ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

viernes, 23 de noviembre de 2018

CONSIDERACIONES EN TORNO A LA OBRA PICTÓRICA DE IRENE GOMIS


Obra de Irene Gomis Galán








CONSIDERACIONES EN TORNO A LA OBRA PICTÓRICA DE IRENE GOMIS


      Esta reseña sobre la obra plástica de Irene Gomis, agudiza en el opinante (ese que uno siempre tiene recelos de ser) la visión o instinto necesario de ahondar aún más en la percepción de la misma, de centrarse en el trabajo de una artista valiente y arriesgada que hila, con suaves filamentos de emociones, una madeja de hechizos artísticos sin duda sensibles, bellos, singulares. Se trata de un discurso estético de íntimo sentimiento, que se despliega sorprendente ante los ojos del espectador con  suma originalidad, desde basamentos creativos personificados y sobresalientes en los que sin querer se deja envolver y deslumbrar. Fundamentado en ello pretendo, a través de claras limitaciones, en lo que me es posible  tras esto glosar.

La obra pictórica de Irene Gomis, abre puertas a un panorama atemporal que al instante impresiona y contagia: se trata de la contemplación de un prodigioso universo, artístico, creativo singular. Y lo hace (desde la humildad que confiere a todo mago de la sutileza, de la veladura, de la poesía en color y del poder del encantamiento) mediante la atractiva textura, introduciéndonos en un cosmos de ensueños que parece real y posible. Todo ello a través de ambientes ciclópeos envueltos en una gama de suaves veladuras y fértiles neblinas de color, imágenes cargadas de aquietado  sortilegio, simbolismo más real que secreto, perceptivo y sugerente, ajustado a la aventurada incursión de la artista en una atmósfera cercana, donde las cosas que la habitan, aparentemente estáticas o insinuadas, quedan sumidas en aleve fantasía, libres, contrastadas y flotantes, envueltas en una hermosa atmósfera, plasmación que nos congratula con la existencia bucólica y emocional de un retiro compartido con la pintora.

En este rico universo, Irene Gomis configura, tanto en sus elementos gráficos como en su obra más pictórica y cargada de materia, ideas e imágenes que reafirman una personalidad en constante superación a través las técnicas y modos elegidos. Obra a obra se crece, sorprendiéndonos gratamente desde la humildad y sencillez que su calidez humana y su personalidad creativa desprenden. Los dibujos, esas líneas sutiles y sublimadas, la estructura de las composiciones que se enaltecen tenuemente con el color son, en Irene Gomis, grafismos acertados; vértigos sensibles y disciplinados en armonía fructuosa sugerida en una primera impresión de la obra, dejándonos un eco deslumbrante, impreciso y complaciente. Son suaves pero dinámicas exhalaciones; son matices que se abrazan rozando con frecuencia el simbolismo encantador que nos ofrece serena quietud. Su pintura va regalando estímulos que nos alcanzan y atrapan con mensajes diversos, insinuantes y sugerentes, llegados a través de la belleza y el ensalmo que originan, algo primordial y necesario en arte...

         Estamos ante una entelequia ideal ofrecida a través del magnetismo de una pintora en estado de gracia; una pintora con fuerte distintivo personal favorecida por el don del poder creacional, de la facultad para imaginar e ilustrar el encantamiento poético desde la experiencia propia que hacer llegar serenamente al espectador. Irene Gomis, aporta así, con cuidadosa exigencia y mimada experiencia, esencias cabales de un conjunto creativo abierto al conocimiento emocional y a la lectura apasionada y complaciente -pensamiento o reflexión expresiva- del hecho artístico. Su obra experimenta una solidez nada rígida y sí vehemente, producida a través de una acción en constante avance y perspicacia imaginativa que no deja indiferente.

