"Mujer leyendo" del pintor Margo Pasman, nacido en 1945 en Los Países Bajos
El LIBRO DE POEMAS.
Leer
un hermoso libro de poemas, conmueve. Como todo lo que valientemente sale de una
pluma exigente, exaltada –no existe escritura sin pasión-, trabajadora e inspirada. Y digo valientemente,
porque hay que estar un poco loco, en el buen sentido, para aventurarse en esto
de la poesía e intentar que los libros lleguen al lector, algo tan dificultoso
cuando vemos que no se ponen medios que lo hagan posible, todos sabemos que
escribir poemas no da dinero, que autopublicarse y publicitarse resulta difícil
para muchos escritores por el coste económico que esto representa, tal es la falta de conciencia literaria de quienes
tienen en sus manos la posibilidad de hacerlo viable y no lo hacen. La poesía
es indispensable para despejar el acceso a lo desconocido, para hallar lo más
recóndito y rescatar aquello útil que pueda ayudarnos a revelar la realidad que
vivimos iluminándonos e perfeccionándonos. La poesía es efusión directa, trasluce
efectos formales como orquestación, arquitectura, arte, dirección, guía, todo eso que ayuda a
enriquecernos, crecer y avanzar como personas.
Leyendo
un conjunto de buenos poemas, el arrebato que sentimos puede llegar a tener
momentos de gran intensidad. La poesía nos puede sumergir en un aluvión verbal,
donde los vocablos pierden independencia arrastrados por el torrente de la
emoción; aluvión que no es otra cosa que la unidad expresiva donde el poema se
despliega satisfechamente ante el atento sentido lector, “turbando conciencias,
flagelando voluntades, removiendo espíritus”, como apremiaba Baroja a los escritores
de su tiempo; o simplemente nos parduzca, el poema, instantes de dicha potenciando
el sentimiento, llenándonos de melancolía, belleza, armonía, pasión, o abstracciones de la misma realidad que
rebullen cuando sentimos que el mundo se nos achica o anula ante la imposibilidad
de darle el cauce y la respuesta trascendente que el aliento ansía. Y es que la
vida, como todo en el ser, se escapa inexorablemente hacia el universo utópico
de lo imposible o de la nada.
Al
sernos necesaria esta poética renovadora, vamos denodadamente, tras las
distintas coordenadas que impulsa, entrando en una encrucijada que nos permita esclarecer
rumbos, hallar logros simbólicos, significativos efectos y algún provechoso lírico
cumplimiento. A veces aparecen por fortuna, a cuentagotas, eso sí, versos y
escritos concibiendo libros tan inspirados e innovadores como hermosos y esenciales.
Barcelona, mediados de julio de 2017.
©Teo Revilla Bravo.