ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

domingo, 15 de diciembre de 2019

EL ARTE COMO OBSESIÓN


"El papa Inocencio X" El primero pintado por Francos Bacon y el segundo por Velázquez  







EL ARTE COMO OBSESIÓN



El singular pintor Francis Bacon defendía vivamente la figuración, en un momento en que parecía condenada al ostracismo bajo el auge de la abstracción; así mismo, consideraba al arte en general como una gran obcecación del artista. Suyas son las palabras, “Yo creo que el arte es una obsesión de vida y, después de todo, dado que somos seres humanos, nuestra mayor obsesión somos nosotros mismos.” Lo cierto es que cada época necesita volver una y otra vez sobre sus propias representaciones pictóricas, para dar respuesta a sentimientos novedosos que realcen con mayor intensidad  y densidad las obras que el paso del tiempo no puede satisfacer. La imagen sobresaliente sigue siendo la figura humana, cuya génesis plástica deviene como fusión de su temperamento tanto intuitivo como cerebral, punto de partida para comprender mejor su realidad. Quizás lo que nos sobra son los encuadres y los encasillamientos que se hacen de los artistas -en función de sus obras- metiéndolos en diferentes categorías, ya que es algo arbitrario y puede ser que también ridículo.

Una flor pintada, nunca es real, siempre será la imagen de una abstracción del mundo con mayor o menor enfoque de lo que sentimos como real. Todo arte, en rigor, es en alguna medida figurativo y abstracto a la vez, pues el tema elegido siempre llegará inspirado del sueño artístico, de la conciencia, y del mundo que lo rodea. Las imágenes que aparezcan luego en la obra, serán el resultado de esos encuentros, pero también de la obsesión pictórica que tenga el artista por determinados elementos o temas. En la intuición personal la conciencia llega a entrar en la esencia de los fenómenos que la deslumbran o inquietan; los vivencia y reflexiona –objetos, colores, seres y cosas- para significarlos, nombrarlos, y darles sentido. La imagen habla desde la sensación, y la conciencia intenta reflexionar a partir del manejo que se ha hecho del color, de la línea, de la mancha, de las variaciones de tono, de la figura y del fondo programado.

Cuando uno hace memoria de la pintura, de lo que ha visto en ella o leído,  cae en la cuenta de las diferentes técnicas y recursos en que se vale el artista para diferenciarse, para potenciar sus cualidades, para participar en esta fiesta maravillosa que es crear artísticamente algo recreando situaciones que atraen u obsesionan. El artista intenta hallar, en los objetos a tratar, equilibrios y acrobacias que los señalen y personalicen apropiadamente, se posiciona ante el objeto como si fuera una cámara -testigo enamorado- intentando captar con avaricia lo esencial y potenciarlo lo más posible. Tener una cultura visual amplia y profunda es primordial, más aún si no está ligada a una corriente determinada o a unas modas tan perjudiciales como vanas. Aun manteniendo una constante relación con su entorno inmediato, aún campeando entre la cultura vigilante que impone sus normas y conductas sociales, el artista es un ser solitario y obsesivo que necesita de su tiempo y de su tranquilidad. Para indagar profundamente, para unir la exquisitez de la forma, para desarrollar su innata sensibilidad estética, para filtrar, para descubrir interlocutores como Velázquez, Rembrandt, Goya, Picasso, Schiele, Gustav Klimt, o Bacon, etc., que le potencien e iluminen el camino; en fin, en definitiva, para trabajar.


Barcelona. Veintiocho de octubre de 2016.

©Teo Revilla Bravo.



El pintor Francis Bacon en su estudio

         A Bacon siempre le interesó el aspecto más amargo de la existencia y sus obras son metáforas de la lucha del ser humano con su entorno. Su personal lenguaje pictórico muestra los aspectos más misteriosos e inquietantes de la condición humana; sus retratos no buscan el parecido de los rasgos físicos del modelo, sino su condición espiritual. En cuanto a la técnica pictórica, Bacon fue un perfeccionista y dominó como nadie la mezcla simultánea de los componentes de azar y orden. En sus obras se combinaba un interés por la fotografía con su admiración por los grandes maestros de la pintura, especialmente por Velázquez, Rembrandt y Goya. 
       En mi caso te explayas con acierto pleno sobre un artista cuya obra considero fundamental (y con un título perfecto). Pero creo que no es solo una cuestión de gusto personal sino que la obra de Bacon forma parte del signo de los tiempos que vivió y devuelve ese signo al espectador transformándolo en terrible belleza. Sus estudios, sus casas, fueron lugares de acumulación de todo tipo de objetos e imágenes que él recogía y que convertía en un caos que era su base para devolvernos sus lienzos llenos de esa limpieza sucia que los caracteriza y que nos atrapan como espejos, aunque quizá insinuando que los deformes somos sus espectadores y las formas y colores brutales que vemos son la realidad que quizá queremos olvidar. Felicitaciones.
Alfonso Blanco 

9 comentarios:

  1. Ante todo debe existir la libertad para crear. Es cierto que los que nos dedicamos al arte (a cualquiera) podemos llevarlo a la obsesión, siento que es una necesidad imperiosa de cada individuo, su forma quizás de hablarnos. En el caso específico de Bacon, reconozco en él una capacidad increíble de transformar la realidad, se me asemejan sus obras, en especial los retratos, como un ser al que se le fotografía y en ese momento se mueve; él es capaz de captar todo ese movimiento o todo lo que se remueve dentro del ser retratado, es un figurativo abstracto que puede chocar, a mí me produce eso al menos. Besos

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    1. Es una original manera de verlo y con sentido: sus obras podían ser fotografías desenfocadas y luego violentadas, al menos en algunos casos. Él sintió que debía hacerlo así, Karyn, que en ello se sentía a gusto como creador. Hoy el mundo del arte le admira. La autenticidad tiene su recompensa. Un abrazo.

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  2. que maravilla a veces me quedo sin palabras sin letras en mi comentario

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    1. Gracias, mi apreciada Recomenzar por quedarte sin palabras y dejarnos ese sabroso silencio interno que puede que diga mucho más y mejor de lo que uno a veces puede.
      Un abrazo.

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  3. Imprescindible leerte, condensas y expandes con la calidad de un artista en pinceladas exquisitas.Tener una cultura visual amplia y profunda y la soledad creativa....párrafos de excelencia todos pero en esos el exacto aplomo que marca con tanta originalidad una concepcion del arte tal cual lo siento.... aplausos Teo!!!

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    1. Muchísimas gracias por tu lectura y rico comentario, amiga Marisa. Un poco tardío lo saludo y recibo,pero nunca es tarde si la dicha es buena.
      Espero que todo vaya mejor, mucho mejor.
      Un fuerte abrazo.

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  4. Si al canalla de Inocencio X le disgustó el fiel retrato de Velázquez, habría que ver lo que hubiese dicho del descarnado de Bacon...

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    1. Me lo pregunté cuando conocí la obra, Francisco. No le hubiera gustado nada, le hubiera excomulgados seguro.
      Gracias y un abrazo.

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  5. Gracias, Carmen Leira, sé que quisiste dejar tu comentario aquí. Besos si lees.

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