ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

viernes, 27 de noviembre de 2020

CONVIENE…

 

"Muerte y vida" obra del pintor austriaco  Gustav Klimt, una de las más sobresalientes e impactantes. El conflicto entre la existencia y la muerte, bajo su óptica personal y creativa.




CONVIENE…

 

      Conviene mantener el atractivo y la atención por lo que nos rodea, con mirada limpia. La fascinación que tuvimos por todo cuanto nos rodeaba en la infancia, que no se pierda con los años. La capacidad para la sorpresa y el asombro por lo cotidiano que permanezca siempre, profundizando en los instrumentos importantes que posee todo ser humano, lógica y lenguaje por ejemplo, manteniendo y procurando que nunca se rompa el hilo sutil que nos une a las artes y que nos permite adentrarnos -por dentro y por fuera- más y mejor en lo inexplorado gozoso de la vida. Saber cerrar los ojos, y soñar. Dejar que de nuestra alma brote lo deslumbrante, señalando caminos de ilusión y crecimiento que entresaquen de lo sencillo lo bello y misterioso.

        Poner orden en la brújula de nuestras vidas. Hacer de la existencia un juego permanente que se renueve a cada instante, de tal modo que nos impulse a seguir aprendiendo a la vez que nos vamos cargando de sentido vital notando cómo la poesía es progresiva partida hacia la meditación y la reflexión, ojalá que hacia la plenitud.

           Tornar los ojos y escuchar el suave aleteo del viento sintiendo, con Tagore, que la poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.

             Conviene sentir cómo lo muerto se funde con lo vivo en constante retorno.



 Barcelona, noviembre del 2020. 

©Teo Revilla Bravo






miércoles, 25 de noviembre de 2020

LA EMOCIÓN EN EL ARTE.

 


"Veleros al atardecer" Obra del pintor francés Ferdinand du Puigaudeau





LA EMOCIÓN EN EL ARTE.

          La historia del arte es la historia de los grandes silencios y de las grandes emociones. Es, de alguna forma, la historia de la espiritualidad más genuina del hombre. Por tanto, la menos manipulable por su capacidad para sobrecoger hasta arrancar el llanto más interno y veraz. El arte es una exposición de recuerdos, de complejas vivencias, de fracasos, de conquistas, de equilibrios y desequilibrios, de alteraciones. Y es así invariable y sorprendentemente desde Altamira y aún de antes, hasta nuestros días. Todas las épocas cumplieron con ese impulso sorprendente y necesario, sin que unas fueran a priori superiores a otras ya que todas forman los peldaños que llevan al final de la inconmensurable cúpula dorada del arte, donde ha logrado situarse para ser observada con admiración. Esa edificación de alturas, es la constancia de la técnica alcanzada por el hombre en su progreso, y con ella la emoción y el desarrollo de valores culturales aunque no siempre hayan ido en paralelo, pues a veces se produce, durante un tiempo indeterminado, la llamada edad de oro debido a la llegada de situaciones favorables que se engrandecen de las anteriores expandiéndose de este modo la libertad de creación.  

