ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

miércoles, 20 de enero de 2021

ARTE. EL URINARIO DE MARCEL DUCHAMP

 



      Marcel Duchanp invento en 1913, el concepto READY-.MADE. Una manera de designar objetos de la vida cotidiana y hacerlos parecer obras de arte. Con ello quería subrayar que el arte guarda más relación con las ideas que con las cosas, pretendiendo de este modo que el espectador se cuestione su propia racionalidad, el modo en que percibe ésta y los objetos que la rodean.





ARTE. EL URINARIO DE MARCEL DUCHAMP



           La definición de arte es entendida, básica y generalmente, como cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética y o comunicativa mediante la cual el artista expresa ideas y emociones generando novedosas perspectivas.

      Casi todos los temas sobre arte acaban siendo una controvertida manifestación y constatación de que cada cual ve las cosas a su modo y no desea dejarse influenciar, tan maduros creemos estar en la consideración  y percepción artística. Como lo creemos también en tantas otras cosas que seguro que muchas veces nos quedan intelectualmente grandes. Es más: cuanto más rompedor e iconoclasta cree uno ser, más sinceros y formados nos sentimos aunque nos estemos engañando con sofismas y extravagancias sin que ni siquiera nos percatemos. Esta apreciación que hago al libre albedrío, se puede ver con frecuencia en todo comentario que aparece al respecto en redes sociales, bien sea sobre pintura, música, escritura, escultura, o cualquier otra temática propuesta para abrir un debate. Llevar la contraria a todos en la cuestión que se suscite, parece ser la consigna para creer tener éxito personal y el del foro que tutelamos. Pondré un ejemplo: ante una pintura hiperrealista, unos dirán que es una buena respuesta de choque al arte contemporáneo, ya que siendo objetivos cualquiera puede hacerlo hoy en día por aquello de que cuanto más “loca y alterada” sea la idea mejor resultará en el debate planteado, por ruidosa, extravagante, novedosa y rompedora que se supone debe ser. Pero habrá quien opine -y no serán pocos-, que eso no es arte y sí una tremenda tomadura de pelo.

        “El urinario” de Marcel Duchamp fue la prueba de que todo puede llegar a ser arte, si alguien con suficientes poderes o soportes lo avala  mediante una logística de acertado márquetin. Hay quienes opinan al respecto, que estamos invadidos por artistas “flojos” que se contentan con ofrecer lo que sea so pretexto de ser conceptuales, malentendidos pero originales, incomprendidos por las élites artísticas,  y malditos como debe ser para diferenciarse, pues así podrán pasar la reválida; es decir, el carnet de artista profundo

        No deberíamos encasillar el arte con miopía, y sí expresarnos libres  con respeto al otro lo otro. En el mundo artístico existen muchos sentimientos de envidia y de poder, que a menudo matan ilusiones, frustran tendencias e incluso malogran la labor de artistas, atenazados por conceptos rígidos que no permiten el asomo de de quienes puedan hacerles sombra. Los advenedizos, si no están bajo tutela, molestan a muchos prohombres del arte, e intentan anularlos. El artista ha de convivir con este enredo y saber salir de él si le es posible. No le queda más remedio, pues lleva el estigma que suele frenar la expansión  y éxito de una buena obra. Pero sin desalientos, y manejando sus técnicas esperando su oportunidad consciente de que ante todo es un trabajador nato. El fotógrafo, por ejemplo, ha de tener sensibilidad para captar en imágenes todo aquello a lo que otros no llegan tan fácilmente; ha de impresionarlas, para asombrarnos inteligentemente buscando belleza e impacto transmitiéndolo con transparencia y sinceridad. Honestidad y neutralidad, serían los ideales que han de acompañar a todo experto en arte. El verdadero artista labora y no juzga, consciente de que se le conceptuará desde fuera y será juzgado. Cada artista tiene algo que decir y algo de lo que opinar, pero sin crecerse ni creerse juez absoluto. Hay que dejar una puerta abierta a la magia, al asombro, a la comprensión, al entusiasmo, a la duda. 

       El arte, a pesar de estar tan etiquetado y manipulado por medios y artistas, es ante todo lo que es: arte. No importan los ismos ni las arrogancias banales. Todas las tendencias son necesarias para su desarrollo y para bien de quienes las comparten. A mayor diversidad, más riqueza y manifestación humana. Lo importante: que el arte que se crea tenga respuestas en quien lo sienta, generándole grandes y significativas emociones. Es esa capacidad de sensibilización, lo que define que una obra sea o no considerada arte para muchos, para pocos, o incluso para un solo un individuo. Todo aquel que hace sentir y logra sensibilizar, es artista.

      El arte es la manera de expresar un sentimiento y que éste quede a través de la interpretación diferenciada de quien lo aprecie y lo instale en el fondo de su alma. Los que mal critican son precisamente aquellos incapaces de lograr nada positivo, los que no cuentan con técnicas apropiadas pues jamás las han buscado o han tenido la debida paciencia para intentarlo. El arte ha de ser libre, sincero y tolerante, bases de donde debe nacer y partir todo lo que lo aliente. Una simple mancha puede decir miles de cosas, pero a veces se abusa de este paradigma para hacer valer más esa mancha de cuatro segundos que un arduo trabajo  que ha costado decenas de horas elaborarlo. Abracemos la mente y los sentidos y dejemos que todo, hasta la misma palabra a la hora de hacer valoraciones, fluya pacífica, confortadora y libre.

 

Algo sobre el "Urinario" de Marcel Duchap:

 

         La historia es más o menos así: medio en serio o medio en broma, en abril de 1917 tres hombres se sientan en un café de Nueva York a hablar sobre arte y acuerdan revolucionarlo. Acto seguido uno de ellos, el artista francés Marcel Duchamp, se dirige a un negocio de gasfitería y compra un urinario de porcelana de la marca Bedfordshire. Va a su taller, toma el objeto, lo gira en 90°, y lo firma con el nombre de R.Mutt. Acababa de hacer su nueva obra de arte. Misteriosamente, la pieza llega a la primera muestra organizada por la Sociedad de Artistas Independientes, de la que Duchamp es miembro. Nadie conoce a R.Mutt, pero ya lo detestan: la obra es tachada de inmoral y absurda, decidiendo vetarla. Dio igual: La llamada Fuente ya había cambiado los paradigmas del arte para siempre.

 

Barcelona.-Diciembre.-2013.

©Teo Revilla Bravo.

2 comentarios:

  1. En mi opinión el arte es un duelo de miradas. La del artista y la del que contempla su obra. A veces coinciden en las formas o en el fondo de aquello que se mira, pero es cuando se fusionan ambas en la mayoría de aspectos cuando adquiere la relevancia emocional que lo hace inolvidable. Conseguir ponerle nombre o imagen a algo que hasta ese momento no lo tenía es lo que logra transgredir. Magnífico artículo el tuyo y gran ejemplo del debate el urinario de Duchamp.

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    1. No te falta razón, Cyoran, en cuanto a tu opinión del arte, que comparto. Esencialmente es emoción. Sin ésta olvidémonos, no tendrá relevancia en quien la observa, y por tanto se pierde como obra artística; otro llegará, quizás, que sí que la valore. Por eso valorar un escrito, una pintura, un partitura, siempre está condicionada a ser o no ser relevante según quien la recibe.
      Abrazo.

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