Don Quijote y Sancho Paza. Obra de Pablo Ruiz Picasso
“Don Quijote y Sancho Panza”. Pablo Picasso, 10 de agosto de Apareció en la edición de agosto del diario semanal Les Lettres Françaises con motivo de la celebración del 350 aniversario de la primera parte del Quijote de Cervantes.
Este artículo viene a cuento ahora, a propósito de los hechos deleznables que tuvieron lugar hace unos días en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona donde daba una charla en el aula magna el gran cervantista Jean Canavaggio. Unos energúmenos intolerantes lo boicotearon con vocerío, golpes en la puerta, silbidos, altavoces y ruido de todo tipo para que no tuviera lugar. Lo curioso, de esta falta de respeto e intolerancia a la libertad de expresión, es que a la salida de los allí reunidos fueran del signo político que fueran, en su afán descastellanizador, les lanzaran gritos de fascistas por el solo hecho de que, al parecer, Cervantes (que amó la ciudad de Barcelona a quien dedicó el famoso “Archivo de la cortesía, albergue de extranjeros” cuando la visitó) no encaja con el ideario independentista de este grupúsculo extremista. Cervantes le decía a Sancho: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Lo triste de todo esto, es el silencio de quienes tanto reclaman, democracia, libertades y respeto. Triste y decepcionante, sí.
BREVES CONCLUSIONES PERSONALES SOBRE EL QUIJOTE
El
Quijote, libro que todos –grandes y chicos- creemos antes de cogerlo que es
demasiado extenso y posiblemente aburrido, adquiere, una vez animarnos a
tomarlo, su pleno significado espiritual, todo un espacio de lectura inagotable
para la alegría, la imaginación, e incluso para hallar la voluntad de querer
desprenderse del dolor de la vida y sus sinsabores. Cervantes intenta hacernos comprender, o así
se puede entender, la necesidad de sentir que tenemos un futuro, la oportunidad
de renovarnos, de dejar atrás un pasado decadente, apostando por un deseo
novedoso de apostar por ideales, pelear por nuestros sueños y deseos, superar
obstáculos y pretender hallar justicia (deshacer entuertos). Quizás, si
pudiéramos salir de nuestros laberintos particulares de soledad que nos aíslan
y encierran, podríamos recuperar esa completitud perdida. El libro, sumamente
entretenido y de gran originalidad, traducido y celebrado en todo el mundo, se
abre a enseñanzas, a dejarnos en cada capítulo, en cada charla de Don Quijote
con Sancho, reflexiones sobre la condición humana, así como a gozar de la
fidelidad y comprensión de Sancho frente a la locura y la sinceridad de Don
Quijote, o en el amor que lleva nuestro hombre tan sentido y cerrado en su
corazón hacia Dulcinea del Toboso.
Se
puede considerar así mismo esta obra como una crítica a la literatura de la época,
que compromete y nos hace reflexionar. Don quijote es un sujeto solitario encerrado
en su cuarto, donde se ha instruido leyendo. Tenemos el ejemplo del cura y del
barbero, cómo se dedican a clasificar cuales de las obras que leía nuestro
hombre eran rescatables y buenas, y cuáles no y había que quemarlas porque
denigraban las obras caballerescas, populares en aquella época. La realidad de Don Quijote, choca así
abiertamente con la de los personajes con quienes ha de convivir de algún modo, con los que
entra en conflicto al producirse, en esa situación, una crisis entre
realidad y sueño, algo que deja al lector ante la disyuntiva de descubrir si
esa realidad que vive nuestro Caballero
de la triste figura es tan válida como la de los demás personajes aparentemente
más sujetos a su tiempo circunstancial y la tierra que pisan. Cervantes nos
invita a replantearnos este conflicto entre realidad y fantasía, donde siempre
se crea un conflicto a la hora de saber cuál es la verdadera realidad o si lo
son ambas. La locura aparente de don quijote, sostenida en el misterio,
percepción subjetiva de un mundo imaginario, agonía en pos de un ideal de
valores trascendentes, busca un proyecto de humanidad diferente y justo, un
camino hacia la libertad. Y ese camino en pos de la libertad, pondrá en duda
qué es realidad, qué no, o qué ficción de
realidad, todo según quién lo juzgue. Pero como decía, solo aparentemente, pues
esa locura es otra manera de entender que tanto realidad como ficción no poseen
límites concretos.
Barcelona, junio de 2018.
©Teo Revilla Bravo.
El Quijote, una obra magnífica que todo el mundo debería leer, aprender que no es locura ir tras los sueños e intentar realizarlos por muy extraños que sean. El quijote tenía una "locura" tan cuerda que creo que cualquiera que lo lea termina tratando de ayudarlo como Sancho Panza o su adorada Dulcinea a ir contra todos los gigantes que se le atravesaran. Lo expuesto al comienzo del escrito me parece una estupidez enorme, una falta de respeto y conocimiento...hay obras que están más allá de las limitaciones de unos picapleitos, es una obra universal y merece el respeto de todos. Besos
ResponderEliminarVoy algo atrasado en agradecer estos comentarios... No, no es locura ir tras los sueños, qué te puedo yo decir a ti, querida Karyn, si me has sorprendido con ellos de una forma tan afortunada... Buena quijote estás hecha atravesando tierras y océanos venciendo gigantes en por de los ideales.
EliminarMucho, mucho más que gracias.
¡Qué pena da saber que estas cosas suceden!, se dan por aquí también, si tenemos la dicha de un país sin guerra, la buscan, no comprenden que el mundo evolucionó, y que aunque haya más oportunidades de vivir mejor, también está el abismo que produce separaciones y violencias, y lo peor es que se creen patriotas y dueños de una herencia que no reconocen y mucho menos merecen. Creo que hay una multitud de seres que no han madurado, que viven en luchas perdidas, que no se han dado cuenta que las décadas avanzaron y que nos toca un mundo diferente, un mundo en el que debemos tener la inteligencia de unirnos para cambiar estrategias de lucha para buenos logros, o seguiremos siendo hamsters dando vueltas en la misma rueda
ResponderEliminarEs una respuesta sumamente oportuna y bien razonada, Amiga Norma es justamente lo que dices que sucede con frecuencia ahora en Catalunya, bien proveniente de una parte, bien de la otra: no hay tolerancia, y menos desde que faltó el diálogo sincero. Pero cuando es la cultura la que anda en juego y es cuestionada de esa absurda, irrespetuosa e impresentable manera, la sinrazón ya no tiene palabras, escapa a toda lógica humana de elemental convivencia.
EliminarFuerte abrazo