Una luz, una atmósfera y sus diversas intensidades en conexión permanente, aparecen en la tela formando ambientes trenzados, de donde escapan súbitos deslumbramientos  –universo prodigioso-, mientras la misma perspectiva de la composición se difumina suavemente acoplándose a una atmósfera niquelada de transparencias, todo ello entre sutiles veladuras. Elementos con los que tenemos la sensación de apreciar una unidad, algo admirable, instintivamente reconocido y felizmente recuperado emocionalmente como ese algo necesario y esencial que con frecuencia sentimos que nos falta.

Nos encontramos ante una obra con capacidad para olvidar senderos ya trillados y recorrer otros nuevos, que sean inventivos,  sin líneas divisorias, suaves y como sin hacer ruido. Una obra que va conformando un ámbito de gran belleza plástica, fórmula particular de entender y querer expresar –a través del complejo mundo del arte- un ligado de iluminarias que graviten como sortilegios bellamente orquestados, algo que aovilla bien con una fórmula sobrecogedora y sistemática, de gran calado emocional. 

      La flexibilidad y originalidad de sus enunciados son otra característica de su experiencia y de su exigencia, ya que planifica y lleva a la práctica, con meticulosidad, orden y acierto, la difusión de una función diferente, de difícil ubicación a la hora de elaborar ese cosmos repleto de naturalidad que ella expresa y plantea con técnicas precisas y motivadoras. Irene propone al espectador, una especie de teorema de las formas creativas en constante y rica innovación, entre soledades y silencios que nos crecen, que nos hablan, que nos protegen y habitan. Todo ello desde intransferibles elementos sutilmente novedosos, sensibles y lúcidos, que avanzan sin hacer ruido desde la inmediatez de lo admirable.

Se diría que la labor del artista en Irene Gomis es romper ligaduras tenuemente, tratando de poner fin, mediante la belleza y serenidad de su obra, inquietudes abisales que aquejan a la condición humana. Dejémonos llevar por esta esforzada y apreciada nigromante del arte, arropados por esa luz mágica plena de colores, generosa y sensitiva, conmovedora y prodigiosa, plena de genialidad y hechizo.  



Barcelona.-02.-06.-2010 
©Teo Revilla Bravo.


 

6 comentarios:

  1. Teo, es un auténtico placer visitar tu rincón donde aprendo tanto. Tu alma de artista sabe trasmitir toda la riqueza que encierra.
    Me ha encantado conocer a Irene a través de tus palabras. A través de ellas he podido vislumbrar lo singular de su obra. Describes muy bien como sabía ilustrar ese encantamiento poético en su pintura. El arte tiene ese poder de seducción.
    Un fuerte abrazo querido amigo.

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    1. Muchísimas gracias por tu visita, Maripaz y, ¡qué bueno que te sea agradable este pequeño rincón. Gracias por ello y por el regalo de tu comentario.
      Fuerte abrazo.

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  2. Creo que captaste a la perfección la obra y el quehacer de nuestra querida amiga y artista, Irene Gomís, a lo que agregaría, maravillosa persona. Sus obras son verdaderas bellezas que nos invitan a soñar, quizás ella no hace poesía escrita, pero en cada una de sus pinceladas deja un verso, sus cuadros son pura poesía. Un abrazo para ella y besos para ti.

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    1. Seguro que se me quedó algo, todo eso que no se puede explicar con palabras y sí se siente con el corazón. Y sí: su obra es muy poética, de gran belleza y sensibilidad.

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  3. En esta estupenda reseña de la obra de esta artista, más allá del conocimiento y valoración de su obra, me destaca la forma en que lo expresas: verdadero discurso poético, con un ritmo y lenguaje que se disfruta y se te agradece, amigo. Las artes te acompañan: sin dudas.

    Fuerte abrazo

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    1. Qué bueno que la encuentres de tu agrado, amigo José. Esta mujer pinta de una manera extraordinariamente sensible y poética. Es una buena amiga además, así que había que decir lo que uno siente ante su obra. Gracias por compartirlo.
      Fuerte abrazo.

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