CÓMO SITUARNOS ANTE EL ARTE
Hay muchas maneras de aproximarse al arte. Todas, si son nobles y sinceras, suman criterios. El arte es un bien colectivo que se asume desde la experiencia individual a través de la sensibilidad, algo que depende de la educación recibida, del criterio logrado, de la forma de entenderlo y captarlo apoyándonos en parámetros que puedan servirnos de guías. El arte para sobrevivir, ha de demostrar su utilidad, su necesidad, su relevancia social; y a nivel particular, ser reflejo de las propias inquietudes y sensibilidades, no sólo como imagen o icono impactante, sino también como profunda reflexión sobre quiénes somos y hacia dónde deseamos dirigirnos. El arte, que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia, previsiblemente siga haciéndolo todo el tiempo en que éste habite la tierra. Por tanto, la forma de que sea útil a la sociedad, es que se dirija hacia una sensibilidad poética transformadora. Pluralidad y libertad que han de ser exponentes de una dimensión humana inteligente, sobre todo cuando hay que cubrir intervalos entre un momento artístico y otro, entre una crisis creativa y otra, entre el impasse que se produce ente dos épocas, momento histórico en que tienen lugar importantes cambios.
Al arte hay que acercarse con pureza de intención y con los ojos bien abiertos, dejándose invadir por el deslumbre que toda buena obra posee, subrayando el espacio que ocupa, sabiendo aprovechar al máximo el potencial emocional y reflexivo que contiene. Todo se ha de interrelacionar, buscando el ritmo, el latido, la cadencia emocional; intentando hallar, de este modo, la interrelación de poderes efectivos que se producen entre obra y espectador, vínculos sensibles que dejen huellas definitorias.
Se logra entender de arte, a través de una labor de indagación y de estudio; de mirada atenta; de cuadrarse ante la obra largo rato dejando que ésta que se manifieste. De este modo podremos descubrir claves, que descifren el porqué del gran interés que despierta en nosotros. Los espacios y las razones ocultas, si somos receptivos, se abren como soles, se magnifican como deslumbrantes firmamentos.
Es interesante pensar -o reflexionar- en la mejor manera de educar o presentar el arte a quien lo precise. Hacer hincapié en que se haga desde la infancia, pues es el mejor momento para canalizarlo hacia la sensibilidad y el entendimiento del niño que crece. Y si es posible, intentar despertar a los que a nuestro lado permanecen indiferentes, cuando no contrarios o cerrados a la importancia cultural y humana que posee. Quizás no haya una solución concreta; quizás cada uno debamos acercarnos al arte sintiendo el paradigma de la magia que desprende, asumiéndola sin explicaciones ya que a veces éstas confunden más que aclaran anulando el instinto libertario e innato de todo observador. Al arte se puede llegar de muchas formas. Todas pueden ser válidas si el fin lo es. Todas pueden sumar, si son abiertas y sinceras, si modelan nuestras mentes para lograr un buen criterio. El colectivo suele acercarse a las grandes exposiciones, condicionado por estándares definidos que marcan propósitos no siempre loables pues a menudo están guiados por intereses gremiales y comerciales. Si el arte deja de ser útil a nivel emocional para convertirse en artículo de compra venta, muere su razón de ser y con él la cultura y el saber humano al no apreciarse ni valorarse los loables impulsos que lo hacen posible.
Barcelona. Abril de 2013.
Hola, Teo, es un placer volver a leerte después de estos meses de ausencia. Ha sido un verano extraño este. Yo no he acudido a mi cita con Guardo y me arrepiento. Se me ha hecho el verano largo, muy largo...
ResponderEliminarSe que tú has estado en esa bella tierra a la que amo. Me alegra tenerte aquí de nuevo.
Es verdad que nuestros años de infancia nos marcan para siempre. Por eso si nos enseñan a amar el arte y la belleza cuando somos niños, efectivamente es el mejor momento para canalizarlo hacia la sensibilidad que crece, como bien dices.
Te envío un enorme abrazo querido amigo.
Verano extraño y año extraño, todo da idea de que acabaremos de este modo tan incómodo como pleno de inquietudes. De vuelta ante el comienzo del curso escolar, tras dos meses serenos por nuestras tierras.
EliminarUn fuerte abrazo, Maripaz, gracias por tu visita.
Los mayores suelen pensar que los pequeños no son capaces de lograr grandes obras y es justamente con ese pensamiento que terminan castrando muchos talentos. El amor al arte fluye desde la infancia y si se propicia los espacios y el conocimiento, seguro que llega a buen puerto. De todas maneras, siempre hay momento para entregarse al arte, para conocerlo, distinguirlo, asociarlo a la propia vida y con suerte y algo de estudio, formarse adecuadamente para poder reflejarse en un lienzo, con fuerza y sensibilidad a la vez. Besos
ResponderEliminarSí, tenemos ese desconocimiento o falta de observación sobre lo que los pequeños hacen y son capaces de realizar. Mirar un dibujo de un pequeño, es adentrarnos en su sensibilidad, conocer quizás por dónde decantará en el sentido artístico. Y se le podrá estimular. El arte aparece. Creo, por fortuna, que desde el mismo momento en que comenzamos a tener uso de razón. Hermoso es crecer envueltos en sus colores.
EliminarUn abrazo, Karyn, feliz martes.
Lamentablemente la mercantilización,la estupidez y la cara dura, se combinan para aplicar la eutanasia al arte del presente.
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