ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

miércoles, 27 de diciembre de 2017

SONIDO MUSICAL


"La música y el sonido fue una de las ideas más importantes que Kandinsky quiso plasmar en sus obras, añadiéndole la parte espiritual que en su caso y en general en la música y también en la poesía mismas, está relacionado con el pensamiento abstracto que los humanos llevamos acabo para intentar entender más cosas aparentemente incomprensibles. Así el amor..."










SONIDO MUSICAL


Sonido musical –acariciado universo
pleno de sensaciones- que se produce
en mí, en tí, como madrigal movimiento
viajero alargándose con el crepúsculo, flor que embelesada se refleja en las pupilas
de tus ojos como lo hace la misma tarde,
notas y sonidos maravillosos, lámparas
candentes de melancólico sueño, sonar
de arroyo, horas tocándonos con alas
de luces que sutilmente eternizadas
se prolongan en cálido y cercano amor.
Soplo álgido y clamoroso del día. Entre las manos por momentos
parece haber algo en vez de nada,
por momentos parece hallarse el absoluto, .
Hay un sonido musical sin volumen ni peso, que escapa –hacia dónde
no se sabe- fugaz por una rendija
de la abierta ventana, difuminándose,
con fluorescencia en la tibia tarde
Percibo tu inequívoca presencia,
y al verte -ofrenda de luz de plata
y música- me falta la palabra, se me llena
el alma de templado arrullo,
de melancólica sorpresa que entre luces,
matices, y resonancias, gira y gira y gira.
Como este amor que sigue y sigue y sigue
con ritmo y no cansa ni se apaga nunca.



“SOLEDADES” (Provisional)
Cuaderno XVIII
(Del 04 de febrero de 2013, al 12 de enero de 2014)
©Teo Revilla Bravo.





lunes, 25 de diciembre de 2017

LA METÁFORA


"Metáfora resonante. Obra de Guillermo Ceniceros. interesante pintor y muralista mexicano.









       LA METÁFORA


La metáfora es connatural al poema, es parte de nuestra forma de pensar y entender el mundo poético, ya que le proporciona imágenes y pinceladas de colores, azares que gravitan sobre la humanidad formando inspiraciones telúricas y existenciales que nos ayudan a  reflexionar sobre la condición del hombre –vida, muerte-, sobre sus contradicciones personales, y también sobre lo social y colectivo: guerra, paz, pobreza, injusticia, destrucción del medio ambiente… La metáfora puede ser tanto certera, como engañosa –adornos innecesarios que hay que evitar-; tan rea y creativa, como aparente o incompleta; y no se debe forzar, sino hallar el momento oportuno. Calibrar bien todo esto equivale a  hacer que el poema sea más vivo, atractivo, e interesante; que adquiera riqueza de expresión, musicalidad, hondura del entendimiento, medida estética y ritmo; todo eso razonablemente bello, equilibrado, y sincero.
          
En la metáfora se producen dos planos: el real y el evocado o imaginado. Entre ambos términos se origina una relación o similitud, que se puede definir como una comparación incompleta:
      Ella es (tan bonita como) una flor. --> Ella es una flor.
     Mi hermano es (como / tan fuerte como) un roble. --> Mi hermano es un roble.
Si el plano que aparece es solamente el evocado, decimos que estamos ante una metáfora pura.

La metáfora ha de crear agrado o acomodo, en lo que escribimos; ha de lograr proximidad o contigüidad; a veces sensación de posesión o de pertenencia a un mismo grupo o especie. En este caso, le asignaremos el nombre de metonimia donde puede ir incluido lo que los entendidos llaman sinécdoque, figura que  sirve para sustituir la parte por el todo: tiene ochenta otoños (=años) Cuando avistamos las velas… (=barcos) no puede ver los tricornios (=guardia civil española) etc. La metonimia puede tratar algo imaginario o simplemente evocado.