           Sin el legado y peso de la historia, no existiría posibilidad de continuidad, no de esta manera, ya que se frenaría el empuje necesario extinguiéndose posiblemente el poder de las vanguardias, de la fascinación, de la verdad y frescura que abren sendas nuevas hacia lo desconocido. Observar las novedades, ver cómo evoluciona el arte, nos hace permanecer jóvenes; nos sanea y purga; nos ofrece nuevos enfoques; nos limpia e ilumina la mirada; nos colma de ennoblecidos sentimientos. Todo arte es el resultado de estas inquietudes y de estos efectos propiciadores. Un buen ejemplo es comprobar cómo se ha presentado a lo largo del tiempo y de la historia el arte religioso tan bien conservado en su arquitectura, en su escultura y pintura, al concentrarse en la Iglesia el mayor poder económico y cultural en ciertas épocas. Tenemos la impresionante muestra del Renacimiento, y anteriormente la del gótico y del románico, por no hablar de Grecia y Roma. Hay un juego fetichista de plasticidad relevante de grandezas y miserias, donde se aprecia tanto lo mórbido y lo opaco, como las superficies brillantes. La obra de arte es un poderoso legado heredado a través de esfuerzos rutilantes; un legado al fin libre, abierto a todo, de donde cada artista toma inspiración y recoge cuanto necesita sin fundamentalismos técnicos ni mayores pretensiones. Libertad, porque el arte es ante todo y sobre todo un estado mental, un pálpito atrevido, una circunstancia del alma -como diría  Joaquín Sorolla- que necesita de la atención incondicional de la mente, en reflexión callada y constante de lo que se realiza. Luego la obra habla por sí misma, mostrará la parte esencial de la magia y del acierto que ha de tener, palabra secreta que aparece para explicarnos las bondades sensoriales que nos deja el momento clave de creación y soledad. Es en esos instantes que sentimos que nos habla, que deja de pertenecer al autor sintiendo éste que ha de retirarse humildemente, siendo un momento crítico y difícil por lo complejo que es saber cuándo se ha finalizado una obra.

      De la emoción, del sentimiento, de la bondad del acto, nace la iluminación, la claridad intelectual e inspiración necesarias. El arte es quizás la mejor manera de sustituir la observancia de una religión cuando ésta no satisface plenamente ante una realidad donde necesitamos redimirnos o consolarnos. Eso es lo que ofrece el artista con su obra: una especie de redención a través del encantamiento, de la bonanza o de la inquietud reflexiva. Toda buena labor oscila, inevitablemente, entre el tormento y el éxtasis. En esa dinámica pendular surge la obra como enigma. Y ante el enigma, una disposición a entenderlo como si de una ecuación -no escrita ni formulada- de cientos de medidas y cuantificaciones asombrosas se tratase y hubieran de ser desarrolladas significándolas y magnificándolas, cerrando el ciclo creativo de la mejor manera posible.

 

Barcelona.-septiembre.-2013.

©Teo Revilla Bravo.

 

martes, 24 de noviembre de 2020

UN HILO DE LUZ.

 



La luz difusa, desplegada y dispersa, junto a la suave graduación tonal  en la "Tempestad en la nieve" pintura de William Turner, maravillan.  




UN HILO DE LUZ. 


Una hilo de luz suicida, floral, desnudo,

nace en la hora del mutuo reconocimiento.

Comunicarse. Recordar que recoger

y guardar dudas, crea desamores.

 

Sucede que el filamento claro desprendido

de tu rostro, al quemarse lentamente

las alas que le dieron sentido a tu vida,

se apaga. La espada de filo cortante

que pende sobre los cuerpos,

destruye amenazante el nudo,

produce separaciones irreconciliables,

nos lleva al vacío.

 

Pero el lado de la muerte no es sino imagen

de vejez decrépita, porque tu vida,

nuestra vida, es algo más que una vida

y cuerpos y almas renuevan nacimientos 

al amor a cada instante.

 

La existencia retorna, deviene hermosa,

se hace eco prolongado. 



OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo. 






lunes, 23 de noviembre de 2020

VISIÓN Y PRESENCIA

 


"Muerte y máscaras" Obra del pintor belga Hames Ensor







VISIÓN Y PRESENCIA

 

Camino por la vida 

tal y como el claro día lo hace

en pos de la oscura noche.

Camino por la vida traslúcido

y tendido hacia la muerte, 

como se tienden las estaciones

alentando y cerrando ciclos

naturales formando tiempo

y espacios, verdes páramos,

radiantes frutos, espigas,

cosechas, hojas y flores.

 

Paso a paso a paso –valles,

sierras, cielo, ríos, mares-,

todo cobra, punto y aparte,

sentido de éxodo  y a la vez

de persistencia.

 

Bajo la tutela del latido 

siento -gran nómada del camino 

de los sueños- la existencia

bombear ajena a controversias,

desmanes y desvaríos.

 

Un árbol es un árbol,

y crece despacio como el mismo

paisaje que lo alimenta. 

Como crece el ternero que pasta 

hierba feliz en los prados

de la bonanza y de la dicha.

