ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 5 de febrero de 2018

Francis Bacon


"Estudio del retrato del Papa Inocencio X. de Velázquez, por el pintor Francis Bacon en 1953









Francis Bacon

"Cuanto más violentamente se siente la vida, más consciente se es de la mortalidad".


Este singular pintor irlandés, uno de los más trascendentes del siglo XX, es uno de mis artistas preferidos, uno de los que más me llaman la atención. Caí pronto en las redes que tendió en mí el embrujo de sus obras, quizás por no ser artista de medianías –se le ama o se le rechaza-, sí de intensa mirada y no menos apasionada  y sutil pincelada. Su trabajo es una inmersión hacia el lado más oscuro y retorcido del alma humana, algo que perturba y descoloca a cualquier espectador. Lo demuestran sus retratos de rostros que coloca desde diferentes lados deformados, dislocados o desarticulados, lo que hace entrever que fue un ser tendente a la autodestrucción intencionada, que presentaba sus obras de forma indefinible como llegadas de una prolongada pesadilla. Dejó dicho: “No somos más que carne acercándose lenta pero inevitablemente a la putrefacción”. Pues, eso: cruda y dura reflexión.

Transgresor con su vida y con su pintura, Bacon no hizo otra cosa que pincelar sus obsesiones con gran atino artístico. Por otra parte, fue un gran apasionado del arte de Picasso, algo que  sería muy significativo y determinante (al parecer tuvo un encuentro revelador con la obra del pintor español cuando visitó la exposición Cent dessins par Picasso en la galería Paul Rosenberg de París; esta visita fue tan impactante, que le llevó a tomar la decisión de iniciar su carrera como pintor). Pero también influyeron en él Van Gogh y pintores que les precedieron como Degas, Manet, Gauguin, Seurat, Matisse y, yendo más hacia atrás en el tiempo, el gran Velázquez. 

Lo de Velázquez fue un gran deslumbramiento para Bacon, un verdadero enamoramiento. Así lo demuestra el deslumbramiento que tuvo con la pintura que realizó Velázquez en 1650 del Papa Inocencio X, un momento clave en su obra donde ya reúne ideas pictóricas sobre la angustia y la expresión atormentada. En torno a este magistral cuadro llegó a efectuar más de cincuenta obras, lo que demuestra su fuerte obsesión por el pintor sevillano. También tuvo fascinación por otros clásicos de la pintura española como Zurbarán, El Greco o Goya, artista este último al que admiró ampliamente en el Museo del Prado, un museo que amaba tanto que pidió,  tras ver la muestra retrospectiva organizada en 1990 sobre la obra velazqueña, poder visitarlo en solitario, pocos años antes de su muerte

Francis Bacon falleció en una visita a Madrid en 1992, y a pesar de que nunca mantuvo una residencia estable en España, sí se conocen estancias largas en Málaga, así como visitas a Sevilla, Utrera y el mismo Madrid. Emblemático, figurativo, perturbador, ambiguo, genial, único. Un pintor para siempre.



Barcelona, enero de 2018. 
©Teo Revilla Bravo.





6 comentarios:

  1. Otro personaje interesante nos presentas, amigo. Es de agradecerte. Gracias, por regalarnos cultura.

    Abrazos

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  2. Muchísimas gracias, apreciado amigo José. Como soy aficionado a la pintura y como pintor que lo intenta, estos artistas me atraen poderosamente.
    Un fuerte y largo -hasta Cuba- abrazo.

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  3. Lo defines bien, oscuro y retorcido, a mí es a una que la descoloca. Su colorido, esas formas deformes como si quisieran escaparse de si mismos me producen mucho nervio.
    Besitos

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  4. Indiferente no deja, la verdad, Karyn. Fue un gran provocador con sus pinceles, gran trasgresor también con su vida. En tal caso, un pintor hoy por hoy imprescindible.
    Fuerte abrazo.

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  5. Otra vez, gracias, Teo, por estos apuntes sobre Bacon que de un plumazo a su obra y un algo a su alma. Abrazo.

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  6. Gracias a ti Mauricio, por tus visitas, por tus atenciones y comentarios. El pintor, Bacon, fue singular, fue genial.
    UN abrazo.

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