ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

martes, 30 de marzo de 2021

EL HAIKU Y OTRA CUESTIONES POÉTICAS



El haku japonés suele ir acompañado de pinturas.






EL HAIKU Y OTRA CUESTIONES POÉTICAS

              

    Parece ser que fue Anton Chejov, refiriéndose al hecho de escribir, quien dijo que convenía hallar el arte de decir mucho en pocas palabras. Es precisamente la poesía y sobre todo la modalidad del Haiku, la que posee la máxima disposición para lograrlo. Uno de los grandes atributos de La literatura, es precisamente la  poesía, aunque sea la hermana menor en cuanto a distribución y ventas. Está claro que lo esencial se dice de manera directa con muy pocas palabras, certificando de este modo que la magia reside en ellas si logran constituirse en la médula del hecho poético ideado. Las palabras han de darle veracidad, cognición y sentido perdurable, protegiendo el núcleo esencial; anunciándolo, alentándolo, creando efectos beneficiadores verso a verso, que lo engalanen. La poesía es uno de los medios de expresión más personales e íntimos que tenemos. Un medio maravilloso para comunicar aspectos que atañen a nuestra particular manera de ver la vida de forma claramente significativa. La poesía tiene la virtud de comunicar esencias filosóficas, síntesis históricas, razones y emociones, acomodándolas al ejercicio sostenido de una creatividad que privilegie la comunicación entre emisor y receptor. Esto sucede cuando hay voluntad de hacer uso de la claridad y la transparencia, a través de un léxico cuajado de admirables metáforas, locuciones que lo ennoblezcan y diferencien prodigando un mensaje que contenga una carga semántica de gran significación, dirigida a uno mismo y también al otro. Esto se logra mediante un ritmo oportuno, que opere como agente de seducción y sepa envolver al lector en una determinada armonía  donde se codifique el mensaje transportándolo a un espacio de serena reflexión. Para que esto suceda, la poesía ha de poseer un lirismo de hondo contenido emocional, donde la lectura se trasforme en imágenes, léxico, ritmo, sintaxis, de tal forma que llegue al lector con la máxima brillantez.

      El mejor exponente de lo que hablamos es, precisamente, el bello y sorprendente Haiku. En estos poemas de gran empuje, vitalidad y exuberancia, la poesía se convierte en naturalidad y sencillez; en luz, magia, canto, enigma, pregunta, sorpresa, sugerencia, arrobo, asombro, color, ternura. Todo eso que ayuda a nuestros atributos más sensibles, a lograr desbordarse. Los Haiku son una entelequia; un ensueño que, por mínimos, nos desbordan y ennoblecen ayudándonos a echar a volar la imaginación para que como receptores desarrollemos una historia de aquello que el autor quiso insinuar con una simple exponencial pincelada, en trazo afortunado de belleza. No siempre realizable, ya que como pasa en toda forma artística, no es fácil dejar constancia de lo que a priori pueda parecer posible: cada  poema conlleva un esfuerzo, un aliento, un trabajo exhaustivo, un gozar-sufrir, una sensibilidad exteriorizada. Para  escribir  debemos    -aforísticamente hablando- pensar antes de obrar eliminando todo aquello considerado superfluo, como pueden ser algunos desafortunados versos,  adjetivos y o expresiones, que de alguna manera perturban y malogran un poema. Hay que evitar caer en la cantinela y en escudarnos en muletillas desafortunadas. Antes de cerrar un poema, de acabar de darle respuesta, conviene hacerse algunas preguntas y comprobar si nos entendemos con él, si nos vemos reflejados, si deseamos que los otros lo entiendan y nos entiendan, o si por el contrario se produce un bloqueo de contenido y forma. Si creemos que merece permanecer, debemos tomar distancias, respirar, esperar pacientes y regresar humildes a limar asperezas cuando el impulso nos llame.

    Los beneficios de un buen poema comienzan donde terminan los del lenguaje cotidiano. Un poema puede estirar las reglas de la gramática y crear ruptura, logrando un efecto específico mediante el ritmo, la musicalidad, la ordenación, la arquitectura o de la magnitud de algunas locuciones. La poseía enfatiza el uso armonioso de las palabras, si las  proveemos de un significado y de un contexto. Es ahí, en la belleza y en el estilo, donde la brevedad genera un notable beneficio fónico y semántico al poema, si no es de estructura extensa como pueden ser odas, himnos, elegías, etc. Digamos, para finalizar, que el Haiku es un poema de origen japonés de diecisiete sílabas, que podríamos definir como “Un destello  fugaz que nos muestra la esencia de las cosas”.

