EL HAIKU Y OTRA CUESTIONES POÉTICAS
Parece ser que fue Anton Chejov, refiriéndose al hecho de escribir, quien dijo que convenía hallar el arte de decir mucho en pocas palabras. Es precisamente la poesía y sobre todo la modalidad del Haiku, la que posee la máxima disposición para lograrlo. Uno de los grandes atributos de La literatura, es precisamente la poesía, aunque sea la hermana menor en cuanto a distribución y ventas. Está claro que lo esencial se dice de manera directa con muy pocas palabras, certificando de este modo que la magia reside en ellas si logran constituirse en la médula del hecho poético ideado. Las palabras han de darle veracidad, cognición y sentido perdurable, protegiendo el núcleo esencial; anunciándolo, alentándolo, creando efectos beneficiadores verso a verso, que lo engalanen. La poesía es uno de los medios de expresión más personales e íntimos que tenemos. Un medio maravilloso para comunicar aspectos que atañen a nuestra particular manera de ver la vida de forma claramente significativa. La poesía tiene la virtud de comunicar esencias filosóficas, síntesis históricas, razones y emociones, acomodándolas al ejercicio sostenido de una creatividad que privilegie la comunicación entre emisor y receptor. Esto sucede cuando hay voluntad de hacer uso de la claridad y la transparencia, a través de un léxico cuajado de admirables metáforas, locuciones que lo ennoblezcan y diferencien prodigando un mensaje que contenga una carga semántica de gran significación, dirigida a uno mismo y también al otro. Esto se logra mediante un ritmo oportuno, que opere como agente de seducción y sepa envolver al lector en una determinada armonía donde se codifique el mensaje transportándolo a un espacio de serena reflexión. Para que esto suceda, la poesía ha de poseer un lirismo de hondo contenido emocional, donde la lectura se trasforme en imágenes, léxico, ritmo, sintaxis, de tal forma que llegue al lector con la máxima brillantez.
El mejor exponente de lo que hablamos es, precisamente, el bello y sorprendente Haiku. En estos poemas de gran empuje, vitalidad y exuberancia, la poesía se convierte en naturalidad y sencillez; en luz, magia, canto, enigma, pregunta, sorpresa, sugerencia, arrobo, asombro, color, ternura. Todo eso que ayuda a nuestros atributos más sensibles, a lograr desbordarse. Los Haiku son una entelequia; un ensueño que, por mínimos, nos desbordan y ennoblecen ayudándonos a echar a volar la imaginación para que como receptores desarrollemos una historia de aquello que el autor quiso insinuar con una simple exponencial pincelada, en trazo afortunado de belleza. No siempre realizable, ya que como pasa en toda forma artística, no es fácil dejar constancia de lo que a priori pueda parecer posible: cada poema conlleva un esfuerzo, un aliento, un trabajo exhaustivo, un gozar-sufrir, una sensibilidad exteriorizada. Para escribir debemos -aforísticamente hablando- pensar antes de obrar eliminando todo aquello considerado superfluo, como pueden ser algunos desafortunados versos, adjetivos y o expresiones, que de alguna manera perturban y malogran un poema. Hay que evitar caer en la cantinela y en escudarnos en muletillas desafortunadas. Antes de cerrar un poema, de acabar de darle respuesta, conviene hacerse algunas preguntas y comprobar si nos entendemos con él, si nos vemos reflejados, si deseamos que los otros lo entiendan y nos entiendan, o si por el contrario se produce un bloqueo de contenido y forma. Si creemos que merece permanecer, debemos tomar distancias, respirar, esperar pacientes y regresar humildes a limar asperezas cuando el impulso nos llame.
Los beneficios de un buen poema comienzan donde terminan los del lenguaje cotidiano. Un poema puede estirar las reglas de la gramática y crear ruptura, logrando un efecto específico mediante el ritmo, la musicalidad, la ordenación, la arquitectura o de la magnitud de algunas locuciones. La poseía enfatiza el uso armonioso de las palabras, si las proveemos de un significado y de un contexto. Es ahí, en la belleza y en el estilo, donde la brevedad genera un notable beneficio fónico y semántico al poema, si no es de estructura extensa como pueden ser odas, himnos, elegías, etc. Digamos, para finalizar, que el Haiku es un poema de origen japonés de diecisiete sílabas, que podríamos definir como “Un destello fugaz que nos muestra la esencia de las cosas”.
Barcelona.-abril.-1914.
©Teo Revilla Bravo.