La abundancia de metáforas, suele oscurecer un texto; las justas y apropiadas, embellecerlo. En poesía, el símbolo, es hacer de la metáfora algo personal identificado con el espíritu y las vivencias de quien escribe. En este caso, se compondrá de dos elementos: el sensorial y el intelectual.
La metáfora se caracteriza, a su vez, por la permanencia fija en el seno de una cultura. Como por ejemplo la cruz, hoy símbolo para cristianos, mientras que era para los romanos instrumento de ejecución. El símbolo puede ser colectivizado o personalizado. Borges afirmaba, que la historia de la literatura es, en el fondo, la historia de unas pocas metáforas. Y señala algunas: el río que es tiempo, la vida que es sueño, los ojos que son estrellas, las mujeres que son flores….

La metáfora, según el poeta y crítico literario argentino Saúl Yurkievich, representa el sentido de lo sensible, un icono verbal donde el sentido fluye por la vertiente de la imagen; algo así como el despliegue icónico del sentido, en lo imaginado: la metáfora abre y descubre mundos…

En cada poeta, en cada escritor, está el acierto para hallarla, usarla, y crear aspectos comunicativos  que ayuden a pensar al lector sobre lo que leen. A través de una sola frase puede poseer gran cantidad de significados, puede crear pródiga belleza literaria. La metáfora abre y descubre mundos.


Barcelona.-17.-04.-2009

©Teo Revilla Bravo.



sábado, 23 de diciembre de 2017

EL IMPULSO DE ESCRIBIR


Johannes Vermeer, el pintor de la intimidad. "Mujer escribiendo"








EL IMPULSO DE ESCRIBIR

El impulso de escribir, para muchos, se convierte en una necesidad imperiosa que nunca les abandonará. Es una exigencia de desahogo, de poder contar lo real y lo imaginado desde un sentido íntimo y personalizado. Ahí, en ese atrevimiento de dejar descubrir el alma, caben angustias, dudas y alegrías; también una fuerte tendencia a la creatividad, si va encauzado a componer poemas, escribir relatos, cuentos, ensayos o novelas. En todo caso, siempre será, en un ambiente relajante y de soledad, un momento de especial concentración y reencuentro con uno mismo.

            Con frecuencia, al sentir ese ineludible impulso de escribir, sabemos más o menos que queremos contar; otras nos ponemos instintivamente ante la página en blanco, esperando a que, comenzando con la palabra que primero se nos venga a la mente, algo salga de manera espontánea que pueda ir, letra a letra, orientándonos e inspirándonos hacia un fin concreto. De una manera u otra, se pretenderá que sea un acto creativo, y de grata sorpresa, si se tiene la suerte de que salga bien. 

Si queremos escribir algo concreto como un relato, un cuento o una novela, hemos de saber que tenemos algo in mentis sobre lo que escribir, algo que nos ronda machaconamente por la cabeza. En este caso sólo hemos de hallar la mejor manera de expresarlo, centrándonos, en principio, más en las ideas que se quieren transmitir que en las posibles palabras a utilizar, tiempo habrá de cambios y mejoras.

Las primeras líneas de un escrito, cobran capital importancia, son básicas para captar la atención del  lector. De este modo, letra a letra, se comienza una aventura que ha de ser fluida y coherente; una aventura en la que hemos de usar correctamente los signos de puntuación, así como de saber evitar en lo posible párrafos largos de una sola oración. El punto sustitutivo de una coma, cuando ésta no sea imprescindible, dejará fluidez y agradecidos respiros. Otra de las cosas importantes a tener en cuenta al escribir, es no abusar de adjetivos y de adverbios, leer y releer lo escrito dándole claridad y limpieza, eliminar aquello que suene rimbombante, iterativo, e innecesario. La repetición de palabras próximas es otro asunto importante a evitar buscando sinónimos o conceptos parecidos: el idioma español es rico, los proporciona con mucha generosidad.

Si  el texto ha de ser extenso como en una novela, conviene divididlo en subtítulos o capítulos que nos ayuden a escribir sin provocar cansancio al lector, procurando  alcanzar ese deleite necesario para no aburrir. Que todo esto salga bien, depende de nosotros si logramos ser auténticos y originales, y esto se consigue  si quien nos lee logra detectar, mediante la voz, el estilo, el tono, la intensidad (formas ricas de expresión), quienes somos o quién con personalidad se da a conocer.


