Última novela escrita por Alfonso Blanco
COMPOSICIÓN
CON VENTANA
Alfonso Blanco suele deleitarnos cada mañana con suaves y contundentes
frases, reflexivamente maduradas. Enunciados o proposiciones escritas que nos
llegan, a través de fotografías colmadas de reflejos significativos recogidos
en reveladores viajes, como verdades obvias cuando nos las traduce con la magia de escritor dotado de magnetismo, naturalidad, sinceridad, y medida de lo
intelectual cercano.
Alfonso juega (nos decía
el otro día que uno de sus autores más decisivos para iniciarse en la escritura
fue Julio Cortázar), con curiosidad inagotable, a la rayuela de
las palabras. Nos invita a saltar en ella para que avancemos en la acción del juego hacia su final, con
una alegría que nos lleve a gozar, hipnotizados, un deslumbrante desarrollo.
Valiéndose de su cámara, en viaje de continua búsqueda, nos describe situaciones a menudo
complejas. Aspectos arquitectónicos, monumentales, artísticos; paisajes,
rostros, sensaciones, rasgos, perfiles, retazos de vida y camino, que quedan
para su historia individual, pero también para aquellos afortunados con los que
los comparte a través de un lenguaje claro y exquisito que asombra,
claves halladas para determinar el mejor modo de dirigirse al lector. En todo
ello hay una descripción de lo que observa, pero también de lo que siente
permanente. Cada fotografía queda retenida -o congelada- en una circunstancia –anímica, existencial, estética, cívica– que al ponerle letra reinventa sorprendentemente bien. Esa circunstancia tan
precisa, querida-requerida, pareciera que se nos vuelve extraña o sorpresiva en
principio, siendo posesionada tras una lectura que nos impulsa a asumirla en oportuna
interpretación personal. Como la escritura, las fotografías de Alfonso nos
invitan a introducirnos en algo íntimo, donde historia y arte tienen extensa cabida
interpretativa. Pero antes de llevarlo al
plano personal, hemos de imaginar qué ocurre mientras vamos asumiéndolo, pues al hacerlo es como si, tras un fogonazo de ilusión que con
carácter y vigor nos lanzara, pusiera ante nosotros una página en blanco a rellenar con las emociones de sus escritos descubiertas. Ahí el acierto. Ahí el contagio. Ahí la magia de este nigromante de
la escritura y del pensamiento.
Este pequeño escrito, me lo ha sugerido la lectura de “Composición con ventana”, su última novela, que buen dibujo imaginativo traza. La abuela Ralca nos rapta –incluso al propio narrador- por completo, llevándonos a un lugar imaginario para contarnos una singular historia de exilios pocas veces tratada con tanta originalidad como miramiento literario. Eso es posible en todo buen escritor, cuando se pone por escrito esencias de lo que se ha leído, amado, viajado y sentido, como lo hace Alfonso Blanco. La literatura, sin duda que nos hace mejores; en este caso concreto, también. Léanla. Y ojo: el anexo final, no hay que perdérselo de ningún modo. No desvelo nada. Aquí agradecido lo dejo.
Barcelona, marzo de 2020.
©Teo Revilla Bravo.
Recreas de tal forma lo que hago y digo, lo que escribo, que me has tenido un buen rato recreándome a mi vez, con una falta pavorosa de humildad, en esas palabras, tan de tu maravilloso estilo, que dedicas a mí y a mi novela. Sabes que solo concibo lo escrito como lectura posible que convierte lo recreado en palabra en una nueva recreación que es la auténtica literatura, ese encuentro entre escritor y lector que hace surgir un nuevo mundo. Tú, desde luego, lo haces posible, lo encarnas mejor que nadie. Das vida a lo que ofrezco y lo llevas a un cumplimiento que, como amigo y lector, te agradezco infinito. Noto que ella, la abuela Ralca, ha podido vivir en ti y que todo lo que la rodea ha habitado un poco tu mundo. Gracias, gracias y mil gracias, por ella y por mí.
ResponderEliminarAgradecimiento a ti por cuanto aportas, por engrandecer momentos, por dejar aflorar tu espíritu de persona honesta y sensible consigo mismo y con los demás, demostrándolo en tus escritos, en tus fotografías, en tu educada y correcta manera de dirigirte a nosotros.
EliminarUn abrazo
Yo debo reconocer que lo tengo pendiente de lectura, pero algunos fragmentos me leíste y sé que cada palabra que dices sobre su obra es tal cual. Él es viaje, fotografía y palabra, con todo ello él juega y transforma en poesía, relato o novela; en sensaciones, argumentos filosóficos y más que nada en su propia verdad y realidad. Enhorabuena y besos para ambos.
ResponderEliminarBueno, Karyn. Ya conoces a nuestro amigo, sus formas, su grata y especial manera de contar, su amor por la literatura y el arte que él considera especial...
EliminarAbrazo.