Como crece y se desarrolla,

¡oh, milagro! el resto de  la fauna

y de la  flora.

 

Sólo eso:

              clara visión

y presencia sin pertinaces 

preguntas.

 

Un día –frágil, vulnerable,

e inerme- dejaré de ser fecundo

panorama, para pasar a ser

vaga vicisitud de la nada.


Teo Revilla Bravo. 1985.







sábado, 21 de noviembre de 2020

GRAFITI O ARTE URBANO


 Grafiti de Rhino. Art Animal art.





GRAFITI  O ARTE URBANO

 

No siempre bien comprendido ni admirado, el  arte callejero o arte urbano ha existido desde que el hombre aprendió a garabatear con un tizón o con una piedra rayando cualquier pared con la que sus ojos y sus ganas de expresarse tropezara; hoy, salvo excepciones, suele ser marginal e ilegal. La necesidad de dar forma a una idea y  la manera en cómo hacerla posible, es intrínseca en el ser humano animado a plasmarla donde sea y como sea de manera espontánea o bien decorativa. Esto comporta un significado: la apariencia externa del arte mediante el tratamiento que se le da a la superficie elegida. Ahí queda latente para todos, el punto de vista, la iluminación, el tamaño, la estructura plástica, dando forma e identidad visual a ese espacio concreto. Objeto, figura, tamaño, color, textura, forma, presentado como un todo de tal manera, que el ocasional observador, si logra el artista crear sensaciones y  darles intensidad, significado y personalidad, quede vivamente impactado.

 El Grafiti es una manera determinada de representación, que engloba a otras  diversas prácticas artísticas. Tuvo su auge y apogeo en los años noventa, debido al trabajo que desarrollaron algunos empecinados artistas sobre todo en ciudades como Londres, Sao Paulo, Berlín, Toronto, e incluso Barcelona entre otras, pero su esplendor lo consiguió en los años sesenta por la actuación de artistas que comenzaron a usar plantillas llamadas “stencil” con el fin de enviar mensajes  políticos, eran tiempos de la guerra de Vietnam. Así, como una forma de protesta, llegó a la calle. Y lo hizo combinando elementos sociales provocados por la necesidad de expresar, de forma directa, las inquietudes y deseos individuales y colectivos que exigían verdaderos cambios.

Al funcionar rompiendo normas, este tipo de arte se presta a  grandes controversias, aunque cada vez esté más aceptado. A menudo es rechazado por quienes lo califican, aún hoy, de vandalismo o gamberrismo, al estar realizado en lugares públicos a modo de pintadas que podrían considerarse por algunos subversivas. Pero los verdaderos artistas solo intentan expresar sentimientos, pensamientos y emociones, como lo hacen en papel o lienzo otros artistas. Nada que ver con quienes ensucian las paredes con aerosoles sin miramiento ni respeto, una forma de marcar territorio que tienen ciertas cuadrillas en los barrios de las urbes. El verdadero grafiti está hecho para cuestionar, impactar, hacer llamamientos solidarios o protestar por situaciones límites. En este aspecto, es observado y admirado por gentes afines que aman el arte.  

Agraden o desagraden, los grafitis llegaron para quedarse. Son parte inherente del decorado de nuestras ciudades, amén de funcionar como galerías de arte al aire libre, incorporándose de este modo a la oferta cultural.

“El estarcido, el spray y a veces la tiza, son las técnicas generalmente usadas. Los artistas más destacados, según algunas consideraciones, son Ble kle Rat, John Fekner, Shepard Fairey, Rhino y Banksy, seudónimo éste de un artista británico conocido   por su misteriosa identidad,  también por ser el más cotizado y por introducirse en museos para colgar obras de manera sorpresiva y clandestina”.

Respetemos. Cada uno con sus técnicas, sus diferentes estéticas, sus ideologías y sensibilidades. El arte es de todos y para disfrute de todos.

 


Barcelona noviembre del 2020.

©Teo Revilla Bravo.







jueves, 19 de noviembre de 2020

TU PRESENCIA

 


"Mujer en Beige", obra de mi autoría.