Barcelona.- Diciembre.- 2017.
©Teo Revilla Bravo.

lunes, 18 de diciembre de 2017

AMOR Y MEMORIA


Obra de Morgan Weistling, pintor, ilustrador, cartelista californiano, "La lagartija"









AMOR Y MEMORIA  

                      

                                     A Celeste, Pau, Aran, Elba.

 

Contigo en tu silencio alentando lunas, 

soles, noches y días, con el hijo del alma. 

Con el hijo y los hijos del hijo más,

mucho más allá del alma.

 

Consonancia e identificación.

Bienqueridos corazones donde me multiplico,

y de forma eternal sigo siendo.

 

Pau, Elba, Aran, me hacen mayor,

me multiplican, me aviejan y rejuvenecen,

me llevan de la vida a la muerte con gozoso 

movimiento, luminarias en los espacios 

de la dicha.

 

Barca, viaje, viraje, constelaciones... 

incontestable mar donde apaciblemente

en lo eternal ilimitado me retengo y mezo.


Rostros amados en unión de mí mismo,

paisajes evocadores donde se congregan

todos los mundos posibles: 

Celeste, Pau, Aran,

Elba, presencia, amor, memoria. 

 

Nota: Poema reescrito a la llegada a mi vida de Elba.




“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.




lunes, 11 de diciembre de 2017


"Mujer de brazos cruzados",  de Pablo Picasso. Realizado en 1902, pertenece al periodo azul del pintor malagueño. La obra fue realizada cuando se encontraba en una gran crisis existencial tras la muerte de su mejor amigo Carlos Carsagema, quien ese mismo año se había quitado la vida.





ENORME  TRISTEZA


Enorme tristeza tras los ineficaces tortuosos
careos, si no se aclara e ilumina la sonrisa 
en los graves rostros de la tensión y el arrebato.

Aves desplomadas sobre el suelo. 
Piedras sobre aguas turbulentas.

Dos almas tirantes, sufrientes y llorosas, 
se aman, y  lo saben. 

Habrá inevitable llanto –duro instante- 
en soledad hiriendo la hermosura;
lo habrá antes de que se produzca  
la mirada y llegue penetrando hasta el límite 
de los cuerpos el abrazo, redentor encuentro 
derribando la barrera dura y fría que los llevará, 
ardientes y serenos, a fecundar –reflejos 
de auroras y crepúsculos- cuerpos y almas 
en vital moratoria de pasión y vida.

Huidizo destino donde se nos posa la vida. 
Abierto instante en que se enciende la tarde. 
Grata algarabía de silencios en la presencia
fugaz de las formas, pequeños equilibrados
de natural belleza…



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo





miércoles, 6 de diciembre de 2017

LA LECTURA Y SUS BENEFICIOS


"La lectora" 1876. Obra de Pierre Auguste Renoir







LA LECTURA Y SUS BENEFICIOS


La lectura es un proceso complejo. Lo es desde que se comienza, siendo niños, a pronunciar y leer las primeras letras. En la lectura entran en juego una serie de habilidades cognitivas que determinarán el poder de atención y captación de lo que se lee, a la vez que enriquece y desarrolla el perfeccionamiento del lenguaje haciéndolo más fluido, así como mejora la expresión oral y escrita aumentando el vocabulario y el nivel de la ortografía. Su práctica incrementa el deseo de más lecturas, a medida que va siendo constante en la educación escolar y en la vida misma, acabando por ser una experiencia única, necesaria, irrepetible. Esta persistencia fiel en la lectura, provoca felizmente un cúmulo de bienes, pues  instruye, educa, crea hábitos de concentración y constancia, suministra información, nos hace reflexionar, analizar, esforzarnos, provoca gozo, distracción, y entretiene. También sirve para optimizar las relaciones y el entendimiento con los otros, pues facilita la exposición del propio pensamiento así como la capacidad de relacionarnos con los otros, enriqueciendo y propiciando contactos en una una labor que amplía la visión del mundo.  

