Este poeta apenas si sabe llorar y emocionar
con palabras calificativas, sensibilizar
con endecasílabos, atormentar o hacer gozar
con sonetos o bellas obsequiosas espinelas;
no sabe vigilar la vida que le sale al paso,
ni reír cumplidamente, ni entremezclarse
con la gente y verle el rostro amable,
ni gozar, ni sufrir escribiendo; sólo firma,
obstinado, derrotado en la cuneta de lo iluso,
anodinos e insustanciales poemas.
Este poeta no sabe tocar almas con belleza
y complicidades; no sabe matar una mosca
ni sabe gobernar un simple cuaderno
de escritura; este poeta, en un destemple
personal que no controla, escribe alucinado
versos malos a la luz de la luna de Valencia.
O eso al menos es lo que dicen si por
casualidad remota le leen—maestros
de todo arañando frágiles ramas—
quienes saben de cosas literarias,
¡Qué joder! ¡Qué mierda!¡El mundo
—escombro ardiente—está patas arriba!
Desde esta ridícula posición de creerse escritor
al uso y ponerse a pensar sobre lo que sucede
alrededor suyo, contempla un país
lleno de zozobras, de corruptos robando
a manos llenas, de políticos que dividen
y hacen daño sin que se les caiga la cara
de vergüenza.
Y mientras tanto, entre arruga y arruga,
paro, privaciones y penurias, pobres
y más pobres pululando y muriendo
por tristes rincones apoyados en fachadas
impasibles pintadas del color de la suciedad,
la aflicción, la dejadez, la tristeza.
El poeta, echándose las manos a la cabeza
en un acto reflexivo de cordura,
entona un mea culpa llorando desconsolado:
tanta injusta realidad, le lastima el ánimo.
Este poeta cariacontecido, de breves gestos,
que pretende ser altruista, sincero, generoso,
reconoce que pese a sus ganas por solidarizarse
con todo lo que sucede de manera injusta
a su alrededor, encerrado indiferente en su triste
torre de marfil escribiendo desahogos,
olvida con frecuencia la hiriente realidad
que ahora le abruma.
SOLEDADES” (Provisional)
Un excelente poema, aunque no cuadre la métrica o existan o no asonancias, endecasílabos, sinalefas, alejandrinos o qué se yo... ¿arte menor, arte mayor?, qué más da si el poema remueve conciencias, muchos o casi todos nos encerramos en la torre de marfil para tratar de olvidarnos de la dura realidad que nos envuelve y atropella. Creo que te equivocas, sí te leen y tus versos tocan muchas almas, más de las que creen y de las que se atreven alguna vez a comentar. Los maestrillos siempre andan por ahí, viendo dónde o a quién hincarle el diente, pero tú no te preocupes, simplemente sigue emocionando, finalmente eso es lo importante y es lo que quedará para siempre. Besitos
ResponderEliminarBueno es lo que me dices, y lo que voy leyendo en otros comentarios, Karyn Huberman. El objetivo era dar un golpe de honestidad sobre la mesa de escribir, de saber un poco dónde estamos y hacia dónde miramos mientras contemplamos la propia vida y la de los demás. Una reflexión, un intento de acercarme a las propias entrañas. Si salió un escrito donde podernos mirar todos un poco, mejor que mejor. Fuerte abrazo desde el obstinado desvelo mañanero. Teo.
EliminarEstoy a tu lado, querido Teo, compartiendo apenado los sentimientos que tus versos hacen tangibles. Abrazo sentido para tu corazón grande.
ResponderEliminarY cómo aprecio que estés a mi lado, Francisco, compartiendo sentimientos, amistad y versos.
EliminarUn gran abrazo.
Plenamente de acuerdo. Tu poema desenfadado y sincero me ha traído a la memoria uno de Manuel Scorza Torre. Uno de los más grandes poetas de mi tierra, el Perú. Te lo paso:
ResponderEliminarEPÍSTOLA A LOS POETAS QUE VENDRÁN
Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las muchachas.
Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas por donde venía la ardiente cólera.
Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos cercaba un muro de olas negras.
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
¡Tenía que ser un relámpago perpetuo!
Yo os digo:
mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho del mendigo,
mi corazón no sonreirá.
Matad la tristeza, poetas;
matemos la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas que llorar amores perdidos.
El rumor de un pueblo que despierta,
¡eso es más bello que la luna!
El metal resplandeciente de tu cólera,
¡eso es más bello que el rocío!
Un hombre verdaderamente libre,
¡es más puro que el diamante!
Porque el Hombre ha despertado
y el Poeta liberó el fuego de su cárcel de ceniza,
¡para quemar el mundo donde estuvo la triteza!
Manuel Scorza Torre
Lima, 08-09-1928
Madrid, 27-11-1983
Muchísimas gracias, Manuel, por dejar un regalo de esta envergadura que recojo asombrado unos años más tarde pues no me había dado cuenta que estaba aquí.
ResponderEliminarInmenso poeta.
Un abrazo.