ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

martes, 12 de julio de 2022

COMPRAR ARTE (Reflexión)

 


Algunas obras  de arte consideradas de las más caras. 





COMPRAR  ARTE  (Reflexión)

 

    El mercadeo del arte es la causa principal  de su alejamiento del trabajo creativo, de la ocultación de la belleza y de sus formas a la gente común que se supone son sus destinatarios.

    Se discute mucho en arte qué es belleza y qué no lo es, si da o no da igual. No solo hay que remitirse a la especulación artística para hablar de este alejamiento, sino también  a la filosófica y científica que definen el concepto ético de belleza. Hemos de preguntarnos, como artistas o amantes del arte, de qué manera lo sentimos, cómo y por qué creamos, exponemos, o admiramos obras. 

    La pregunta que planteo: ¿Para qué y por qué se compra arte? Hay quienes se gastan dinero en ello, pensando que la compra puede serles útil sobre todo como negocio. Como decía alguien sensible:¿Para qué queremos aviones sin violines?" ¿Para qué calles si solo nos llevan a nuestra diaria esclavitud? ¿Trabajamos para comer, para servir, para realizarnos o para todo ello a la vez? ¿Cuál es el sentido máximo que le hemos de dar a la vida? Para mí es imprescindible, cuando contemplo una obra de arte colgada en una pared, meditar sobre lo que estoy viendo mientras tomo un buen vino y escucho música de Borodin, Dvorak, o Falla por ejemplo. Escuchar música es indispensable para sentir que vivo y vibro, algo que deberíamos tener solucionado -tras las necesidades básicas de la existencia humana- todo el mundo por imperativo legal. Nada de lo que hablamos tiene una utilidad y un sentido si no es a través de la emoción, del estremecimiento, de la sensibilidad. Entonces, ¿qué significación tiene comerciar con arte? ¿Se prostituye una obra al obtenerla con dinero? ¿Nos prostituimos al comprarla con ese fin? ¿Se prostituye el artista que la crea consciente de adónde va a ir a parar su obra?

    Toda persona inteligente tras admirar una obra  tiende a reflexionar, pues el artista nos ha dejado ante esa opción abriéndonos ventanas novedosas, proporcionándonos espejos que nos invitan al diálogo, bien sea en compañía o en íntima soledad. El arte, cuando se ha liberado del vacío y de la superficialidad yendo hacia valores nobles, es cuando de verdad se hace necesario pues se convierte en parte fundamental de la subsistencia de cualquier persona que haya trascendido la frivolidad. El arte siempre ofrece algo novedoso. Nos invita a opinar, a divergir, a pensar. Acompaña y se expande de unas mentes a otras, propagándose en libertad. ¿Por qué negociar con el arte, entonces? ¿Para el disfrute afectivo, quizás intelectual y espiritual que pueda producir? ¿No hay una notable contradicción entre el sentimiento que provoca y el hecho de hacer de él un negocio intercambiable? Por otro lado ¿cómo reconocer que una pieza es arte? ¿Quién lo dictamina y pone precio? ¿No darán muchas veces a través del márquetin gato por liebre? Para que esto no suceda conviene leer mucho –apreciación e historia- sobre arte, y ver obras originales si nos es posible, educando los sentidos sabiendo que incide en ello el propio gusto y criterio a la hora de buscar, encontrar y admirar esa obra que va a hacernos felices. Por desgracia, el llamado mercado del arte, es prácticamente el único canal que nos puede proporcionar la obtención de la obra que amamos.       

    El precio de una obra de arte es relativo y discutible. Las consideradas buenas, se encarecen día a día debido al valor especulativo. Todo objeto de invención, acaba teniendo un valor práctico. Este es el profundo drama que vive el arte y por consiguiente el artista cabal y honesto que ve en ello un camino inapropiado a su labor, aún siendo consciente que para crear y vivir hay que tener medios económicos estables. El arte nace de la  emoción. El dinero, las transacciones, ventas, bonos del tesoro, lo que sea, no deberían intervenir para nada, sería la única  forma de conservar su honestidad. No sucede así por desgracia: el artista si quiere sobrevivir, ha de pasar por el aro y vender al mejor postor su obra, le guste o no.

 

Barcelona.-Noviembre.-2014

©Teo Revilla Bravo.






miércoles, 6 de julio de 2022

BUFA EL VIENTO

 



"El beso" Obra de Toulouse-Lautrec







BUFA EL VIENTO

 

Bufa el viento. Toca

húmedo tu boca.

