“Los Borrachos” de Velázquez (1628-1629)
“Los Borrachos” de Velázquez (1628-1629)
“Los Borrachos”
puede que sea una de las obras más famosas y reproducidas de Velázquez. Debió
pintarse en Madrid sobre el año 1629. La pintura se puede interpretar como una
representación de los oscuros rincones que habitan en las ciudades o incluso,
metafóricamente, de los que habitan en las almas de sus moradores: recintos
decadentes, nidos de penas, risas, lamentos, vicios, desenfrenos. Estamos ante una obra muy original. Como
decía el historiador Julio Pérez, pocos artistas han sabido pintar temas
mitológicos de la forma que lo hacía Velázquez quien, huyendo de la concepción
ampulosa y sensual de las obras de Rubens por ejemplo, lo crea de un modo
personal, simple y cotidiano, interpretando la escena como si fuera un cuadro
de género, algo que ha puesto en duda a muchos interesados por su obra si la
intención del pintor era expresar lo mitológico, copiar una escena tabernaria,
o simplemente burlarse de los dioses antiguos. El costumbrismo habitual en sus
telas se muta, en este cuadro, en la representación terrenal del Baco
acompañado de su copa y sus uvas, manantial de alegría que obsequia al hombre
con el vino que lo libera al menos momentáneamente de sus problemas cotidianos.
A lo largo de
la historia, ha habido culturas en las que sus dioses eran muy parecidos a los seres humanos.
Tanto era así, que sus conflictos y pasiones en nada se diferenciaban de las de
los mortales que poblaban la Tierra. Es más: los relatos que nos los describen,
resultan verdaderamente sorprendentes, pues las pasiones más desatadas, las
mentiras, los deseos de venganza, los adulterios, los más horribles crímenes,
etc., formaban parte de la vida de estos seres sobrenaturales que habitaban los
cielos. Aquí tenemos el ejemplo de Baco, que se suma a la fiesta que imagina el pintor. Y lo hace
como un hombre fornido, de labios sensuales, desnudo quizás como burla ante los
pícaros y los soldados de los Tercios de Flandes. Baco parece invitarnos, también a nosotros los
espectadores, a participar en esa alegre fiesta. Y es que la borrachera se
palpa, se huele en el ambiente. ¿Era Felipe IV, quien le encargó el cuadro un
buen bebedor? Bien pudiera ser. En la obra hay que diferenciar dos partes: en
la izquierda aparece un joven Baco, torso descubierto, sentado sobre un tonel y
coronado de pámpanos; detrás de él yace, recostado, otro personaje desnudo con
similar corona sosteniendo en su mano izquierda una copa; a contraluz se
encuentra la figura de un tercero también coronado de pámpanos, por lo que se
deduce que es un acólito del dios del vino. El grupo de la derecha, lo componen
los pícaros mencionados, y el arrodillado soldado.
Parece ser, comentan
crónicas de la época, que fue Rubens en aquellos momentos en Madrid, quién
sugirió el título “Los Borrachos” a Velázquez, compartiendo de este modo
titularidad con el primero conocido como “El triunfo de Baco”. Indiscutible
obra maestra.
Barcelona, junio del 2017.
©Teo Revilla Bravo.
Es una obra imponente, la verdad es que es cierto que muchos de esos dioses mitológicos estaban llenos de las carencias y virtudes de los humanos mortales, de hecho, les gustaría tanto el vino y las borracheras que tuvieron que inventarse a Baco, el dios del vino y de ahí o mucho antes de su existencia ya tenía seguidores. Besos
ResponderEliminarBesos, Karyn Huberman, muy apropiado tu comentario. Seguiremos enganchados al arte.
ResponderEliminarUN abrazo.
Un certero análisis de una obra maestra que deja en el aire el interrogante de la intencionalidad del maestro sevillano... ¿Burla, desmitificación, crítica realista o simple pretensión de "marcar diferencias"? En cualquier caso, buena mirada la tuya, Teo.
ResponderEliminarDe vez en cuando me apetece centrarme en ellas, en esas obras inmortales que han sobrevivido afortunadamente al paso de los tiempos y a la maledicencia de algunos hombres poderosos. Gracias, Francisco, por leérmelo. Fuerte abrazo y a continuar con este caluroso sábado .
ResponderEliminarEsta obra es inmortal. Borrachos o no, siempre me ha impresionado este cuadro cuando visitaba el Museo del Prado y vivía en Madrid donde nací, como todo Velazquez en sí. Gracias por exponerlo y explicarlo.
ResponderEliminarCiertamente, Luis. Velázquez es un noble e impresionante genio de la pintura.
EliminarUn abrazo.