Arthur Rimbaud. Retrato realizado a los 18 años en 1872.
"El poeta debe hacerse vidente por medio de un largo, inmenso racional desarreglo en todos los sentidos".
Rimbaud
Fue in joven ardoroso, vehemente, a veces
airado y ceñudo. De ello dejó clara evidencia poética en versos de gran rebeldía
escritos a corta edad. Toda su obra se escribe, asombrosamente, entre
los catorce y veintiún años sin saberse las razones que le llevaron a abandonar
la poesía a tan corta edad legando por fortuna al futuro
de la literatura una obra resueltamente explícita que sigue causando enorme expectación y admiración.
Con sus poemas Rimbaud pareció querernos
decir, que la naturaleza humana al desnudo se diferencia en provocación al de la
propia y limpia naturaleza. Sus versos suponen un obstinado desafío, al mostrar la inclemencia de lo real desde la hondura de un sentimiento nacido y procesado
en el interior más fructuoso y consciente. Con ello, junto a la relación tormentosa
que tuvo con Paul Verlaine, creció el interés por el poeta, avalando su permanencia preeminente
en las letras literarias. Porque si hay algo que puede estimular la conjunción de obras
sobresalientes y temperamentos depresivos como en este caso concreto, es la delgada
línea que comunica la razón y el infortunio, la agudeza y la ansiedad, haciendo
que pasiones y excesos crucen con descaro los límites establecidos que llevan a la locura.
Dejo un poema. Me imagino que no fácil de traducir a quien con él del francés se atrevió a mostrarlo de este modo:
Los cuervos
Señor, cuando los prados
están fríos
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.
y cuando en las aldeas abatidas
el ángelus lentísimo acallado,
sobre el campo desnudo de sus flores
haz que caigan del cielo, tan queridos,
los cuervos deliciosos.
¡Hueste extraña de gritos
justicieros
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.
el cierzo se ha metido en vuestros nidos!
A orilla de los ríos amarillos,
por la senda de los viejos calvarios,
y en el fondo del hoyo y de la fosa,
dispersaos, uníos.
A millares, por los campos de Francia,
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
donde duermen nuestros muertos de antaño,
dad vueltas y dad vueltas, en invierno,
para que el caminante, al ir, recuerde.
Barcelona, diciembre de 2019.
©Teo
Revilla Bravo.
Rimbaud fue ante todo, un ser libre, vivió como quiso y escribió de la misma manera. Pienso que era un ser tan intenso e inteligente, que echo fuera todo cuanto tenía en corto tiempo y luego toda su existencia se desvirtuó hasta el extremo. No sé si fue realmente consciente de lo asombroso de su poesía, pero por suerte nosotros podemos disfrutarla:
ResponderEliminarSensación
Iré, cuando la tarde cante, azul, en verano,
herido por el trigo, a pisar la pradera;
soñador, sentiré su frescor en mis plantas
y dejaré que el viento me bañe la cabeza.
Sin hablar, sin pensar, iré por los senderos:
pero el amor sin límites me crecerá en el alma.
Me iré lejos, dichoso, como con una chica,
por los campos , tan lejos como el gitano vaga.
Marzo de 1870
Besitos
No, al parecer no fue consciente de la que iba a armar con sus versos posteriormente, Karyn. Pero, ese pequeño fenómeno que se desahogaba escribiendo, dio páginas sin iguales a la literatura. Para muestra, el excelente poema que nos dejas. Abracitos de buena mañana.
EliminarRimbaud fue para mí, que Baudelaire me perdone, el más brillante poeta de los llamados malditos. Tenía un instinto poético más allá de lo natural. Un ser con un mundo interior de tal envergadura que no logró caber en el mundo que lo envolvía. El octavo día de la semana, el decimotercer mes del año. El treinta de febrero. Tan desubicado como pieza clave en su tiempo. Tengo la fortuna de tener su obra en mi colección de poesía.
ResponderEliminarNo me voy a extender, querido Cyrano, pero sí decirte que me agrada esta coincidencia en sentir al poeta francés como uno de los grandes transformadores de la poesía, siendo ya un clásico. Su inquietante mirada al mundo interior es emocionante, un aliento para el espíritu de quienes hoy le leemos. Gracias por tu paso por el blog.
EliminarInmenso abrazo.