 

 

Barcelona.-abril.-1914.

©Teo Revilla Bravo.






viernes, 26 de marzo de 2021

OTRA REALIDAD III

 


"Excursin into Philosophy (1959) Obra de Edward Hopper 

    Sentado en el borde de la cama, un hombre se muestra pensativo. Está mirando el suelo de la habitación, concentrado en la luz que tropieza levemente con la punta de su zapato. Debe de haber leído un rato -se me antoja que a Platón- y se muestra a la espera. Tras de él duerme, dándole la espalda semidesnuda con el cuerpo hacia la pared, una mujer de la que nada sabemos, quizás su mujer o su amante. Fuera, luce un cielo azul entre dunas. Es un cuadro triste que nos habla de desamparo y posible separación





OTRA REALIDAD III

 

    Temo la inevitable mirada que en un solo instante pueda atravesar el infinito vacío que nos distancia, amor. Ahora, ambos; luego, silencio y posible llanto. Si la infinita arena del desierto se hace indiferente a la humedad, de qué me valdrá echar el lloro en ella si sería como caer por un precipicio sin llegar nunca a tocar el suelo. Atrás quedará la habitación repleta de mimos, de besos, de cuerpos tendidos al deleite en el lecho del amor y el deseo; quedará, entre recuerdos, desvelando una historia escrita en barco de papel flotante por los mares del error. El duermevela, la pesadilla, la ruina, la perdición, la lámpara en la mesita iluminando la portada del poemario de Aleixandre que me regalaste, el despertador que no suena ni sonará más, la querencia acallada lanzada hacia el eternal olvido.

    No revelarse, no hablar, supone una suerte de culpabilidad cuando la luz se denuda de tu alma y sale fuera del sueño dejándome a oscuras. Pienso entonces en la forma en que entretejes tus lindos versos, o lees un libro de los que yo no leo entretenido como estoy en escribir -yo me entiendo- diferente en vegetativo inverso la historia de amor que llevo dentro.

    Ese cielo es inútil si la ventana no puede abrirse y la puerta sigue trancada. En esta situación en que nos pone el destino, no sé si acabar o comenzar de nuevo esa malograda novela de mi vida. Qué opinas tú, quiero saber, al seguir declamando sobre tu cuerpo soñado los versos más fervientes tatuados en literatura de mordaz furor y letanía. No sé qué digo, de qué hablo, qué sueño. No sé si permaneces cercana, tranquila entre tus cosas sin sospechar de mis atolondrados disloques de hoy o te has ido. Sí sé  que el efecto de tus labios, aún visible en los míos, muestra su delicado y húmedo color.

    Salto de la incertidumbre a la certidumbre con facilidad, en cuanto dejo la mente en blanco desfigurada la memoria en vuelos sin posibles retornos. Eso se me antoja la vida: volar y volar sin regreso posible, habitando umbrales que muestran lo que fui y soy, quizás la realidad suicida que todos tenemos que soportar estando como estamos abandonados a la intemperie del azar.

    Recompongo pensamientos consumiendo lo poco que sé aprendido en cada cima escalada, consciente de que sin tu aliento no encajaría ni tendrían sentido nada de lo que atolondrado hago y digo. La perpetuación estalla en todas las direcciones en que te busco te encuentre o no, misterio emergente del que nace un vacío de inhóspito vértigo, elegía sin límites, o luz en eternal quietud.


Barcelona, marzo del 2021.                                                                                                                 

©Teo Revilla Bravo  






jueves, 25 de marzo de 2021

DEBO DECIRTE

 


"Felicidad garantizada" obra del pintor cubano Denis Núñez






DEBO DECIRTE

 

Enunciado el sentir en el espejo que devuelve

la propia imagen, mirar atrás, recoger

sedimentos, aciertos y errores de un ayer 

enmarañado en vanos recuerdos.

Uno pretende  deshacerse del orgullo de estar solo,

de ir en contra de todo, desheredado y exigente;

deshacerse de tanto daño, de tanto hueco

no cumplimentado, de tanta mortaja estúpida

y alegórica cubriendo la cabeza de la tristeza.

 

Debo decirte, amor, que estamos aquí,

que te hablo aunque esto parezca un soliloquio

-enjuiciamiento meditativo, circundadas ojeras-

inútil, enrevesado en malogrados versos

compuestos en un intento de que no se gangrene

en inutilidad el alma. 


