"Melancolía" grabado de Alberto Durero.
PERCEPCIÓN DEL TRABAJO CREATIVO
"La
curiosidad sobre la vida en todos sus aspectos, continúa siendo el secreto de
las personas más creativas". Leo Burnett, publicista y periodista norteamericano.
Saber o intuir cuál ha de ser nuestra
puesta a punto, nuestro interés real por crear una determinada obra y los
sentimientos que nos llevan impulsivamente hacia ella, es ser conscientes, ante
todo, de los límites que poseemos; es saber que lo que vamos a realizar, ha de
tener la posibilidad de presagiar algo que anuncie su propio futuro. El arte ha
de funcionar de tal manera, que en métodos a veces complejos muestre progresos
y riquezas antes de que éstas sean palpables para el resto de la sociedad. El arte siempre debe mirar el
futuro, si deseamos que éste sea verdadera creación.
Partimos de eso que en pintura llamamos
boceto -a veces osada improvisación-, para ir aprendiendo, en labor minuciosa y en ardiente
curiosidad, a ver y a crear, con mirada ejercitada, lúcida y activa, ese cuerpo
de la obra donde han de confluir todas las ideas, incluidas las espontaneidades
y reelaboraciones -se añaden, se borran o se eliminan cosas- que sobre la marcha,
en interacción entre pinceladas y colores, surgen. Aprendiendo a abrir bien los ojos, y a maravillándonos
cuando vemos un afianzamiento, un resultado positivo aunque suponga hacer cosas
poco convencionales que puedan conllevar críticas adversas de los demás. Trabajar
la obra, comporta riesgos; con frecuencia, el de equivocarse una y otra vez y
tener que volver a recomenzar. Imaginación, intuición, diálogo con uno mismo,
han de marcar ese preciso –precioso- camino. Y los que vengan teniendo en
cuenta que no debemos cerrarnos, que hemos de ir con cuidado para que el
trabajo que realicemos a lo largo de nuestra vida artística no se convierta al
fin en barrotes de nuestra propia mazmorra.
Lo señalado como ideal, en lo arriba
escrito, es algo esencial; es provocar en uno mismo un espíritu de curiosidad, observación, búsqueda y exploración constantes; de tal manera que no se convierta o
sea parte de una idea ya dada, sino que surja de un proceso de largas pesquisas y
recreaciones, que nos hagan, ilusionados, avanzar. Este desarrollo del saber y del
de las facultades propias, es la mejor manera de poder llegar con sinceridad a
construir un lenguaje artístico que dé significado a cuanto hacemos. Crear, es
una habilidad; es una constancia que se puede aprender y desarrollar, siempre
que sintamos la inquietud artística y trabajemos y crezcamos a través de ella. Así llegará con toda seguridad la experiencia necesaria, verdadero regalo y fortuna del proceso creativo.
Barcelona, febrero del 2018.
©Teo Revilla Bravo.
Sabiduría en tu buen decir, amigo. Muy claro, edificante e instructivo. Gracias por compartírnoslo.
ResponderEliminarTu presencia, tus visitas amigo José, reconfortan, estimulan. Muchísimas gracias por pasearte por este rincón.
EliminarUn abrazo.
Excelente descripción del acto creativo, amigo Teo. Estoy completamente de acuerdo. Abrazos.
ResponderEliminarAbrazos, Francisco Rodríguez Mayoral. Gracias por hacerlo tuyo.
EliminarProvocarnos a nosotros mismos, generar inquietud y necesidad de crear. Todos los que llevamos el arte dentro sabemos que hay días que es necesario removernos, salir un poco de nuestra área de confort para investigar, generar cambios, probar nuevas tendencias, pero siempre quedándonos donde nos sentimos realmente a gusto. Besitos.
ResponderEliminarCuánta verdad encierran tus palabras, Karyn. Nada se nos da con facilidad y, sí: lo importante es mantener nuestra propia personalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.