"Pablo Ruiz Picasso decorando cerámica y Jacqueline reuniendo recortes para su álbum"
David Douglas Duncan, 1957.
EL SOLITARIO
TRABAJO DEL ARTISTA
El
trabajo en soledad del artista es necesario para crear. Hay que regresar a él,
día tras día, con humildad de trabajo y método, sabiendo que la creatividad
depende absolutamente de ese lugar privativo que acaba reflejando el universo
más inmediato e íntimo del artista. Recinto elegido -dentro de lo que es
posible- como pequeño oasis, donde satisfacer la sed cultural que todo hábil
pintor lleva dentro. En ese lugar donde se mantiene serio y firme ante el
caballete contemplando el papel o el lienzo, el pintor intenta profundizar –lápiz,
pincel en mano- en el desnudo, en el paisaje, en el bodegón, o en lo que se
traiga entre manos consciente de que ocupar ese lugar como personal
sustentáculo ha de generarle inevitablemente cultura. Todo puede ser propicio. Todo
puede estar por hacer. El concepto del arte que se tenga, reflejado entre esas
paredes, puede ser una posibilidad abierta a la dicha de crear. Ese lugar que a
veces nos ilumina y otras nos ciega, nos cubre de ideas y firmezas, y a menudo también
de errores, flojedades y crisis. Es el laboratorio personal, el ámbito de
trabajo y de investigación. Ahí nos aislamos para meditar, para enfrentarnos a
los ángeles benévolos, pero también a los demonios que todos llevamos dentro, atrapados
por nuestra fortuna o por nuestra particular locura, planteando preguntas, formulando
retos con la duda de saber si el esfuerzo desarrollado obtendrá buen resultado
o no. Por otro lado, el desafío para que llegue a buen fin el trabajo
emprendido, es saber ser constantes, emocionarnos con la labor, cargarnos de
energías, activarnos ilusionados y tenaces. En tal caso ese taller, es, debe ser,
el lugar donde sentirnos únicos, a solas pero no solos, ya que ahí aguardan los
pormenores y la dicha de la creación, musas impacientes y a la espera que nos
galbanean o estimulan dependiendo de
nuestros estados de ánimo. Ahí andamos, momento a momento, acompañados de
soportes, caballetes, tubos, folios, telas, aceites, trementinas, barnices…;
ahí andamos envueltos en prometedor silencio, en ideas, en potencial vida artística.
Una
reflexión, una perspectiva crítica, un instante de duda, una disposición
oportuna, y la decisión por fin de comenzar a pintar centrados en una temática
concreta, mientras intentamos mantener una técnica conciliadora con la que
afrontar la obra e ir mejorando en formas, perspectivas y matices. El color es
un medio, que hay que respetar e interpretar con mimo: una simple línea o
manchón, colocados inadecuadamente, pueden destrozar la obra. Por ese motivo hay
que dejar que esa obra nos hable y nos convenza; ver qué nos va indicado en cada
momento, qué tono o color necesitamos para superar etapas y avanzar. Pinceladas,
ideas, sensibilidad, silencios…, todo lo que propicie y englobe continuidad
dejando que sea el estilo quien, protagonista decisivo de nuestra personalidad,
manifieste al fin el bello contenido. En ese estudio o recinto tan particular,
se aglutina la vida del artista. Ahí se hace; ahí es donde aprende a mirar y a
enfrentarse con nervio decisivo al trazo, al color, a las texturas adecuadas, a la magia; ahí es donde
pintor y obra se funden en síntesis, dando lugar al momento que justifica toda obra
bien realizada y al bello secreto interior que guarda.
Barcelona. Mayo de 2017.
©Teo Revilla Bravo.
buena crónica de esos momentos de introspección y entrega al arte, ese conversar con el soporte y los materiales, con la idea, el boceto, y el logro que finalmente enaltece las jornadas donde se vuelca el espíritu del artista a crear .
ResponderEliminarme encantó esta imagen que no conocía , Pablo Picasso trabajando la cerámica - hago eso también como cuerda seca o pintura sobre y bajo cubierta - es un trabajo de detalle y concentración muy refinado en tu trazo. También Jacqueline me hizo pensar en Karyn y sus hermosos collages. Y asi vamos consagrando tiempo y pasión a esto no solo limitado a lo objetual como logro , sino a vivir en Arte, esa vida de artista que quizá con algo mínimo , un lápiz, una carbonilla y papel , una piedra, un buril , va labrando un sendero iluminador para la Humanidad.
abrazos.
Así es, Luna. La imagen del genial pintor y de Jacqueline era significativa de lo que pretendía comentar en el escrito y que tú, atenta a todo, tan bien has sabido comentar. Se aprende leyéndotelos, amiga.
ResponderEliminarAbrazos.
Un excelente artículo con cuyo contenido me he sentido plenamente identificado, aunque la foto que lo ilustra me ha remitido inmediatamente a ti pintando mientras Karyn maneja sus mágicas tijeras. Brillante descripción de la atmósfera y las sensaciones que provoca. Abrazos, Teo.
ResponderEliminarGracias, Francisco Rodríguez Mayoral. Me pareció interesante esa foto donde dos comparte una misma atmósfera, en este caso artística. Además, la fotografía me parece hermosa, habla por sí misma y quizás de ese solitario trabajo que yo intenté dibujar con palabras. Fuerte abrazo, querido amigo. .
EliminarUn gran texto que confirma tu buen hacer. Por cierto, no conocía eda foto.
ResponderEliminarEs una foto, como ves, interesante, amigo Manuel. Gracias por tu presencia, gracias por tus ánimos que siempre nos son necesarios.
EliminarUn abrazo.