TU PRESENCIA

 

Mis ojos a tu altura para verte

íntegra. Y recoger así, despacio,

el momento en que me miras.

 

La exactitud del instante es plenitud

de ola gigante. La verdad está cerca

y gotea verso a verso en la memoria,

ascuas de fuego, huellas imborrables

de tu cuerpo al amor.

 

Adivinarlo. No basta mirar.

Hay que intuirlo fuera de la alambrada

del espacio y del turbio tiempo

que merman las imágenes entre farolas 

tristes que ilumina espejismos.

 

Tu cuerpo, arboladura de amor

y dicha, punto de verdad, participa

del aire, de la  profundidad de la luna

fría que resalta en la noche hermosa

resbalando indulgente por tu rostro

cuando sonríes.

 

Se hace necesaria en mí -espacio

soledad, tiempo- tu presencia, tejer

destejer juntos la urdimbre de los días.



 OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo. 





martes, 17 de noviembre de 2020

EL DIBUJO

 


"Retrato de Mujer" del pintor barroco francés Antoine Watteau






  EL DIBUJO         


         “Tomarás el carbón de sauce y dibujarás poco a poco. Y encima repasarás el dibujo con un pincel de punta aguda, mojado en esencia y en ese color que en Florencia se llama Verdaccio, blanco, negro y ocre." (Cennini)

 

           El dibujo es la base de muchas obras pictóricas y está directamente relacionado con muchas de las grandes actividades artísticas que realiza el hombre. Se podría decir que es la técnica primordial básica de las artes plásticas.  Está presente en nuestras vidas desde Altamira y aún desde más allá, sin duda desde que el hombre aprendió a usar un tizón o a rallar con una piedra. De manera sorprendente nos obliga a pensar, a intentar plasmar la realidad tal y como se siente. El dibujo nos habla de nosotros y de nuestro entorno. Pero aparte de eso, nos proporciona paciencia, nos facilita disciplina, perseverancia, rigor, y una visión global de la obra a terminar a partir de lo que podríamos llamar primer impulso, ya que el dibujo es la representación gráfica primigenia realizada mediante un solo color, generalmente el negro, representación que nos ayuda a medir el mundo circundante que habitamos. En ese sentido, como complemento mental y sensible, ayuda a conducir o reconducir nuestro juicio de valores dándole sentido a la vida práctica y aún a la de la propia conciencia, ya que a partir del relieve proporciona cualidades que nos predisponen a la buena praxis del hecho artístico. Relieve que determinará el posterior volumen, reportando beneficios emocionales a la personalidad y a la expresión intelectual –dibujar, trazar planos, esbozar, cavilar- de quien lo practica. El dibujo es el comienzo de la expresión de un sentimiento, sea éste real o latente; es el enunciado más evidente de un pensamiento franco, de una idea -u obcecación- que sentimos hemos de plasmar.

       El dibujo posee el poder de estimular la creatividad, impulsándonos a seguir abriéndonos a la estética y lucidez creativa. Facilita también las armas para iniciarnos en el color, entrando en él mediante el impulso que ofrece descubrir toda la carga de sensibilidad del asombroso universo que contiene. Nos obliga a analizar constantemente las perspectivas; a entender el efecto de la magia que produce; a atesorar conocimientos indispensables para el buen control y sostenibilidad de la obra.

      Es magia y aventura. Un fiel hilo conductor de emociones que a la vez que nos deja una introducción a la entereza, a la templada, y al trabajo. También supone una delicada invitación a desarrollar la mejor manera de trabajar, ya que constituye un elemento de apoyo para explicar e iniciar planes, proyectos, guiones, etc.