Lo digo caminando hacia delante consciente 

de que nos aguarda el resplandor de la razón, 

un futuro en marcha que nos haga aprender 

la lección de saber convertir tanta futilidad 

de  oscura arteria, en andadura y sana armonía 

que rubrique -amplio horizonte de espigas- 

el deseado entusiasmo, umbral  resplandeciente 

de pretendida felicidad.



Océanos de luna”

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo.







 

lunes, 22 de marzo de 2021

LA ETAPA CREATIVA Y SU CIRCUNSTANCIA

 


"Alegoría de la pintura" Obra del pintor barroco neerlandés Johannes Vermeer







LA ETAPA CREATIVA Y SU CIRCUNSTANCIA

 

    Las circunstancias de la vida, según Octavio Paz, nos van preparando  para abrir y cerrar la etapa creativa en la que estemos inmersos. Visto así, podemos decir que toda obra de arte parte de una circunstancia determinada. En esa primera etapa, llamémosla de inspiración, la obra no es más que un esbozo, una radiografía, germen, voluntad, proveniente de un material temático llegado por algún motivo sorprendente a la mente y que el creador, sintiendo la urgencia o la llamada de la emoción, necesita de algún modo imperioso y constructivo armonizar y desarrollar. Decía Heinrich Böll, premio nobel del 1972, que “Lo que el arte necesita única y exclusivamente es material temático y no libertad porque él mismo en sí es libertad”. Y en otro punto, añadía: “El arte no sólo se limita a aportar y ofrecer, sino que es la única manifestación comprensible de libertad que tenemos en este mundo”. El poeta se relaciona con la circunstancia especial que ofrece esa sensación de libertad dándole salida, canalizándola en acto de creación, apoyado en la necesidad de desahogo íntimo que siente. Intentando codificarlo a través de la composición que ha de dar forma y contenido a la obra, una de las  maneras que uno tiene de encontrarse consigo mismo ante la incomprensibilidad y el desconsuelo que provocan a menudo el medio en que se vive. El artista sabe, y esto es lo más tremebundo, que en la desolación hallará cierto consuelo a sus desazones al entrar en contacto con la obra empírica. En este sentido podremos decir que la obra es elaborada por la necesidad emocional que provoca la inmediata agitación interna en su deseo de salir. Es en ese desarrollo que hablamos de solturas y libertades posibles. La obra deviene, sin mayores correcciones ni cambios, tras una misteriosa visita de lo inefable, llamémoslo inspiración, musa o hado. Habiendo veces, las más, que llega a través de distancias atenuadas o controladas intelectualmente por él mismo artista, a través de contextos recogidos del mismo recuerdo. Son señales que se retuvieron por un motivo u otro, apareciendo en momentos concretos por una suerte de azar, espoleadas por una sensación que quedó grabada. Todo ello condiciona una escritura, una partitura, una pintura, creando una marca de la casa, una forma de hacer proveniente de una fuerza interior íntima, casi siempre elegíaca, producto de torturas internas o extrañamientos íntimos que produce la propia vida. El exilio es destierro, expulsión, castigo, incomprensión. Es la falta de lazos permanentes con que atarse o sumarse a los seres vivos que te rodean, sobre todo si es abandono del lugar por razones políticas. Pero en este caso, en el de la creación en sí, es más latente que corpóreo. En esa circunstancia de exilio interior, las obras de arte proceden a menudo de situaciones lacerantes cubiertas de soledades: el poeta se ha quedado sin oxígeno, está a la desesperada con voz ahogada acallada por el llanto de lo inefable, situaciones de las que desea salir mediante el consuelo que ofrece el arte. Guiños, giros, versos, paráfrasis, declamación, música, escultura, etc. nos advierten de que algo serio sin resolver está sucediendo. El artista no debería tener que sentir que es un ser relegado a otros espacios, a otras patrias o lugares fatuos donde por otros condicionantes sufrirá; sí sentir que es un ser que intenta levantar la voz de la utopía y de la esperanza, ansiando hallar un universo mejor donde habitar en unicidad y conformidad con lo que siente. La razón del arte es ante todo alcanzar ese mito, esa Arcadia deseable donde todos participen y se beneficien de una satisfactoria convivencia.