Al poner en acción las funciones mentales a través de la lectura, se agiliza la comprensión, convirtiéndose ésta en una herramienta esencial para el buen rendimiento escolar en los jóvenes, así como para cualquier trabajo intelectual y científico. La lectura amplía horizontes, permitiendo ponernos en contacto con lugares, gentes, costumbres, despertando en nosotros la capacidad de juicio, de imaginación, de análisis, de espíritu crítico, de observación. Leer genera  aficiones e intereses, desarrollando la creatividad en todos los sentidos. El mismo acto de leer es creación-recreación permanente, pues potencia la formación estética y educa la sensibilidad, favoreciendo el desarrollo de virtudes morales así como el conocimiento de uno mismo y de los otros si sabemos seleccionar adecuadamente los libros. Leer deja profunda huella. Favorece la mejora del carácter, de la afectividad, de los buenos sentimientos; nos enriquece, nos transforma, nos hace gozar y sufrir, ofrece alas y vida sin límites, a través de ella se vuela cual pájaros libres y aventureros.


Barcelona, diciembre de 2017.
©Teo Revilla Bravo. 


viernes, 1 de diciembre de 2017

SUMA ARMONÍA


"María en la playa de Biarritz (1906), obra de Joaquín Sorolla.

El mar le permitió a Sorolla investigar sobre la luz y el color como con ningún otro tema







SUMA ARMONÍA


Ese cielo atardecido y vagabundo
donde la fuerza natural del viento
y del mar –suma melodía- se reflejan
claramente en tu rostro, tiene mucho
que ver contigo y conmigo al crear
un solo cuerpo de belleza y luz.

Vuela alta y bella, sobre la playa,
la cometa del niño. Tú estás ahí
reposada en la arena, algo alejada
leyendo un libro, acumulando olas
y caracolas, devorando mares,
recogiendo soles, respirando brisas.

La dicha –frágil suspiro-
se adueña del momento luminoso
fugaz y preciso que va engalanando
con matices cambiantes el poniente.

Complacencia. Largo poema 
de mar y  viento. Secreto sencillo. 
Símbolo de estremecimiento, 
amor y levedad, talismán donde todo 
–pálpito, conformidad, sentido- 
es lo que parece.

Reflejos indeterminados, suma
de armonías, ecos inexplicables,
claros obsequios del atardecer.



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.










miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL OBSERVADOR


Obra de Pier Paul Rubens. Autorretrato. 1623. Florencia, Galería Uffizi 






EL OBSERVADOR


Para que el arte exista necesita de un observador que lo traduzca, sensitivamente, al mundo de lo real. Sin oportuno observador, el arte se convierte en una cosa gélida que muere para la emoción, siendo como es necesario, pues ha acompañado al hombre a lo largo de su historia como manifestación cultural, que así siga in saecula saeculorum, amen.

Uno se acerca a la obra con curiosidad y expectativa pensando que encontrará ciertos beneficiosos atributos. Pero a veces también con cierto temor, al pensar en la imposibilidad de conseguir entablar un diálogo propicio y correcto.  La obra está  ahí, acabada, a la espera, aparentemente distante, aguardando unos ojos que se posen intencionadamente en ella, la perciban, y arrebatados la mimen. Para que esto suceda ha de hacernos aflorar lo íntimo inquieto, lo delicadamente sentido: alegría, tristeza, belleza, encantamiento, sueños, e incluso estupor. Sin embargo, pese a esa apariencia que pueda tener de lejanía, la obra ha sido creada por una mujer o un hombre posiblemente muy parecidos al que extasiado o no luego la contempla; por tanto, es reflejo y expresión de ese artista. Por un motivo u otro, lo creado debería de tener algo en común -principios, valores- con el mismo observador. Visto así de sencillo, creo que ante una obra de arte, no debería hacer falta voceros que nos digan cómo hemos de interpretarla, verla, analizarla o sentirla, contradiciendo así esa ley natural de tradición y memoria necesarias para otro tipo de muestras o enseñanzas humanas. En arte, en principio, la sensibilidad de cada cual basta y manda, siendo oportuno cualquier intento que hagamos por salir del círculo vicioso que en estas cuestiones y en otras suele arrastrarnos. Lo importante es hacer prevalecer la propia y singular percepción, sin negarnos a entrar en otras posibles valoraciones.