        El bosquejo, el apunte, el esbozo, el esquema, el croquis, es necesario si ambicionamos construir un personal, consistente y buen edificio artístico. Nos ayuda a solucionar problemas al plantear, a la hora de intentar resolverlos, la valoración de tonos, la composición de formas, el  hallar las debidas perspectivas. Por otro lado, el dibujo por si mismo si es bueno, no desmerece en nada de una valiosa pintura u obra artística completada, ya que a veces, emancipado de éstas y en absoluta rotundidad, nos sorprende y embruja constituyendo una irreemplazable obra que bien puede superar a muchísimas otras en efecto emotivo y creatividad. Ahí tenemos sin más y para muestras los de los grandes maestros del renacimiento italiano, Durero, Rafael, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, los de Ribera o Watteau, la asombrosa línea  picassiana o la de de tantos y tantos otros a lo largo de los siglos que han dejado muestras de grandísimo talento. Pero además, el dibujo es el laboratorio donde se trabajan las ideas, asiento y sostenibilidad de todo buen comienzo y práctica artística.

       En el trasfondo de toda o casi toda labor, subyace siempre un dibujo que la sustenta, que la plantea, que la acoge y hace posible, disponiéndola, vertebrándola, dándole el debido acomodo. De ahí partimos. Es la base, el armazón de toda obra que garantizará la calidad y hará que el espectador se sobrecoja, extasíe y conmueva. El arte, el buen arte, es una luz continua que brilla a través del tiempo sin decaer un instante. Ese es su mayor legado, un arqueo continuo de sensaciones exaltadas plasmadas en obras que traspasan los siglos y el universo de las emociones. Todos sabemos que la historia del arte es la historia efectiva y espiritual del hombre y que éste lo demuestra mediante el trazo, el dibujo o el diseño.

       El arte en sí mismo no es el sentimiento, sino su plasmación y posterior visión. En pintura, por hablar de lo que me es más cercano, el primer inicial trazado promueve el buen y acertado hacer. Línea o conjunto de líneas que pueden formar un dibujo sorprendente como  nos sorprenden mágicamente los primeros trazos que realiza un niño. La idea original de toda buena obra está en el boceto. Es fundamental que quede bien, porque si queda deslucido todo lo que venga detrás irremediablemente también lo estará. 

 

Barcelona.-22.-09.-2013 

©Teo Revilla Bravo.







lunes, 16 de noviembre de 2020

TRANSEÚNTE

 


Transeúnte. Dibujo al carboncillo de Rubén Darío Gómez





TRANSEÚNTE.

 

 

Transeúnte. Con qué fin, para qué, hacia dónde,

si perdido no me hallo amor en ti.

 

Doy pasos a ciegas sin los arreglos conductores

de unos ojos que dictaminen seguridad y querencia.

 

Gateando por suelos de acontecimientos triviales,

me deslizo, corazón dolido, uñas afiladas, mente

en alerta, para arañar un resquicio que me aparte

de la gran verdad que es comulgar un día más

con la irrefrenable e inconsistente quimera

de padecer tu atractivo e imponderable poder.

 

Suceden acontecimientos  que hacen reír o llorar,

pero que a la vez iteran que quejarse es inútil

en esta humedad que penetra hiriendo los huesos.

 

Ciclos que inevitablemente terminan añorando

la imposible abstracción transparente de tu rostro.

 

No importa nada si no esa terminal de latigazos

lumínicos que encierras en tus adormecidos silencios,

algo que traduzco como un adiós cruel,

espejo transformado en imagen de abyecta

resignación, ojalá que en hallar paz en los largos  

pabellones del olvido, del silencio, del desamor.  



OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo. 







jueves, 12 de noviembre de 2020

SONIDO, ARMONÍA, COLOR...

 

 
"Sensaciones" Imagen recogida de Internet

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SONIDO, ARMONÍA, COLOR...

 

        Varios elementos intervienen, en nuestra sensibilidad, ayudándonos a escoger aquello que en arte nos agrada y sensibiliza: el color y la forma en lo visual, y el sonido en lo audible traducido en armonía, que es la que rige el orden o el caos en la obra escuchada, son dos elementos que nos cubren de  gratas sensaciones, sugiriendo y motivando a quien se inicia en la búsqueda de un estilo sea éste existente o bien  descubrimiento propio. Ahí puede permanecer el artista confortable, ya que la práctica creativa pese a la lucha corajuda por lograrla ayuda a quitar el estrés y el apuro de un tiempo en ocasiones turbio, duro y complicado.  

