El ahorcado de Francisco Goya. Un presunto guerrillero cuelga ahorcado por su propia correa de un árbol seco.
INFAUSTO SACRIFICIO
(Sobre un
suceso acaecido, primeros años setenta, en la ciudad de Arnedo, -La Rioja-)
Se tapó los ojos con las
manos y comenzó a caminar dando tumbos hasta tropezar con la pared. Todo ante
el golpe cobró inmovilidad de inmediato: en su interior bullían imágenes que le
desazonaban profundamente, sus sentimientos ardían en la hoguera de un mundo equivocado
y ruin. Se destapó los ojos y, dando media, vuelta comenzó a caminar de nuevo
por el habitáculo, moviéndose en círculos concéntricos, girando en el sentido
de las manecillas del reloj. Al cabo sintió, que una chispa de luz impulsaba en su cabeza un gigantesco laberinto: la
magia y el color podrían ser posibles, aún lograrían solucionar malos momentos dejando
atrás horrores y sufrimientos. Fue un espejismo. Él mismo negó varias veces con
la cabeza tal posibilidad, volviendo a verse atrapado y perdido, quizás más angustiado y
determinado que antes definitivamente destruido. Se paró. Sudaba. Le temblaba
todo el cuerpo. No sabía si mirar hacia dentro o hacerlo hacia afuera, pues sentía
que en ambos mundos su realidad se mostraba cruel y dolorosa.
Al comprender que el
adentro era un juego peligroso e imposible de resolver (vano espejo del que
tenía delante a la luz cenicienta de la bombilla), buscó una gruesa cuerda en
un arca de madera del trastero en que se hallaba, tomó a una vieja escalera de
madera que reposaba en la pared, se subió a ella, e hizo pasar la soga por el
intersticio de la viga madre, muy cerca de donde lucía la débil bombilla. Bajó
de la escalera, la apartó a un lado, y acto seguido acercando la vieja silla
de mimbre, se encaramó ella de un salto tomado el cordel con las manos. Una vez
hecho el lazo y comprobada su firmeza, se lo enrolló al cuello con determinación.
Miró un momento al techo, respiró en profundidad, pensó a saber en qué o en
quién un breve instante, y rompió de un manotazo la bombilla quedando en la
oscuridad absoluta. Sin más dilación, dio una patada al peinazo superior de la silla, ejerciéndose
una rápida tracción corporal como consecuencia del propio peso. El cuerpo quedó
colgando en la negrura espesa del vacío. Tras la constricción constante del
cuello, todo pareció por un instante irradiar luz en su cerebro; luego, nada.
Las dos piernas bailaron
unos instantes impulsando el volumen corporal en monótono bamboleo, hasta que
rígido, amoratado e inerte, se detuvo del todo; la lengua, larga, larga, larga,
apareció girada hacia un lado de la boca, mientras sus ojos ante la obstrucción
del flujo sanguíneo quedaron proyectados hacia delante.
El joven llevaba años padeciendo
acoso escolar.
Este hecho, acaecido
hace ya tantos años, siempre ha estado presente en mi recuerdo. Infausto
sacrificio. Triste inmolación del hermano de un amigo al que nadie prestó la
debida atención.
La Fundación ANAR, asociación que ayuda a niños y adolescentes en
riesgo, dispone del teléfono 900 20 20 10, "número al que los estudiantes
pueden llamar con toda la libertad y en el que se aconseja a las víctimas que
den a conocer su situación a la familia y al entorno de amigos para que le
puedan ayudar", según explican en su web. En el año 2015, su último
informe, esta organización atendió 369.969 peticiones de ayuda en toda España,
de las que 25.000 referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos
crecieron un 75% con respecto al año anterior.
Barcelona.
02.-Mayo.-2017.
©Teo
Revilla Bravo.
Terrible. Espantosa realidad que hay que solucionar como sea. Gracias por tu desgarrada narración, Teo. Abrazos.
ResponderEliminarFrancisco, gracias por comentar e influir en la difusión del mensaje, algo necesario pues vemos casos muy frecuentes e imaginamos que hay infinidad que no llegan a saberse. Abrazos, querido amigo.
EliminarEstoy contigo, Amigo: nada más atróz que el suicidio no querido, sino impulsado por el callejón sin salida de un adolescente ante la pandilla de gilipollas que gozan con la humillación. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mauricio. Me pareció oportuno colocarlo hoy ya que se celebra el día de.... Y es un enorme problema
EliminarUn abrazo.
Es triste el escrito, triste saber que alguien necesita morir para salvarse de su día a día, triste saber que no supo pedir ayuda o lo que es peor, que quizás la pidió y nadie lo escuchó debidamente. Triste también saber que hay un día para esto, en realidad no debería existir ninguno de estos hechos pero lo cierto es que prácticamente cada día se escucha algo parecido, cada vez se ve más agresividad en los niños y eso es muy preocupante. Besitos.
ResponderEliminarEs una labor de padres y de profesores especialmente, pero de todos comenzando por los propios compañeros, de ahí la importancia de educar en la tolerancia y el respeto. Tenemos un deber con los jóvenes indefensos que se ven día a día maltratados a través del insulto, del desprecio, del empujón....
ResponderEliminarFuerte abrazo.