Recordando al amigo Mario Luengo. PLaya de los Vilos, CHile. Foto Karyn Huberman
FOTOGRAFÍA Y ARTE
Amplia gama de temas y
géneros, como todo arte, proporciona la devoción por la fotografía, un elemento
cercano a todos, no siempre bien entendido y aprovechado. Se ha de sentir un
estimulante precedente, en el hecho de fotografiar, a lo que podríamos considerar mirada intencionada
–ese ojo es ya una cámara que capta imágenes-, una intuitiva parada a la reflexión
en torno a la naturaleza real que nos ha llamado la atención, antes de proceder,
momento de decidir si hacer la toma o no y mostrarla luego de manera específica.
Son posibilidades artísticas y especulativas, que permiten crear imágenes
amplias que den lugar a interpretaciones diversas como en similitud lo hace todo
hecho artístico. El acto de apretar el botón de la máquina ofrece, en el marco
de la cultura de nuestro tiempo, una
forma de demostrar que nuestra visión está en constante formación de sentir
e interpretar lo que vemos.
Hay que hallar una
inquietud, un estilo propio, una sencillez y originalidad. Sentir que somos capaces de lograr algo realmente
atractivo mediante la sobriedad, la elegancia, y un riguroso planteamiento
técnico y formal que incida en nuestra consciencia para poder hallar la
perspectiva cuando nos encontramos con el objetivo elegido, manera de
conseguir que lo recogido logre alcanzar una identidad estética y conceptual
diferenciada, verdad indecible, irrefutable, definitiva, que posea la capacidad
del encantamiento o sueño deseado. La fotografía artística podríamos definirla
como poesía sin palabras, exploratoria de las dimensiones extraordinarias que
ofrece este medio.
Un fogonazo, un
relámpago de luz venciendo la oscuridad, un instante de concentración, la
capacidad de abstracción, e incluso de fantasía abriendo puertas a la expansión
del concepto y de las posibilidades de la representación, pueden revelar un
mundo prodigioso donde se combinen ensueño, realidad y arte.
Barcelona, a veinte de
marzo del dos mil veinte.
©Teo Revilla Bravo.
Antes que nada, mil gracias por considerar mi fotografía como ilustración al escrito, es todo un honor, habiendo tantos y tan buenos artistas en el mundo.
ResponderEliminarAún recuerdo el ruido y el fogonazo del flash, de esos cuadraditos que había que colocar cada vez que quería hacer una fotografía nocturna. Las cámaras han cambiado mucho en estos años, ya casi no se encuentran analógicas y me da una pena grande, porque sacaban unas fotografías maravillosas, podías jugar con la luz y la sombra; es cierto que actualmente hay maravillas y que ya no tienes que cargar un aparato inmenso porque los móviles te permiten hacer preciosidades, pero siempre para que esa fotografía sea realmente arte, deberá haber en ella un plus de sentido e intuición, de saber capturar el instante, el color, el movimiento...pero junto a ello, la magia, lo etéreo, el poema. Gracias, besitos
Se lo merece, es muy hermosa y sensible... Yo también echo de menos aquellas cámaras, qué lástima que la nuestra se haya negado a funcionar. Completamente de acuerdo con tu exposición, querida karyn. Un abrazo.
EliminarMirar es una cosa y "ver" es otra. Las cámaras actuales, incluidas las de los teléfonos, aportan toda la calidad tecnológica, pero nunca podrán sustituir la intuición y creatividad de la "mirada fotográfica" Esa forma de ver que permite hacer arte congelando un instante irrepetible robado al contexto.
ResponderEliminarAsí es, amigo Francisco. La mirada fotográfica es la valedora de todo arte, sea con una cámara actual o con la que usaban nuestros abuelos. La poesía, el arte, nacen del alma para nuestro disfrute, para hacernos sensibles y mejores.
EliminarUn abrazo enorme.