Obra del interesante pintor ruso Vasili Kandinski, precursor del arte abstracto lírico y del expresionismo
TODO LO HACE POSIBLE EL VIENTO...
Tiempo oxidado. Sin sucedáneo.
Oculto por los arrabales de la personal
historia, presto a hacerse claridad aquí
en la ciudad de los ruidos donde la soledad
ronda aunándonos más en el embeleso
de la soñada templanza.
Hechizo recogido por calles y plazas donde
reposan los mayores sus horas, días,
años, sus dormidas estólidas destemplanzas.
Ausente a solo unos quilómetros, te presiento
herida enlazando lloros y gritos que se ondulan
y emigran con el viento del adiós.
Hablarte despacio. Recogerte. Tomar
el bus de las circunstancias dañinas devueltos
al mundo sin ruidos de la destartalada habitación
del hotel Regina. Y amarte.
Nadie interroga este tiempo nostálgico
que nos convierte en niños desarmados.
Oigo respirar la noche mientras espero
con intensidad el nuevo día para verte junto
a mí, no soñada sino real, acunados ambos
en el mimo y la magia de la sábana y el abrazo.
Nada es lo mismo, nada permanece,
ni este sueño que te sueña, ni el dolor que
no permite reconciliarnos con la vida.
Duerme amor mientras llega el día,
recogida en la embriaguez que deja en la estancia
la envolvente brisa de la ilusión .
Todo lo hace posible el viento,
la brisa, el sol, las nubes, la noche...
Perpignan 23 de mayo de 1985.
©Teo Revilla Bravo.