  




miércoles, 16 de septiembre de 2020

VIDA INTERIOR


Obra del pintor segoviano Esteban Vicente


Perteneciente a la Escuela de Nueva York, años cincuenta, Vicente comparte estudio con De Kooning, que será su interlocutor en la Escuela. Más tarde trabajaría la técnica color field, en la década de los sesenta el gesto y la línea son determinantes para su obra serena, nunca abrupta. La evolución en los años 70 y 80 camina hacia una composición más precisa, con formas más contundentes y una gran armonía en el color. El caos y la acción se retiran abriendo paso a una obra despojada y calmada, en la que la textura, luz y color, brillan por encima de la estructura y la composición.



VIDA INTERIOR

 

Existe una vida interior, que con frecuencia olvidamos. Quizás porque intentan apagarla desde la cuna moldeándola a capricho de intereses políticos y aleccionadores. El poder intenta controlar -ruidos, temores- conciencias  para perpetuarse. Pese a todo, poseemos una vida interior crítica, que se revela, que no quiere verse afectada en lo fundamental por muchos poderes, revoluciones, vaivenes y sacudidas que se produzcan en la sociedad. Hay conciencias, por fortuna, que saben guardar y hacer valer su integridad. Para el poeta y novelista Borís Pasternak, eran los campesinos, los lugareños y gente sencilla e iletrada del campo ruso, quienes representaban, en su distancia de la ciudad y del poder, esta autenticidad humana deseable.

Las sacudidas, los movimientos, los cambios precipitados, no son siempre sinónimo de razón, progreso y paz. La armonía y la libertad, no es algo que se regala con carteles, arengas, ni pasquines, estos solo sirven para narcotizar conciencias por mucho que se pregonen desde actitudes políticas atractivas, sean éstas de gremios, asociaciones, sindicales, nacionalistas, o religiosas. Tampoco se compran, venden ni  regalan, como prometen voceros oportunos de la falacia y el contrasentido. La razón, la libertad y la paz, son sentimientos que han de producirse de dentro hacia afuera, algo que debemos dejar desarrollar en nuestro interior, difundiéndolo llegado el momento de madurez, con ejemplar modestia. El ser humano ha de mirar a lo más íntimo de sí mismo, sabiendo extraer de él ponderación, tranquilidad, equilibrio, aportándolo con generosidad a otros. Esta debe ser la fundamental rebeldía de cada cual: la de mirarnos y encontrarnos; la de no sentirnos manipulados ni conducidos como obedientes ovejas; la que sentimos con limpieza de ánimo, causa primordial por la que merece la pena luchar para ganar la batalla de la concordia y de la solidaridad.

El mundo está convulso y desorientado. Nos quieren serviles, marionetas manipuladas por aquellos que creen mover hilos y conciencias para hacerlas caer en la visión parcial de la realidad. Pretenden obligarnos a tomar partido con arengas, himnos, patriotismos, escudos, banderas..., todo eso que encierra y crea barreras entre gentes y pueblos. Estos actos y manifiestos políticos, casi siempre enfrentados entre sí, nos alejan cada vez más de lo universal solidario, de lo humano bien entendido,  de los valores que congregan y suman.

El ser humano, a lo largo de su historia y pese a todo ostracismo, se ha ido mestizando, echando raíces en otras culturas, entendiéndose con otras lenguas,  asumiéndolas, ayudando a fermentar unicidad, en un deseo de hallar la emancipación personal y colectiva a través del conocimiento y la convivencia en bien recíproco. Hay que derribar, desde el corazón de cada cual, abruptas e interesadas fronteras que dividen, enemistan, separan, y hasta matan.     


Barcelona, septiembre de 2017  

©Teo Revilla Bravo.



 

jueves, 10 de septiembre de 2020

CÓMO SITUARNOS ANTE EL ARTE

 


"Jardín leal", 2016. Obra de Santiago Giralda, representante de la joven pintura española.







CÓMO SITUARNOS ANTE EL ARTE

 

 Hay muchas maneras de aproximarse al arte. Todas, si son nobles y sinceras, suman criterios. El arte es un bien colectivo que se asume desde la experiencia individual a través de  la sensibilidad, algo que depende de la educación recibida, del criterio logrado, de la forma de entenderlo y captarlo apoyándonos en parámetros que puedan servirnos de guías. El arte para sobrevivir, ha de demostrar su utilidad, su necesidad, su relevancia social; y a nivel particular, ser reflejo de las propias inquietudes y sensibilidades, no sólo como imagen o icono impactante, sino también como profunda reflexión sobre quiénes somos y hacia dónde deseamos dirigirnos. El arte, que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia, previsiblemente siga haciéndolo todo el tiempo en que éste habite la tierra. Por tanto, la forma de que sea útil a la sociedad, es que se dirija  hacia una sensibilidad poética transformadora. Pluralidad y libertad que han de ser exponentes de una dimensión humana inteligente, sobre todo cuando hay que cubrir intervalos entre un momento artístico y otro, entre una crisis creativa y otra, entre el impasse que se produce ente dos épocas, momento histórico en que tienen lugar importantes cambios.

Al arte hay que acercarse con pureza de intención y con los ojos bien abiertos, dejándose invadir por el deslumbre que toda buena obra posee, subrayando el espacio que ocupa, sabiendo aprovechar al máximo el potencial emocional y reflexivo que contiene. Todo se ha de interrelacionar, buscando el ritmo, el latido, la cadencia emocional; intentando hallar, de este modo, la interrelación de poderes efectivos que se producen entre obra y espectador, vínculos sensibles que dejen huellas definitorias.

Se logra entender de arte, a través de una labor de indagación y de estudio; de mirada atenta; de cuadrarse ante la obra largo rato dejando que ésta que se manifieste. De este modo podremos descubrir claves, que descifren el porqué del gran interés que despierta en nosotros. Los espacios y las razones ocultas, si somos receptivos, se abren como soles, se magnifican como deslumbrantes firmamentos.

Es interesante pensar -o reflexionar- en la mejor manera de educar o presentar el arte a quien lo precise. Hacer hincapié en que se haga desde la infancia, pues es el mejor momento para canalizarlo hacia la sensibilidad y el entendimiento del niño que crece. Y si es posible, intentar despertar a los que a nuestro lado permanecen indiferentes, cuando no contrarios o cerrados a la importancia cultural y humana que posee. Quizás no haya una solución concreta; quizás cada uno debamos acercarnos al arte sintiendo el paradigma de la magia que desprende, asumiéndola sin explicaciones ya que a veces éstas confunden más que aclaran anulando el instinto libertario e innato de todo observador. Al arte se puede llegar de muchas formas. Todas pueden ser válidas si el fin lo es. Todas pueden sumar, si son abiertas y sinceras, si modelan nuestras mentes para lograr un buen criterio. El colectivo suele acercarse a las grandes exposiciones, condicionado por estándares definidos que marcan propósitos no siempre loables pues a menudo están guiados por intereses gremiales y comerciales. Si el arte deja de ser útil a nivel emocional para convertirse en artículo de compra venta, muere su razón de ser y con él la cultura y el saber humano al no apreciarse ni valorarse los loables impulsos  que lo hacen posible.

 
Barcelona. Abril de 2013.

©Teo Revilla Bravo.