ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

sábado, 6 de octubre de 2018

EL BODEGÓN Y LA NATURALEZA MUERTA


Uno de los bodegones del gran Caravaggio, gran exponente de la pintura del Barroco italiano.







EL BODEGÓN Y LA NATURALEZA MUERTA


        Lo de “Naturaleza muerta” es una rara expresión que al parecer proviene de la imprecisa traducción francesa -y también castellana- que se hizo de la palabra flamenca “Stilleven”, locución que más bien se tendría que haber traducido por vida en calma, vida quieta, vida inmóvil, o algo parecido. La denominación comenzó a aplicarse a este tipo de pintura en Holanda y Flandes en el siglo XVII, época barroca. El término designaba a aquellas obras que genéricamente podrían ser consideradas con la palabra “cosas”, o sea, composiciones pictóricas que agrupaban unidades y objetos inanimados. El término “Bodegón”, más delicado como definición, ya se había acuñado en España en el siglo XII para designar este tipo de trabajos artístico.

        ¿Cómo se afanaban para preparar estos temas que querían pintar? El artista, sobre una mesa o soporte adecuado, colocaba y organizaba objetos de todo tipo, como alimentos, utensilios, centros decorativos, copas, vasos, jarrones, arreglos florales, pájaros, etc., junto a frutas, hortalizas o dulces; tampoco faltaban, en ocasiones, insectos y animales de caza, en apariencia vivos o en apariencia muertos. Esto en cuanto a la naturaleza muerta de corte tradicional, puesto que en la acepción contemporánea del término, para armar un bodegón los artistas recurren a cualquier tipo de elementos, sean sillas, perchas, botones, cordones, telares, utensilios de cocina, materiales desechables de todo tipo, e incluso basura. Con la llegada al arte de la fotografía, ésta se uniría a la pintura, acompañándola en su papel de imitadora del espacio real o imaginario presupuesto por el artista, con grandes aportaciones.

        Hay además otro tipo de bodegones, denominados “vanitas”, palabra latina que podría traducirse por vanidad no en el sentido de soberbia u orgullo, sino en el sentido de vacuidad, cuyo simbolismo o significado ha permanecido casi inalterable al paso del tiempo. Se trata de un tipo de pintura que invita claramente al éxtasis, al misticismo o a la meditación, algo muy de acorde con el espíritu de la contrarreforma española. Los elementos fundamentales de este tipo de cuadros son calaveras, cruces, objetos religiosos (símbolos de muerte), instrumentos musicales, relojes, joyas, armas…, en general bienes terrenales que desaparecen con la muerte. El sentido que querían darle, era precisamente ese: ante la muerte todo nos iguala, todo desaparece

        Uno de los primeros artistas en representar naturalezas muertas con conciencia de obra pictórica, fue sin duda el gran Caravaggio (1573-1610. A partir de aquel momento son muchos los pintores que se especializaron en el género de bodegón o naturaleza muerta, alcanzando en el siglo XVIII en algunos países, como los mencionados al inicio del escrito, Flandes y Holanda, gran esplendor y difusión comercial. Posteriormente el bodegón, sobre todo el floral, ha seguido siendo tema principal en la obra de muchos pintores famosos del siglo XIX., elaborarándose propuestas novedosas y actuales, lo que da significado de su importancia y alcance por mucho que algunos “divos” del arte hayan querido menospreciarlo y arrinconarlo. Por otro lado, es mi parecer, cabe considerarlo como uno de los mejores ejercicios del tratamiento de la luz y del color.



Barcelona. Octubre de 2016.

©Teo Revilla Bravo..

2 comentarios:

  1. Muy bella la obra de Caravaggio como ilustración de tu escrito que clarifica bastante el tema de la naturaleza muerta, que no es tan muerta en realidad. Besitos

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    1. Me gusta el bodegón elegido, Karyn Huberman. Yo me incliné más por los del artista que le dieron relieve importante en su momento, ese impresionante pintor que fue Caravaggio, ya que ilustraba mejor la historia de este estilo.
      Fuerte abrazo.

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