ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

martes, 7 de abril de 2020

LABERINTO




"Print Gallery" obra de Maurits Cornelis Escher, artista neerlandés conocido por sus grabados xilográficos, grabados al mezzotinto, y dibujos de figuras imposibles y mundos imaginarios.








LABERINTO


Lo primero, decir que todo poema bien escrito comienza a emocionar al primero, segundo, o tercer verso. Esa es la medida que dispongo, instintivamente, para saber si debo seguir o no leyendo. Hay muchos poetas, pero en realidad poca poesía. Una cosa es el propósito, y otra la realización. Entre esa poesía que merece la pena leerse, mucha de ella nos es excluida por un problema de imposibilidad, bien sea por intolerancia o ineficacia editorial, por falta de medios del autor, de labor de difusión educacional e institucional, por recursos, por lo que fuere.

Este extenso poema, “Laberinto”, del que me ha llegado a través de su autor una tercera parte -dice en su humildad que para no cansarme-, no he podido dejar de leerlo, hasta el momento en que impulsado a decir algo agradecido, he hecho una pausa, lo que puede indicar la medida del impacto lírico de este trabado e inspirado poema. Hay que ponerle respiros, sí, dejarlo y continuar en otro momento, pues poco a poco es como mejor se percibe la poesía.

“Laberinto” es un poema que sin duda habrá dado trabajo a su autor en intensas revisiones, obsesionado por la reflexión, la belleza y la obra perfecta, algo que tozudamente se impone. No lo remuevas mucho, querido poeta, ni taches ni quites ni añadas demasiado, sabes que a veces moviéndolo obsesivamente -habla la propia experiencia-, acabamos dañando la primigenia espontánea idea. Toda revisión o corrección ha de hacerse con cuidado, para no alterar su esencia, su frescura, su naturalidad. Pero esto lo sabe bien Modesto Herrera por propia experiencia.

Este “Laberinto” que ofrece al posible lector, es una ingente labor, meditada, embellecida, profundizada. Por este motivo el lector ha de ir asumiéndola con sumo cuidado, sumiso pero intuitivo, dejándose invadir por los beneficiosos efectos que nos prodiga toda forma artística. Es una riqueza entrañable este sorprendente, casi podríamos decir que a la vez circunspecto y sobrio, poema, que emana ligero y libre con cada verso desde los rincones más sensibles del alma del poeta, por su rica esencia, bello atributo del ser perceptivo y sensible de quien lo escribe.

En esa búsqueda de identidad y claridad poética por el inextricable laberinto personal, la inspiración lograda es un gran canto a la poesía –a veces recuerda al mejor Neruda-, un salmo de gran calidad ritual brotado del silencio, que se desprende sobre el lector como alud exuberante de gran emoción. Quizás no deba extenderme en intentar profundizar en los sentido, pues ha de ser recogido libremente y de manera personal por quien lo leyere. Lo mejor será tratar de glosar los efectos -si es que se puede- y dejarse caer, sumando percepciones, acto de asimilación y meditación poética en el beneficioso sonoro encaje que ofrece el poema.

Un apasionante desafío es leer este derroche de autenticidad, a veces aquietado, ponderado y contemplativo, que muestra a quien sabe mirar una voluntad ética admirable. Como si se tratase de una radiografía sincera, emotiva y real, que huye de lo fácil grandilocuente, para ofrecernos sentida emoción. Subyuga. Nos conmueve este “Laberinto” por el cual hemos querido perdernos, porque hermosea nuestra percepción poética mientras vamos buscando y encontrando caminos y salidas en ejemplar labor de compulsión expresiva.

“Laberinto” es una obra que capta y traslada al papel lo más inasible y huidizo de la mirada. Eso es poesía. El lector que ha tenido la suerte de conectar libremente con los versos, lo agradece profundamente.



Agradezco enormemente la dedicatoria.

Fragmento:

Tu / Tercer canto

A Teo Revilla, cuidador de la palabra

Entonces ¿quiénes somos los que somos 
si no es lo que somos
que sin ser no somos nada?


No puedo sustraerme de tu encanto, me tienes atrapado
en medio de dos corrientes de agua en esencia diferentes
ambas son anáforas, sinónimas, parónimas, contrarias, 
hermanas,  rivales, sacerdotisas de la vida y de la muerte;
a veces parecen enemigas y otras por su origen incestuosas,
una baña el árbol que me brinda un  manto protector 
seductor y cristalino, la otra abre su boca siempre inmensa
y se empacha  con su imagen por la esquina de mi casa.


Eres el mar embravecido, la calma necesaria en la tormenta,
el faro inservible en una noche brumosa y sin estrellas, 
pero también la música de pájaros, luz que se cuela en  mi ventana
tardes de abril sin prisas, la mirada serena y fija en la montaña.

