ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

viernes, 10 de noviembre de 2017

HABLAR DE POESÍA.



Retrato de Stéphane Mallarmé, 1876, Edouard Manet (París, Musée d’Orsay). Al parecer hubo mucha amistad ente el escritor y el pintor. Esto explicaría, según algunos entendidos en la obra del pintor, la pose poco formal del retrato. Mallarmé posa sentado en una silla con suma tranquilidad, con una mano en el bolsillo y sosteniendo con la otra un cigarro encendido mientras se apoya en un libro abierto que parece comentar.







HABLAR DE POESÍA.


“Hablar de poesía, sentir la poesía, ser sensibles a la misma, significa un reforzamiento en el sentir personal, un afianzamiento y  recolocación necesaria en un mundo que suele olvidar cuando no renegar la sensibilidad, máxime si está cifrada en versos. No es fácil escribir poesía; tampoco lo es escribir sobre ella. No es fácil hacerlo, porque su grandiosidad nos anonada; porque parte de las fibras más personales y emocionales; porque cada uno la definiría con miles de palabras y aún no llegaríamos a su núcleo, a su esencia primigenia, a su valor intrínseco y humano, poesía necesaria.

Sabemos que esto de la poesía es una actividad perceptiva, que practica y lee una minoría, que básicamente no tiene mucho eco siendo privativa de gente sensible y de poetas. Cuesta llegar al lector. Éste suele optar por fórmulas más cómodas sin avenirse al esfuerzo que todo poema exige. La poesía es como la hermana olvidada de la literatura, la cenicienta del cuento, la que todos respetan y a la vez olvidan o relegan. Sin embargo, es tan, tan necesaria, que a veces, como en la Cenicienta, se produce un milagro, una magia, el enamoramiento de un príncipe azul que descubre sus encantos, los valora y los cuida...

Un mundo sin poesía sabemos que sería como un paisaje sin color, como un cielo sin estrellas refulgentes, como una turbulencia imparable, como un sonido sin eco, como el llanto incesante de un niño sin consuelo.  Afortunadamente, entre olvido y olvido, entre dejación y dejación por parte de quienes tienen los instrumentos necesarios para darla a conocer debidamente desde la más tierna infancia, va latiendo en silencio, va persistiendo obstinada a través de los tiempos y los hombres como algo absolutamente necesario: es la catarsis, la compensación a tantos desarreglos –incertidumbres, violencia  e injusticias-, imperantes en la sociedad. La poesía es la  humilde violeta al borde de un sendero en la vertiente boscosa de una región inhóspita, presta siempre a tocar el corazón del caminante, desapercibida flor que nadie parece reparar en ella pero que va impregnando los lindes de suave fragancia, de admirable color, de inconfundibles asombros emocionales. La poesía se muestra prolífica, aparentemente insondable a veces, pero siempre dirigida hacia el centro de nuestros corazones, sólo hay que saber acogerla.

Sensibilidad, liberación de sentimientos, crítica social, efecto, agitación, seducción, embeleso, hechizo… Hacer surgir en lo posible esas sensaciones, parar logran expresar lo que dormita en el alma y  despierta, cual sortilegio, con cada palabra escrita, con cada verso destilado. Todo poema desemboca en la enumeración de las características de ese yo personal que habla consigo mismo, tendiendo a trascender lo conversado para hacerse plural en los otros. A veces la poesía, simplemente, agrada; otras, forma parte de una purificación psíquica que encubre por fortuna la percepción del prístino pensamiento.

La poesía no es muy  leída, no determina escrituras tan experimentales como lo hacen otras formas literarias bien sea novela, cuento, fabula o artículo periodístico, pero nunca ha dejado de existir -aunque sea en pequeños reductos- porque, latente en el hombre, es necesaria como forma elevada de emoción y transformación. Algo, al escribirla o leerla, mitiga nuestra hipersensibilidad como mágica droga. La poesía es parte de la savia que brota a borbotones del árbol de la vida, de los avatares de la humanidad; de tal modo que, mediante la expresión escrita declamada o leída del poema, nos hermanamos con lo que esa humanidad, simboliza en un único verbo, en un solo cuerpo, en una sola lengua, a través de múltiples manifestaciones y señales. Tal vez la poesía sea el útero mágico oculto en nuestros sueños, capaz de transformarnos y perfeccionarnos. Leamos poesía.



Barcelona.-2009
©Teo Revilla Bravo.


6 comentarios:

  1. Hay veces que preguntas a alguien ¿lees poesía? y te responden rápido. No, porque no la entiendo. Sé que hay algunos poetas que usan exageradamente las metáforas y que eso no ayuda del todo al lector primerizo, pero entiendo que cualquier persona con interés y ganas, puede leer poesía, entenderla y lo mejor, sensibilizarse con ella hasta llegar a adorarla. Lo difícil es que den ese primer paso y que sepan escoger ese poemario que abra más que sus ojos, su corazón. si fuera así, habría más lectores que los propios poetas. Muy buen artículo. Besitos.

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    1. Ciertamente. También es cierto, Karyn. que hay poesía que no está hecha expresamente para ser entendida, que como sucede con una obra pictórica abstracta, es la emoción de lo que se lee lo que importa por encima de su comprensión, es saber captar la magia. La poesía ha de tener mucho de eso.
      Abrazos.

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  2. Excelente ensayo condensado que comparto plenamente, por lo que me deja sin espacio para añadir otra cosa que mi admiración, respeto y amor por la poesía y las almas que la hacen posible al regalarla generosa y creativamente, como tú mismo, amigo Teo.

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    1. Francisco, siempre es una alegría sentirte cercano, amigo, partícipe y apacible de todo este mundo que nos alienta y caldea por dentro para contrarrestar desatinos y amarguras que la vida en general también ofrece.

      Te saludo con un gran aprecio.

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  3. Con la sensibilidad y riqueza de tu lenguaje, nos regalas este ensayo y como bien dices sobre la Poesía: "...simboliza en un único verbo, en un solo cuerpo, en una sola lengua, a través de múltiples manifestaciones y señales...." Un abrazo afectuoso y orgullo de leerte y ser tu amigo.

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    1. Modesto, amigo en letras y sentimientos, gracias por manifestarte en este rincón de silencios y letras. Es una suerte y una ilusión compartir contigo poesía y artículos relacionados, señal de que es un tema que amamos, que llevamos en la sangre.
      Fuerte abrazo.

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