ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 22 de marzo de 2021

LA ETAPA CREATIVA Y SU CIRCUNSTANCIA

 


"Alegoría de la pintura" Obra del pintor barroco neerlandés Johannes Vermeer







LA ETAPA CREATIVA Y SU CIRCUNSTANCIA

 

    Las circunstancias de la vida, según Octavio Paz, nos van preparando  para abrir y cerrar la etapa creativa en la que estemos inmersos. Visto así, podemos decir que toda obra de arte parte de una circunstancia determinada. En esa primera etapa, llamémosla de inspiración, la obra no es más que un esbozo, una radiografía, germen, voluntad, proveniente de un material temático llegado por algún motivo sorprendente a la mente y que el creador, sintiendo la urgencia o la llamada de la emoción, necesita de algún modo imperioso y constructivo armonizar y desarrollar. Decía Heinrich Böll, premio nobel del 1972, que “Lo que el arte necesita única y exclusivamente es material temático y no libertad porque él mismo en sí es libertad”. Y en otro punto, añadía: “El arte no sólo se limita a aportar y ofrecer, sino que es la única manifestación comprensible de libertad que tenemos en este mundo”. El poeta se relaciona con la circunstancia especial que ofrece esa sensación de libertad dándole salida, canalizándola en acto de creación, apoyado en la necesidad de desahogo íntimo que siente. Intentando codificarlo a través de la composición que ha de dar forma y contenido a la obra, una de las  maneras que uno tiene de encontrarse consigo mismo ante la incomprensibilidad y el desconsuelo que provocan a menudo el medio en que se vive. El artista sabe, y esto es lo más tremebundo, que en la desolación hallará cierto consuelo a sus desazones al entrar en contacto con la obra empírica. En este sentido podremos decir que la obra es elaborada por la necesidad emocional que provoca la inmediata agitación interna en su deseo de salir. Es en ese desarrollo que hablamos de solturas y libertades posibles. La obra deviene, sin mayores correcciones ni cambios, tras una misteriosa visita de lo inefable, llamémoslo inspiración, musa o hado. Habiendo veces, las más, que llega a través de distancias atenuadas o controladas intelectualmente por él mismo artista, a través de contextos recogidos del mismo recuerdo. Son señales que se retuvieron por un motivo u otro, apareciendo en momentos concretos por una suerte de azar, espoleadas por una sensación que quedó grabada. Todo ello condiciona una escritura, una partitura, una pintura, creando una marca de la casa, una forma de hacer proveniente de una fuerza interior íntima, casi siempre elegíaca, producto de torturas internas o extrañamientos íntimos que produce la propia vida. El exilio es destierro, expulsión, castigo, incomprensión. Es la falta de lazos permanentes con que atarse o sumarse a los seres vivos que te rodean, sobre todo si es abandono del lugar por razones políticas. Pero en este caso, en el de la creación en sí, es más latente que corpóreo. En esa circunstancia de exilio interior, las obras de arte proceden a menudo de situaciones lacerantes cubiertas de soledades: el poeta se ha quedado sin oxígeno, está a la desesperada con voz ahogada acallada por el llanto de lo inefable, situaciones de las que desea salir mediante el consuelo que ofrece el arte. Guiños, giros, versos, paráfrasis, declamación, música, escultura, etc. nos advierten de que algo serio sin resolver está sucediendo. El artista no debería tener que sentir que es un ser relegado a otros espacios, a otras patrias o lugares fatuos donde por otros condicionantes sufrirá; sí sentir que es un ser que intenta levantar la voz de la utopía y de la esperanza, ansiando hallar un universo mejor donde habitar en unicidad y conformidad con lo que siente. La razón del arte es ante todo alcanzar ese mito, esa Arcadia deseable donde todos participen y se beneficien de una satisfactoria convivencia.

    Nuestras inquietudes artísticas son un incremento premonitorio de los entusiasmos o desazones que albergamos; son una luz que ilumina la vida secreta guiándola hacia el nódulo último de la vida. Por ese camino que marcan las inquietudes y señala la luz, es por donde han de perderse los artistas tras saber que la meta está más allá del concepto. Lo que para los demás mortales resulta inexpresable y apenas conjeturado, para el creador es evidente e intentará captarlo para reducirlo a una formulación que derive en obra, no sin esfuerzo, no sin agonía. La búsqueda del propio mundo poético es, en esencia, la historia y el drama de cada creador comprometido y emprendedor, círculo que no acaba de cerrarse nunca, voz última que se resiste a ser invadida por la indolencia. Es La existencia realizándose en sí misma.

 

 Barcelona.-febrero.-2014.

©Teo Revilla Bravo.






6 comentarios:

  1. Qué bien has descrito la etapa creativa y su circunstancia.
    Me fascinan los artistas y su forma de expresarse. Ese mundo suyo, desconocido, para los que no lo somos, desde siempre me ha atraído.
    Me gusta cobijarme al amparo de ellos por su riqueza interior y su forma de observar lo que ocurre a nuestro alrededor.
    Por eso, una vez que te descubrí, acudo a tu rincón ansiosa de aprender.
    Gracias por tu aportación al mundo del arte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una alegría siempre tu presencia, estimada Maripaz. El arte es la mejor expresión del ser humano, lo que nos salva de tantas torpezas y maldades que se comenten, pues parece que no aprendemos a caminar por senderos de paz, igualdad y solidaridad.
      Gracias por estar. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Un excelente artículo, detallado y real, del mundo de la creatividad y su creador. Leyéndote venían a mi mente esos momentos descritos, concretamente, en la vida de A. Machado y sus diferentes poemas y circunstancias.

    Abrazos Teo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, amigo Ernesto por adentrarte en una lectura que puede resultar algo pesada, no sé bien, pero a veces tengo la sensación de enrollarme mucho. Gratificante lo que me dices de A. Machado.

      Un abrazo grande.

      Eliminar
  3. Clarificas muy bien en tu escrito la etapa creativa del artista, del poeta o escritor, en realidad sirve para cualquier forma de arte. Lo mismo le pasará al músico o al escultor. en el arte está la libertad y en las piezas conseguidas —después de que la creatividad, las musas y nuestras propias circunstancias se den la mano en una especie de hoguera interior parecida a un volcán en erupción—, nos permitan revelarnos ante nosotros mismos y el mundo. Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Intento clarificarlo más bien, Karyn, en ello me meto atrevido, Sí el arte en general suele compartir un mismo método de efectos y libertades. Gracias.
      besos en la gris tarde de hoy,

      Eliminar