 

        El arte del sonido es la música. Ésta, organiza, combina y mezcla unos y otros sonidos, con su opuesto que es el silencio revelador, siempre necesario. Imbuido e iluminado en ese trance, el músico, acompañándose de sus instrumentos, mucha intuición, tesón   y acordes, va creando en progresión armónica, medidas, melodías y ritmos convenientes. Esas vibraciones tan sensibles como magnéticas, provenientes de sonidos recogidos de una gama de tonalidades infinitas, al escucharlas felizmente conjuntadas en la obra, ensanchan el alma,  proporcionan sensibilidad, aportan paz. El arte, por fortuna, las reúne en eurítmicas sensaciones melodiosas, creando un vínculo íntimo con quien melómano o musicólogo, las recoge.

 

        Las artes plásticas nos hablan de la línea, del dibujo, del color, activan emociones. En ellos busca el artista esa consonancia que los haga común y logren conformar la obra. Sensaciones psicológicas que van apareciendo, como la alegría, la tristeza,  la remembranza o la nostalgia. Todo ello, posible en el latir sensible de nuestras vidas. Cuestión de apreciarlo, identificarlo y saber aceptar las diferentes culturas y manifestaciones artísticas que conviven entre nosotros, de hallar la manera de orientar nuestro gusto particular hacia experiencias ajenas con conciencia y agrado. El arte por fortuna, en todas sus manifestaciones, nos pertenece a todos.

 


Barcelona, noviembre del 2020.

©Teo Revilla Bravo.

 






martes, 10 de noviembre de 2020

Presentación del Libro de Herminio Revilla


 

Presentación del Libro de Herminio Revilla

El domingo, 22 de abril de 2019, celebrando el día del libro, se presentó con gran afluencia de público en Aguilar de Campoo (Palencia) el libro de Teo Revilla Bravo “Herminio Revilla, historia y vida de un museo en un enclave sin igual de la Montaña Palentina








sábado, 7 de noviembre de 2020

SENTIMIENTO Y POESÍA

 


"Castillo de Norham" Sensible y poética pintura de William Turner






 SENTIMIENTO Y POESÍA

 

        Todo poema es en cierto modo un palimpsesto, nos decía don Antonio Machado. Un documento donde la expresión escrita proviene de un sentimiento, algo que sucede en todo lo que consideramos arte. Emoción a desarrollar con el deseo de poder darle la debida forma expresiva, lanzándolo al mundo exterior en las mejores conveniencias poéticas posibles. El resultado de esta maniobra, dependerá del concepto artístico y de la personalidad de cada cual. Poesía –como toda manifestación artística- es riesgo, trabajo, constancia, responsabilidad.

        Todo sentimiento provoca una excitación entusiasta cuando se intenta enunciar la verdad valorativa de la incógnita que esconde. Es lo que  facilita la literatura mediante un léxico apropiado, llegado con el ritmo interior que habita en quien escribe. De esta forma, el sentimiento primigenio se convierte en experiencia artística por la tendencia a musicalizar los versos, creándose así una caja de resonancia donde se generan  esos ecos transformadores. La poesía es cognición y es abstracción. La conversión del sentimiento en poesía no es tarea fácil, ya que obedece a la fuerza de un impulso, de un salto al vacío desde la realidad filosófica o espiritual de cada escritor. Lo vemos cada día en poemas fallidos o repetitivos que nos invaden sin miramientos. El buen poeta, como el buen músico o el buen pintor, escasea, porque ese paso que hay que dar del sentimiento a la euritmia, es inevitablemente complejo y de difícil equilibrio, solo unos pocos pueden darlo con cierto éxito; los demás harán intentos en un sentido u otro, conscientes o no de las limitaciones que  como transmisores de emociones poseen.