Esta actitud personal, íntima y sensitiva de la que hablamos, debería compensar abortos oportunistas, farsas de autoproclamados artistas y mecenas al creer que su arte es prodigioso y nadie debe cuestionarlo, arte colocado con frecuencia en plazas y en salas públicas subvencionadas por todos y que guste o no gusten tenemos que soportar. Hemos de contemplar el arte con mentalidad abierta buscando lo virtuoso que hay en cada obra, aquello que al observarlo sentimos como ensueño, prodigio o poesía, arriesgando, proyectando nuevas formas, dando nuevos sentidos a lo que nos preocupa o inquieta, sin atender a proclamas especulativas que cierran –a través de modas, escuelas o movimientos-  puertas más que abren. Tampoco debemos  menospreciar sin más una obra, ya que puede ser valorada por muchos espectadores no coincidentes con nuestros gustos, o porque creamos que alguien adquirió un cuadro guiado por una aparente simplicidad para nosotros, como puede ser unas cerezas y un jarrón con flores, pues una obra no deja de ser arte solamente -como algunos critican frívolamente- porque se considere “mona” encima del sofá en la pared de un salón, ojos hallará que lo verán de otro modo, no debemos precipitarnos al juzgar: toda obra puede contener algo que va  más allá de lo aparente, algo que trascienda lo considerado meramente decorativo. En este sentido hay que respetar obra, gustos, y sentimientos, siempre subjetivos. Hay factores socioculturales, de idiosincrasia e identidad cultural. Los gustos  y significados de la estética, de la belleza, no son iguales para todos..

El arte ha de asombrar, ha de ser singular y trascender en lugar y tiempo para considerarlo como tal. Y ha de hacerlo, como decíamos, con el solo hecho de pararse uno ante una obra y quedar embobados. Ni siquiera se ha de explicar formalmente, ya que el efecto ha de ser emocional, una reacción natural de nuestros mecanismos  sensibles.


Barcelona, Noviembre de 2017. 
©Teo Revilla Bravo.





domingo, 26 de noviembre de 2017

ROSTRO DE AMOR


Retrato de una mujer. 1951. Obra del pintor italiano Pietro Annigoni. 







ROSTRO DE AMOR

Rostro de amor quedamente

revelado, matices y músicas

estirando la claridad de la noche

hasta juntar claras constelaciones

nacidas de agitados pasionales

arrebatos, silencios empapándose

de cálidas brisas, de primordiales

significados.


Cuerpos abundantes luces,

vidade leves temblores.

 

Todo gira y gira en torno,

universo abierto, envoltorio

de alegría, encrucijada luminosa,

noche larga que en ti se alarga.


Tu presencia lo hace posible,

va creando en torno a mí

prodigiosas órbitas de encendidos

colores que se van agrandando,

creando dominios extraordinarios.

 

Rostro de amor, danza interior

eres donde la mirada se acomoda

a lo invisible brotando en luminoso 

ámbito, ahí donde se reúnen lunas 

y soles en mil estelares detalles.

 



“SOLEDADES” (Provisional)
 Cuaderno  XVIII ( 2013 al 2014)
©Teo Revilla Bravo.


viernes, 24 de noviembre de 2017

ESCRIBIR POESÍA


El poeta Charles Pierre Baudelaire. Obra original de Marina Sortiriou, pintora griega.









