Transeúnte. Dibujo al carboncillo de Rubén Darío Gómez
TRANSEÚNTE.
Transeúnte. Con qué fin, para qué, hacia dónde,
si perdido no me hallo amor en ti.
Doy pasos a ciegas sin los arreglos conductores
de unos ojos que dictaminen seguridad y querencia.
Gateando por suelos de acontecimientos triviales,
me deslizo, corazón dolido, uñas afiladas, mente
en alerta, para arañar un resquicio que me aparte
de la gran verdad que es comulgar un día más
con la irrefrenable e inconsistente quimera
de padecer tu atractivo e imponderable poder.
Suceden acontecimientos que hacen reír o llorar,
pero que a la vez iteran que quejarse es inútil
en esta humedad que penetra hiriendo los huesos.
Ciclos que inevitablemente terminan añorando
la imposible abstracción transparente de tu rostro.
No importa nada si no esa terminal de latigazos
lumínicos que encierras en tus adormecidos silencios,
algo que traduzco como un adiós cruel,
espejo transformado en imagen de abyecta
resignación, ojalá que en hallar paz en los largos
pabellones del olvido, del silencio, del desamor.
OCÉANOS DE LUNA
(Cuaderno VIII. (1984-1987)
©Teo Revilla Bravo.
Tus versos son un largo padecer, un camino rodeado de espinas en donde el dolor es inútil, porque reconoces la verdad aunque no quieras saber nada de ella. Lo increíble es, que de esa herida tan profunda, fluya poesía. Besitos
ResponderEliminarKaryn, así es. La poesía está en todo o se surte de todo, especialmente en las almas que sufren; la felicidad ofrece más libertad a la expansión, aunque también la capte y cante la poesía. Un abrazo.
EliminarLa enorme fragilidad e indefensión ante el sufrimiento doloroso que se agazapa a nuestra espera en algunos pliegues de la existencia. Triste, pero hermoso.
ResponderEliminarGracias por estar, Francisco. Sabes lo que significa de amistad y entendimiento. Un abrazo.
EliminarUna gran tristeza y desconsuelo inunda tu poema, pero con una claridad muy intensa de la inutilidad de ese sufrimiento que nadie puede remediar, pero un gran consuelo y desahogo al hacerlo. Me encantan tus poemas de esos años. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, amiga Imelda. Cierto que en cada época tiene uno una manera especial de expresarse. Al tomarlos ahora y releerlos, me doy cuenta, en parte y de manera clara, quién era, quién soy.
EliminarUn abrazo.