 

Tiemblas levemente

en alas de goce y dulzura.

 

Mensaje lúcido:

toda tú —fondo hermoso

de tus ojos—  exultante,

reclama Intimidad

en hermosa convivencia,

mientras vas desplegando

la mano por mi piel,

cántico en un solo ser,

oda brillante al querer,

dicha, encuentro, ternura.


Todo se refugia hoy, amor,

en torno a tu  sonrisa.




FLOTAN LAS PALABRAS

© Teo Revilla Bravo






sábado, 2 de julio de 2022

LABOR DE POETA

 


Retrato de Antonio Machado, sanguina realizada por leandro Oroz Lacalle







 LABOR DE POETA

 

    Hace más de cincuenta años que escribo poesía, con mayor o menor acierto, voluntarioso y sin interrupción, tan vital y sustancial la he sentido desde siempre. Poemas guardados en una treintena de cuadernos cuadriculados escritos a un solo espacio. Mi primer libro, debidamente publicado por una editorial madrileña hace unos cuantos años, me acercó a lo que la ilusión nos reclama: ser de algún modo conocido y valorado como poeta fuera del ámbito personal e íntimo. Fue el momento de las presentaciones públicas, de ganarle momentos a la timidez, de ser mejor o peor valorado, de llegar —¡con poesía, qué valiente!— a la feria del libro de Madrid henchido como un chiquillo de emoción. Si dejamos a un lado la mención hecha por el autoparlante de que firmaba a unas horas determinadas el libro, pocos resultados complacientes más hubo en ventas, fuera de personas amigas y conocidas, la poesía no vende. Aún así, perduró el impacto y el asombro con cada firma, pese a saber que en el stand de al lado hacían cola por obtener a empujones la de una autora de novelas de éxito. No se vende poesía, como no sea la que se compra a otra persona que también lee y escribe poesía. Fuera de ese estrecho círculo poco más, aún sabiendo que la poesía mueve el planeta, lo mejora, lo calma y equilibra, lo protege de las atrocidades que el hombre comete, es necesaria.

    Hay que huir de quienes se miran el ombligo, que los hay, intentando convencernos de que son una y mil veces más guapos e inteligentes que nosotros. Es absurdo verles presumir que respiran mejor, que tienen más recursos estilísticos y literarios, que están por encima de quienes también tienen sentimientos y los escriben. Ese ego tan nublado y alborotado, seguramente nunca llegará a lo alto del Parnaso, no lo merece.

    Los poemas de esos cuadernos, aguardan revisiones futuras que posiblemente nunca llegarán. Algunos quedaron directamente en el fondo de la papelera en su momento por considerarlos irrelevantes y vacíos, otros, aguardan un fin similar imagino, y los menos siguen esperando su momento propicio. La poesía no sirve para engordar ridículos currículos ni para generar riquezas, hay que olvidarse de caer en esa trampa, es mejor irse a freír churros.  La vida, como lo hace en la propia alma, es el factor más importante, y ha de palpitar en cada poema escribiendo sin la idea de tener que publicar a toda costa, como hacen algunos en cuanto tienen setenta u ochenta poemas reunidos, pues aunque broten de un instante de inspiración, necesitan tiempo para desligarse del autor, como éste necesita a su vez alejarse y olvidarse que un día los escribió consciente de que son fruto de un instante que pasó. Es por eso, creo, que no merece la pena ser autocríticos ni reflexionar sobre si merece o no la pena guardar, tirar o quemar lo escrito. La única consecuencia valorable, es que el texto poético cobre entidad propia, ya veremos cómo lo trabajamos luego limpiándolo de impurezas, de abusos de adjetivos, de quitarle ripios y rimas innecesarias, de ajustar las palabras a lo que se quiera expresar eliminando estereotipos y temas manidos por exceso de sentimentalismo, que pasa.

    Las palabras del poema han de ir más allá de lo común, han de encontrar una luz diferente, siempre desde la personalidad de cada cual, teniendo en cuenta que la duda eterna que nos deja toda labor creativa, nadie podrá quitárnosla.  

    Leamos poesía, sigamos fieles a esta forma literaria tan rica como exquisita que nos acerca más que ninguna otra al interior del alma, y no olvidemos que nunca se deja de aprender.

 

Barcelona Junio 2022



ARTE Y POESÍA III

©Teo Revilla Bravo