Sin ti el tiempo entre una jugada de ajedrez es el rey muerto
pero también sin ti la reina es la señora pintora de los cuadros
la albacea de herencias sin fortuna en una mañana desolada,
un jardín sin crisantemos  y vacío sin eco transparente.

En ocasiones voz solitaria sin orquesta, canción sin armonía, 
a veces lince, pantera o loba protegiendo a sus cachorros de la hiena; 
la selva negra, el momento anterior al sacrificio, 
la antesala de la vida aprisionada. Pero contigo, 
el mar verde y azul de las 6 de la mañana, 
red que vence a las gaviotas y los peces, pescador de sueños, 
coral arrepentido de agua dulce y huellas dejadas por el sol 
en las arenas de la playa mientras mis sentimientos flotan.

No puedo abstenerme de tus reglas construidas en la nada
la conciencia sin verbo, la ausencia de palabras, la ausencia
de todo lo que pueda percibir o imaginar  el pensamiento,
necesarias para poder acechar  al  hacedor de nuestro tiempo.
No quiero que seas mujer, amante,  adverbio o adjetivo
no quiero mezclar las recetas que conjuran al misterio 
y lo hacen regresar desde atrás para llegar a ese instante 
en que la pluma o la máquina, al fin y al cabo dos cosas parecidas, 
resuelvan la pugna entre lo que es verso a secas y poesía.

Vuelvo mis pasos a las canciones que escuché en otro poema
con otras voces ahora que no me dicen nada y sin embargo
pueden decirme lo que busco: el encuentro de mi yo perdido
entre tantas caminatas acompañado por el sonido en el vacío.

No puedo desprenderme de tu espera y salgo a tu búsqueda
con un par de cuencas, una bocanada de humo, papel y lápiz
la mirada difractada en el vidrio de la historia, amores idos
ilusiones escondidas en los caminos recorridos del silencio.

Sigo mis pensamientos que se refugian en el diccionario
ellos quieren encontrar la palabra que lo diga todo 
como alguna vez fue el Verbo y otras veces el espejo, 
el sentimiento desolado, la muerte, los fantasmas, 
el cuerpo fragmentado, las frases congeladas como la rabia, 
el destino, la soledad, el mismo tiempo.

Llevo a cuestas un proceso estéril al tratar de  cocinar  
nuevas palabras, saco algunas de mi viejo  portafolios  
construido por el viento,  quiero coser una frase hecha
con otra ya desecha, la intersección o un conector diferente
a las vocales permutadas, el dedal, el horno a cuatrocientos grados, 
los botones del placer, el ojal y el cierre, hilvanados
al  cristal  de las ideas de la misma forma que el camello 
pasa por el ojo transparente del misterio.

Pongo punto y aparte en este momento en que te busco
y te encuentro, te acepto y te rechazo y sin embargo estoy 
de nuevo en la conjura del sol de las once de la noche, 
repitiendo las mismas frases,  leyendo el cuento de una forma parecida 
sin pensar que esto puede volverse diferente; el cansancio 
y los párpados cerrados, el ron, el viaje, el cigarro, las reumas 
que de un tiempo acá le aquejan a mi mente y sin poder contar 
con esa yerba milagrosa que aligera las neuralgias y las penas.


Para leer el poema, completo dirigirse a esta dirección:


Barcelona.- Febrero.-2013.
©Teo Revilla Bravo.








6 comentarios:

  1. Apreciado Teo, amigo y maestro, es un honor para mi (y mis letras,el análisis que realizas de Laberinto, aparte del agradecimiento, se encuentra la impronta de tu pluma. Un abrazo grande!

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    1. Modesto, compruebo con alegría que has conseguido llegar hasta aquí y dejar tu saludo, tu cercanía amiga.
      Es un escrito de hace unos años, recuperado, y algo pulido para su mejor comprensión. Recógelo si lo ves conveniente, salió en agradecimiento a la lectura de tus poemas, a tu labor y a tu amistad.
      Fuerte abrazo.

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  2. Hace mucho tiempo que no leía la bella poesía de Modesto. Creo que cada palabra que utilizas para introducirnos en su poética y en este poema en particular, están muy bien escogidas; como él bien dice en su dedicatoria, eres como un cuidador de la palabra y se te da genial, así como a Modesto crear poesía, preciosa. Gracias a los dos por el talento que derraman. Besitos

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    1. Ya ves que merece la pena. No se prodiga mucho por estos pagos, pero sigue en ello.
      Besos.

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  3. Karyn, un abrazo grande y con gratitud por tus palabras y las palabras de Teo hacia mi humilde trabajo,

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    1. Gracias siempre a ti, amigo Modesto. Es un gozo leerte, sentir esa sensible mirada a la vida personal que transmiten tus versos.
      Abrazo grande.

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