        Para dar pasos con seguridad artística hay que tener aptitudes. Pero también hay que haberlo mamado con la fluidez de buen aprendiz de brujo de nuestros clásicos, poetas vigía que nos sirven de exploratorio y aprendizaje desde la infancia. También de movimientos literarios que nos precedieron, como el Ultraísmo iniciado por el chileno Huidobro, movimiento que constituyó el inicio de la vanguardia del siglo XX en España, continuado -en algunos rasgos- por poetas de la Generación del 27, por los surrealistas y por posteriores filiaciones que incitaban a los poetas más rebeldes a reclamar más autonomía. “Normas en libertad, libertad sin normas”, era la consigna libertaria.


Barcelona.-junio de 2013.

©Teo Revilla Bravo.







viernes, 6 de noviembre de 2020

A VECES

 


"Pareja" 1936.  Obra del singular pintor cubano-chileno Mario Carreño.






A VECES

 

A veces siento la llegada del tren del hechizo,

el estruendo luminoso que complace el andar

y desandar baldosas del andén del destino.

 

Es la emoción que pasa suavecito a esa parte

sensible del corazón iluminándola de transparencias;

como si viese descender el pretérito perfecto

de nuestras vidas, por el tobogán de la poesía.

 

Te acercas a mi, con un preámbulo de intimidad

enigmático, para ajustarnos más en el sentir,

que es vivir y es morir cual flores bellas en el oval

espejo que un día trajo la inquieta primavera.

 

A veces, mientras susurra intermitente el silencio,

te acercas tanto a mí, amor, que acierto a retenerte...



OCÉANOS DE LUNA

(Cuaderno  VIII. (1984-1987) 

©Teo Revilla Bravo. 








miércoles, 4 de noviembre de 2020

ESTILO PROPIO

 



"San Gerónimo escribiendo! Obra del pintor barroco italiano Caravaggio 







ESTILO PROPIO

 

       Queremos ser escritores, narrar bien y que se nos lea. No obstante, para ello hemos de tener en cuenta infinidad de lecturas hechas y de múltiples borradores con escritos guardados en cajones, hasta ver aflorar una forma de narrar que sintamos propia. Desde ese fundamental descubrimiento comenzaremos, a partir de cero, nuestra labor como escritores. Generalmente sin tener nada sustancial con lo que iniciar el camino, salvo la motivación, algo esencial para  avanzar.

 

        Para escribir con garantías de satisfacción, hemos de servirnos de la soledad, de la concentración, constancia, orden, y quizás de unas notas mágicas de jazz que sirvan para ambientarnos al comenzar a registrar frases cortas, inciertos relatos o delicados poemas. Todo ello con una estructura gramatical, no complicada en principio, que sirva para alentarnos sin hacernos sufrir demasiado. Escribir. Hacerlo con la cabeza y con todo el potencial del cuerpo. Eliminando dudas, filtrando un ritmo mental que nos permita dejarnos llevar por el poder de la improvisación y del acierto.

 

      Si se consiguen lectores que den aliento a lo escrito, significará que hemos recibido un premio como ayuda, que hará que se nos conozca un poco más y despeje desánimos mitigando -al menos en parte- el temor a la página en blanco. Pero lo realmente importante en el acto de escribir son las obras, y que éstas respondan a  expectativas propias huyendo de tendencias ajenas o en boga. Esto se consigue tirando lo que no nos sirve, repasando, tachando, reescribiendo enmendando aquello que chirría con frialdad. Algo siempre posible si apartamos, de nuestro talante creativo, orgullo y presunción.

 

     Como escritores hemos de guiarnos de la observación, prendiéndonos de la realidad desde diferentes ángulos. Ahí reside lo principal. Ahí debemos saber qué escoger para luego acompañarnos de buenas historias que novelar, de ensayos o poemas que componer y contar. Hemos de ser persistentes, examinando, intentando descubrir los entresijos de lo que la observancia nos está contando, valiéndonos de la psicología, aficionándonos al arte en todas sus magnitudes, leyendo mucho e investigando, sin someternos como decía a la egolatría y directriz de escritores por otros consagrados. Hemos de ser humildes y trabajar diseccionando cuanto a nuestro alrededor creamos es de utilidad, respetando la contextura, esa fina y difícil línea que nos permite finalizar con éxito cualquier tipo de proyecto.

 

Barcelona, noviembre del 2020 

©Teo Revilla Bravo.