LA DESESPERACIÓN
La desesperación del suicida,
atraviesa el puente de la muerte,
-sangre coagulada mortalmente
repartida por el cuerpo inerte-
para cobijarse en el cajón del olvido.
No hay dolores que duren cien
años ni desespero que no tenga
arreglo. Lo difícil es lograr evitar
ese puente y cruzar a nado el río
de la desorientación y el desaliento
durmiendo la tregua que ofrece la noche,
para despertar, ido el borroso armazón
del desespero despejada la bruma,
en calma con el nuevo sol.
Sonará el teléfono. Una voz
cercana, nos lanzará un respiro
de amistad y vida.
OCÉANOS DE LUNA
(Cuaderno VIII. (1984-1987)
©Teo Revilla Bravo.
¡Magnífico poema!
ResponderEliminarTiene una fuerza enorme.
"No hay dolores que duren cien años ni desespero que no tenga arreglo. Lo difícil es lograr evitar ese puente y cruzar a nado el río de la desorientación y el desaliento" No sabemos que sienten aquellos que son presa de la desesperación. La mente humana es un misterio. Aunque todo pueda tener arreglo, puede más ese arrebato de desesperación que impide cruzar ese puente donde estaba la salvación.
Me ha llegado al alma, Teo.
¡Precioso!
Sí, el poema es duro. Trata de esos momentos de desespero en que no vemos salida ni luz que nos la pueda indicar. Pero siempre puede aparecer una voz amiga que la aliente y ayude a encontrarla. Gracias, Maripaz por tu atenta mirada al poema.
EliminarFuerte abrazo.
¡Cuánta verdad en tan pocos versos!
ResponderEliminarSaludos, amigo Francisco. Tu presencia, tu comentario es una alegría.
EliminarFuerte abrazo.
Hay tiempos malos que llegan a desesperar, pareciera que todos los males del mundo caen sobre uno...en esos momentos es tan importante que alguien te tire un salvavidas, una palabra que vuelva la negra mirada hacia la ilusión. Excelente, besitos.
ResponderEliminarLlegando a la conclusión de que nos necesitamos unos a otros, que el término solidario está bien inventado. Gracias y besitos.
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