Algunos miembros de la generación
GENERACIÓN
DEL 27. (Breve apunte recordatorio)
O grupo del 27
para algunos, si se toma como referencia el tercer centenario de la muerte de
Góngora cuya poesía reivindicaban. Sea como sea, en torno al año 20 comienzan
a publicar sus libros unos jóvenes y animosos poetas, llamados a ser con el
tiempo pléyade de grandes vates cuya obra devolverían a la poesía en
castellano el lugar privilegiado que merecía tener, algo que no sucedía, por su enorme riqueza, desde el mismo siglo de oro. Estos singulares poetas, lograron una
extraordinaria simbiosis entre lo clásico y lo moderno, entre lo tradicional y
lo nuevo, entre lo culto y lo popular, entre el pasado y el presente. El amor a
los sentimientos, a la amistad, al mar, al aire y la tierra, al compromiso social,
visto todo ello desde su interior más sensible, les caracterizó e inspiró a la hora de
escribir. Siendo bien diferentes, estos
poetas poseían un denominador común en la concepción de la poesía y en el
quehacer lírico, algo que ha supuesto para la posteridad gran riqueza, pues concebían
la poesía como algo muy serio y bien hecho, escrito no por casualidad sino por
convicción y necesidad, prevaleciendo el hecho poético por encima de cualquier
otra actividad; les unía la búsqueda de una poesía, que fuera arte en todo su
rigor, creaciones inspiradas con genuino lenguaje. Alguno de ellos llegó a destacar
en vanguardias de la época como el surrealismo, ejemplificado en Lorca,
Alberti y Aleixandre.
Hay una
constancia expresiva en la poesía de esta generación que se puede apreciar en
obras de Jorge Guillén, Cernuda, Altolaguirre, Aleixandre, Prados, Salinas,
Alberti, Lorca, etc., presentando cada
uno de ellos un perfil humano y poético muy personalizado. Esta riqueza pudo
darse, pese -o quizás por- mamar de la influencia de Juan Ramón Jiménez, de
Unamuno, o de Machado, sus predecesores. Algunos cultivaron también con gran
maestría el teatro, o sintieron afición por el dibujo y la pintura u otras
formas de arte, como en el caso de Alberti y Lorca a quienes les unía amistad con otros pintores o artistas como Dalí, Buñuel y Picasso. Por desgracia, la
absurda y cruel Guerra Civil, asesinó, malogró y condicionó el futuro de unos y de otros, así como el de los que les siguieron dentro del país u exiliados, haciendo
más comprometidas e inquietas sus voces.
Barcelona.-18.-2017,
©Teo Revilla Bravo.
Excelente y obligado recordatorio de una generación con la que todos los amantes de la poesía estamos endeudados. Tus referencias me han recordado una anécdota cuyo autor no recuerdo y que dijo que "Alberti era un pintor que escribía y Dalí un escritor que pintaba"... Gracias, Teo.
ResponderEliminarEl mismo Dalí, si mal no recuerdo, decía que era mejor escritor que pintor, algo con lo que yo no coincido ni puedo estar de acuerdo, pues escribía francamente mal, aunque él decía que se le valoraría por lo que decía, no por la sintaxis, el estilo, etc... Y, sí: nos dejaron un legado estos poetas, imperecedero.
EliminarUn abrazo.
Magnífico recordatorio Teo. Sin duda, exquisita generación que marcó líneas claras en una nueva forma de hacer poesía. Felicidades, Teo.
ResponderEliminarDe vez en cuando, Pilar, hay que recordarlos, pese a que no es fácil que queden en el olvido, se vuelve a ellos una y otra vez, al menos en mi caso. Gracias por compartir lo escrito en este breve recordatorio.
EliminarUn abrazo.
Es una maravilla al menos, que existieran, que pudieran dejarnos hasta donde se les dejó, su legado de sensibilidad. Gracias por recordádnoslos. Besitos
ResponderEliminarSí, una verdadera fortuna, Karyn.
ResponderEliminarUn abrazo.