El sueño". Es una obra cubista del pintor español Pablo Picasso. Fue pintado en 1932.
HUMO Y CENIZA
Ceniza por la mesa, por la ropa, por el suelo, por la cama. Ceniza
y restos de cigarros por todas partes. No puedo aquietarme ni concentrarme, estoy ante un desorden dominante. Ni calmarme, ni escribir. Fumo y fumo compulsivamente como un
desesperado mientras miro, alucinado, la hoja que al lado retándome permanece en blanco. Absorto,
contemplando la negrura de la noche violentar la ventana, noto que me
sumerjo en la boca del tiempo, que entro en ella por un pasadizo hasta llegar a una estancia repleta de espejos refulgentes, luces subyugantes dando tumbos y más tumbos a la velocidad del vértigo en lo profundo e insondable del sueño. Me dirijo, con el fin de hallar suficientes estímulos que puedan recrearte superando aturdimientos y vaivenes, hacia fértiles territorios dispuesto a escribir de pura
complacencia literaria. Pero el bloc me
arde entre las manos, literalmente inflamado de tachaduras, palabras irrelevantes, frases
vacuas, quebradizos alientos, retóricos maltrechos fastos.
Ante la
inoperancia y el desacierto que me acompañan, lío y lío cigarrillos con el
propósito de evitar cabreos y esperar paciente la llegada propicia de la musa. Pero lo que llega, conducido por
arreos invisibles pertrechados entre letras y letras, es la terrible angustia
que se instala -en hechura de extensa humareda, brillante y bendita alquimia─ en el fondo más desatendido del alma para quedarse, para ver cómo se me
carbonizan los pulmones y se me calcinan las ansias. Y es que, si te pienso e intento armar el dibujo que fiel te represente, se incendia la esencia viva de mi ser, se extorsiona hasta mi ánimo. No lo consigo. Se me estalla, antes de poner una sola palabra, la
aljófar de la emoción y los posibles plectros que te enardecen, amor, de grácil
perfección, se envician y dopan perdidos entre brumosos versos desaparecidos, rescoldos, ceniza y años.
Es así. Como entrar en un complejo
juego de fracasos propiciados por la araña enreda-ideas al dejar segregaciones, hilillos
de amor y dicha, en yermos campos del sentimiento. Ahí donde germinan trazas y
caligrafías, sembradas y florecidas al azar, desalineadas y mal abonadas por la
mano rebelde e inútil de quien pese a todo se cree poeta.
En el
aire espeso y cerrado ─ámbito del sueño─, se congregan infinitas volutas. En
ese mal ambiente que siento me ahoga, aún persigo un ápice de optimismo en intentos por hallar versos afortunados, descabezando ideas, sublimando imágenes, lanzando soflamas,
valiente como pocos, vagabundeando por la fantasía donde se generan confusas
alegorías y no menos confusas letras de desánimo. Escribo, en esta noche de locura
y humo, hasta notar, dejado de la mano de dios, que me asfixio incompetente.
Entonces abro la ventana para respirar, y sale por ella la nube de humo retenida en el salón.
Al respirar aire y despejar los ojos, despierto al nuevo día con la sensación heroica y engañosa de haber parido, entre polvos, cigarros, humos, y despojos de sueños, el personal abecedario del amor y de la dicha que con tanto afán perseguía.
Pronto me doy cuenta de que no queda absolutamente nada de nada, salvo un ligero atontamiento de cabeza. Que todo fue en realidad una vana quimera desvanecida con la claridad del alba.
Al respirar aire y despejar los ojos, despierto al nuevo día con la sensación heroica y engañosa de haber parido, entre polvos, cigarros, humos, y despojos de sueños, el personal abecedario del amor y de la dicha que con tanto afán perseguía.
Pronto me doy cuenta de que no queda absolutamente nada de nada, salvo un ligero atontamiento de cabeza. Que todo fue en realidad una vana quimera desvanecida con la claridad del alba.
Interiorizado y sensible, de vuelta de deslumbramientos y fatuos sueños, perceptivo
ante la primera luz que ilumina la estancia y se aquieta en tu
rostro dormido, mi alma se reviste de júbilo consciente ─temblor notorio,
centro ferviente de deseos, privilegio del amor─ de que una amanecida más, serena y hermosa, respiras a mi lado.
DESDE EL FONDO
Cuaderno V. 1978 - 1980
©Teo Revilla Bravo.
Te leo y me suenan a desvelos, de esos que uno desea utilizar en algo útil y no puede, porque algo en el interior está revuelto y no llega ni la concentración ni las ideas aunque sobre el tiempo y las ganas. Sentí tu escrito al comienzo como una triste pesadilla, angustiosa, pero como siempre, al final recuperas el aliento, la luz de la amada te aquieta y llega la calma. Muy bello. Besitos
ResponderEliminarYa. Eso pasa muchas veces. Nos decimos: podría aprovechar ahora para.... Pero no puedes como dices, algo te lo impide. Hay esperanza. Suele haberla tras sentir que la vida con frecuencia nos aprieta, nos ahoga e alguna medida..
EliminarTeo
ResponderEliminarAtenazador ese momebto en que la Inspiracion no llega, que lujo de sensaciones envolventes y desesperadas que se roba la noche entera.
Como una pesadilla viva, finaluza con luz, con el amanecer, con un rostro angelado que devuelve a la zona calma de la Vida. Muy bueno, excelente lenguaje y registro sensorial que trasmite ese caos del escritor en desvelo...abrazos.Marisa
Perdón . Léase momento. Finaliza
ResponderEliminarGracias, apreciada Marisa por este encuentro que me ha sorprendido gratamente. Si no me lo comunicas, hubiera pasado desapercibido me temo. Y gracias por tus palabras sobre lo que el poema te ha sugerido. Tu sensibilidad lo recoge magníficamente.
EliminarUn abrazo.