    Nuestras inquietudes artísticas son un incremento premonitorio de los entusiasmos o desazones que albergamos; son una luz que ilumina la vida secreta guiándola hacia el nódulo último de la vida. Por ese camino que marcan las inquietudes y señala la luz, es por donde han de perderse los artistas tras saber que la meta está más allá del concepto. Lo que para los demás mortales resulta inexpresable y apenas conjeturado, para el creador es evidente e intentará captarlo para reducirlo a una formulación que derive en obra, no sin esfuerzo, no sin agonía. La búsqueda del propio mundo poético es, en esencia, la historia y el drama de cada creador comprometido y emprendedor, círculo que no acaba de cerrarse nunca, voz última que se resiste a ser invadida por la indolencia. Es La existencia realizándose en sí misma.

 

 Barcelona.-febrero.-2014.

©Teo Revilla Bravo.






jueves, 18 de marzo de 2021

Otra realidad II

 



"Amantes" del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. 





Otra realidad II


    Somos la suma de instantes que se suceden y se respiran. La melancolía regresa desde el crepúsculo rojizo-violeta de los prados del valle, y se instala con inquietud en mi alma. El sabor acre en la profundidad de la herida, la amargura, la hiel que impregna cuerpo y alma,  se alían con el momento. Solitarios vamos, entre la brisa y el agua, entre el claror y la montaña, almas al aire, libélulas en tránsito hacia el anhelo y la dicha imposibles.

    La esperanza, como la desazón, tiene un inicio dormido y a la espera, en el expectante corazón de la vida. Todo lo que se asoma al sueño estremece de inmediato. Como tus dedos cuando rozan mis labios asegurando una sorpresa o un gran silencio, quizás un adiós latente merodeando por el rostro embobado de la pasión que nos enlaza. Espejean las estrellas en los charcos dejados por la tormenta veraniega. Luciérnagas encendidas, el grillo, el gusano, la cigarra, los danzante zancudos, el gacho o ciervo volante, insectos, moscas, marcan el verano.

    Tu cuerpo, ensartado en mi aliento, pendiente de un alfiler queda. Así el amor, delicado y quebradizo, en las solapas del alma. Tiemblas cuando hablo de todo ésto. Cuando te observo fijamente o miro tu escote abierto al mundo. Un vacío nos envuelve de repente, mientras la luna, asomada con descaro al cielo, sonríe cruel al ver incendiarse en mí los celos, mientras el temor a la abrupta pérdida en el azogue de la inopia, crece. Me interesa lograr entender la duración del tiempo que transcurre en este segundo concreto, captar los matices del claro de tus pupila cuando me miras desde el otro lado de las sensaciones inconfesables. Tiempo y temblor a tu lado, amor. Cuántos respiros, cuántos parpadeos, se producen en lo que dura una sola noche. Esa noche en que nos  precipitarnos a lo físico gozosos, quizás  buscando la poesía de lo etéreo eterno en ambos.

    Reclamos de tu alma que me alientan, trasmutación posible de un alma a la otra, simulacro de mar evaporado tras el sueño en la salinidad de un espejo enterrado. La fuerza de la gravedad, mantiene esta ficción en un disloque. Es un amor tensorial, matemática del alma, incógnita que desarrollar sin previo enunciado. Lo verdadero inaccesible nos gana y atormenta un día más, claroscuro insaciable de tu silueta iluminada en márgenes de silencio.

    Sigo esperando una revelación, la poesía entendida míticamente como mundo a recobrar. Mientras, amor, recojo el escorzo de una lágrima desmayada sobre la fina línea de tu figura en la sombra de la pared proyectada.



Barcelona, marzo de 2021.

©Teo Revilla Bravo  







martes, 16 de marzo de 2021

ACONTECE

 


"La vida" Obra de Pablo Picasso. Periodo azul. 





ACONTECE 

"Tenemos el arte para no morir de la verdad"

                                                        Nietzsche.


 Acontece. Avanza lo imprevisto casual.

Los ojos son náufragos ciegos con llagas

de otros ojos que no pueden ver.

El mundo y sus mareas nos convierten

en simples hermandades de desarreglados

ácratas donde el corazón solitario

languidece. De los caminos de cemento

donde el ruido es venta de neumáticos,

donde el hasta mañana se convierte

en hasta siempre, me quedo solitario

andante en brumosos caminos de nadie.

Hay prisa por llegar a ningún sitio,

por mostrar la propia plusvalía convertida

en agrio acertijo que nadie ríe ni adivina.

Ilusoria es la reciprocidad  de los fantasmas

que pululan armónicamente al lado.

El presente  -existencia inexistente- incide

en la memoria, es un pasado vital cubierto

de cicatrices, caligrafías, signos, guarismos,

dígitos, de cara a la automación, estructura

masiva de seres domables condenados 

-bridas invisibles- inevitablemente a morir.



Océanos de luna”

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo.