Johannes Vermeer, el pintor de la intimidad. "Mujer escribiendo"
EL IMPULSO DE ESCRIBIR
El impulso de escribir, para
muchos, se convierte en una necesidad imperiosa que nunca les abandonará. Es
una exigencia de desahogo, de poder contar lo real y lo imaginado desde un
sentido íntimo y personalizado. Ahí, en ese atrevimiento de dejar descubrir el
alma, caben angustias, dudas y alegrías; también una fuerte tendencia a la
creatividad, si va encauzado a componer poemas, escribir relatos, cuentos,
ensayos o novelas. En todo caso, siempre será, en un ambiente relajante y de
soledad, un momento de especial concentración y reencuentro con uno mismo.
Con
frecuencia, al sentir ese ineludible impulso de escribir, sabemos más o menos
que queremos contar; otras nos ponemos instintivamente ante la página en blanco,
esperando a que, comenzando con la palabra que primero se nos venga a la mente,
algo salga de manera espontánea que pueda ir, letra a letra, orientándonos e
inspirándonos hacia un fin concreto. De una manera u otra, se pretenderá que sea
un acto creativo, y de grata sorpresa, si se tiene la suerte de que salga bien.
Si queremos escribir algo
concreto como un relato, un cuento o una novela, hemos de saber que tenemos
algo in mentis sobre lo que escribir, algo que nos ronda machaconamente por la
cabeza. En este caso sólo hemos de hallar la mejor manera de expresarlo,
centrándonos, en principio, más en las ideas que se quieren transmitir que en
las posibles palabras a utilizar, tiempo habrá de cambios y mejoras.
Las primeras líneas de un escrito,
cobran capital importancia, son básicas para captar la atención del lector. De este modo, letra a letra, se
comienza una aventura que ha de ser fluida y coherente; una aventura en la que
hemos de usar correctamente los signos de puntuación, así como de saber evitar
en lo posible párrafos largos de una sola oración. El punto sustitutivo de una
coma, cuando ésta no sea imprescindible, dejará fluidez y agradecidos respiros.
Otra de las cosas importantes a tener en cuenta al escribir, es no abusar de
adjetivos y de adverbios, leer y releer lo escrito dándole claridad y limpieza,
eliminar aquello que suene rimbombante, iterativo, e innecesario. La repetición
de palabras próximas es otro asunto importante a evitar buscando sinónimos o
conceptos parecidos: el idioma español es rico, los proporciona con mucha
generosidad.
Si el texto ha de ser extenso como en una novela,
conviene divididlo en subtítulos o capítulos que nos ayuden a escribir sin provocar
cansancio al lector, procurando alcanzar
ese deleite necesario para no aburrir. Que todo esto salga bien, depende de
nosotros si logramos ser auténticos y originales, y esto se consigue si quien nos lee logra detectar, mediante la
voz, el estilo, el tono, la intensidad (formas ricas de expresión), quienes
somos o quién con personalidad se da a conocer.
Barcelona.- Diciembre.- 2017.
©Teo Revilla Bravo.
Dices bien, todo eso nos lleva al impulso de escribir, a veces más, otras menos, de vez en cuando precisamos un estímulo, agarrarse a una frase como tabla de salvación o también puedes obligarte a generar un escrito que contenga ciertas palabras. Hay muchas formas de ayudarse ante la página en blanco, pero lo mejor es dejar que fluyan las letras, siempre después habrá tiempo de ordenarlas.
ResponderEliminarBesitos
Supongo que cada cual tiene sus maneras, sus líneas a seguir, su ordenamiento e impulso, siempre es algo íntimo y personal. Pero existen una pautas que hay que respetar, que son comunes. Gracias por el comentario.
EliminarBesitos.