ESCRIBIR POESÍA

    
Se escribe, se habla, se repite todo monótonamente  tanto… No obstante, ¿qué permanece? La mayoría de las palabras se las lleva el viento una vez pronunciadas; las barre la insignificancia una vez escritas; las anonada tiempo y olvido… 

La poesía hay que escribirla y sentirla libremente. Con una percepción especial, la de mantener el equilibrio, la armonía y la medida, entendiendo que hay algo en todo ello que merece la pena ser dicho, y que el hacerlo nos va liberando de aspectos ásperos de la propia vida sin preocuparnos si habrá lectores receptivos o no. La poesía no es un medio para abrumar al lector, sino para compartir con él emociones, o en tal caso intentar agitarlo denunciando injusticias, concienciando, abriendo el corazón a la celebración de lo cotidiano, eso que sucede en nuestro interior, canto al amor y a la vida. El poema se convierte así en un arma de desahogo, donde deben predominar los versos directos, en un lenguaje preciso. De tal manera que lleguen directos al alma lectora y así sean recogidos (alejándonos del realismo más plano) entre evocaciones  y emociones. Algo que se ha de revelar capaz de captar en la complejidad y en la sencillez, de tal manera que se haga verdad en nuestras sensaciones, símbolo de lo que se ve y casi se palpa, de lo que parece escapar pero logra retenerse, comunicarse, trascender: locución, inspiración, ensueño, meditación... La poesía se lo debe todo al silencio, y a la reflexión.
   
Poemas de la metafísica personal y de la duda. Experiencias y memorias que se interrelacionan, dando lugar a una poesía que medita sobre el paso del tiempo,  el acceso a la madurez,  la pérdida de la inocencia,  el amor y el desamor,  los límites de la vida, la muerte y sus consecuencias; poesía ante el misterio o ante lo existencial incomprendido, todo eso que bordea el escepticismo pero sin dejar que caiga en él. Acto estético, reflejo y vigor de la experiencia, mística de la lucidez, reflexión personal, acto de fusionar imágenes en la memoria con emoción y contenida vehemencia, compromiso, experiencia, tensión dramática, y cierta melancolía.

El peor destino que le cabe en suerte a toda poesía, es ser, a lo largo del tiempo, previsible, monótona, repetitiva. Ha  de alterar o tocar las fibras sensibles propias y de quien la leyere; estando y sintiendo en presente, ha de avanzar sobre el tiempo real, porque parte de su esencia es la intuición y el reflejo de una sociedad siempre en movimiento y creación. La poesía ha de impulsar novedad y frescura; ha de abrir cauces y ritmos literarios, ha de salir de la asfixia en la que muchos la meten, pues necesita respirar libre y novedosa siendo germen creativo en constante movimiento y expansión…

Cada poema escrito abre un interrogante, una deliberación, un entresijo, un dilema. Quizás por sentirnos impulsados a rehacerlo constantemente, pues lo notamos fallido en algún punto, algo que por lo demás sucede en toda obra: la idea original, la que empuja a su creación, jamás logra significarse del todo, siempre le falta algo, siempre queda irresoluta. La palabra poética, al estar oculta tras la voz convencional, hay que liberarla. Así nos lo decía muy bien Vicente Huidobro, pues sabía que ante el poema, siempre nos sentimos rotos, decepcionados, e impulsados a indagar más, nunca acabaríamos; o, directamente, lo romperíamos: “Sólo lo permanente cambia”, decía Kant, haciéndonos ver que el "Ahora" ya se encuentra adelante, que es un ahora avanzado; o, como dijo en una reflexión sobre “La palabra en el tiempo” Manuel Ballestero:“Un vertiginoso fuera de sí mismo”. 


Para un escritor, para un lector, la poesía siempre ha de ser atrayente, mágica, novedosa, necesaria, para ordenar la propia experiencia y darle sentido a la existencia. Ha de ser sorpresa inefable e indefinible; un poco ambigua, abstracta e indescifrable; lector y escritor, han de indagar, pelearse con la palabra y el verso, acomodarla al mejor sentir. La poesía ha de ser realista, misteriosa, onírica, mágica, surrealista, nunca acomodaticia. Hemos de dejarla manar y surgir fresca y atrayente desde el fontanal libre del sentimiento, y beber y dejar beber copiosamente de sus asombrosas aguas.



Barcelona.-2009
©Teo Revilla Bravo.