Ligereza.
Aire, hoja, lluvia, sol;
pétalos, polen, brote, flor.
Lo efímero al vuelo,
sistema de nubes transitorias,
etéreas disyuntivas escapando
desmedidas.
Levedad, sí.
Límpido cristal.
Ave, plumaje, papel, soplo
de invisibles hilos,
sacudimiento, conmoción, destino.
Aislarse o amar.
Requiebro, piropo, lisonja,
ternura, mimo, madrigal.
El peso de la emoción
ahonda en el misterio de la voluntad;
tenaz e ilusionado, me muevo
entre impulsos que albergan dicha.
Constante requiebro de la luz
si te avienes; misterio que el verbo
incrementa en suave temblor,
facilitado por la palabra amor
levemente susurrada.
Destino en dos.
Sutil mariposa luciendo
requiebros en volátil danza,
rodeando el cuerpo expectante
de la pasión.
Lo sé:
detenido en la suave
fijeza de la apacible primavera
acomodada en tus claros ojos,
liquidar desalientos,
recoger el regalo del apego.
Lo mejor:
vivir en ti como si en mí
existieras in perpetuum.
Hay tantas imágenes que es fácil meterse, esconderse detrás de cada uno de los versos para ver esa luz natural tan difícil de retener, sí, casi tanto como al amor. Quizá por eso mismo el poeta la lleve dentro, a perpetuidad, para evitar que se le escurra en los propios requiebres. Bello, muy bello poema, amigo
ResponderEliminarPor fin llego, Norma. No me llegan las notificaciones al correo, no sé por qué, y ando algo despistado. Me han emocionado mucho tus palabras -ya sabes que me falta poco para que así sea-. Me alegra mucho que te haya gustado el poema, que lo hayas podido apreciar así de bien.
ResponderEliminarUn buen fin de semana te deseo y un abrazo te envío.
Es tu poema, suavidad y delicadeza, imágenes que generan sensaciones tan leves como el aleteo de una mariposa o el verse bañado de polvo de estrellas, pero tan hondo y profundo como el más grande amor. Precioso, besitos.
ResponderEliminarQué bellas palabras para expresar lo que el poema te sugiere, Karyn. Muchísimas gracias, es otro golpe de aliento, yo creo que escribo porque tú deseas que lo haga. Abrazos.
EliminarTus bellos y delicados versos, Teo, confirman mi convicción de que no hace falta estar dentro de la mujer amada para sentirla muy dentro de uno mismo. Preciosa combinación con esa gran obra de Casas.
ResponderEliminarAsí es, amigo Francisco. Los que hemos tenido la fortuna de amar y sentirnos amados, comprendemos bien esta simbiosis de cuerpos y almas que se produce. Los versos intentan reflejarlo.
EliminarFuerte abrazo y feliz tarde de Reyes.