ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

jueves, 30 de diciembre de 2021

COMO AUSENTE

 

Fotografía de Maribel García Cortes, tomada en Barruelo de Santullán, Montaña Palentina.  



                        COMO AUSENTE

 

 

    Como ausente. Apartado. Distante. Enarbolando sueños. 

Creando desapegos. Sorteando memorias, fatigas, enredos, 

impresiones, recuerdos...

    Quién soy, me pregunto. Adónde voy. En quién  y dónde 

con este cifrado bagaje de vida crezco y me asiento.

    Sólo la fragilidad del instante me reconoce como ser 

concreto; sólo en el momento que respiro e intimo me 

hallo objetivamente  repleto.

    Y me apresura y me irradia y me irrita y me ama el 

presente; y me huye, rehúye, lacera, lastima, lanzándome 

hacia el silencio más hollado y profundo donde se afila el 

ensueño para descifrar del amor el delirio.


    Esta tarde, cautivo de infinito me tienes, amor, 

como tantas veces soñado en tus ojos…   

  

Teo Revilla Bravo



 


viernes, 17 de diciembre de 2021

UN HOMBRE SALE A LA VIDA

 


"Luces y somrbas" 2006. Obra de mí autoría






UN HOMBRE SALE A LA VIDA

        Un hombre sale a  la vida llevando un remolque de sueños y el aroma de un amor de largas luces y fluidos colores bajo el brazo. Camina absorto eliminando a su paso fantasmas a puro cielo, a puro aire, a puro aliento.  Las nubes parecen sonreírle. Siente el claro sonido de las horas, la magnética polifonía de la luz por el cuerpo resbalar. Volviéndose sobre sí mismo, nota como si todo se moviera bajo el ritmo de una suave música. Suspira. Siente que tras la pequeña transacción de amor que ofrece la cadencia de la luminosa tarde y sus mareas, la felicidad le aguarda.

        En el transcurso, el silencio arde...



EMERGEN LAS PALABRAS 

Cuaderno XXIII

© Teo Revilla Bravo






viernes, 10 de diciembre de 2021

LA LABOR DEL ARTISTA EN UNA SOCIEDAD COMPLEJA

 


"Muchacha asomada a la ventana (fragmento) de Rembrandt. 
Dicen que el secreto de esta obra está en sus ojos.






LA LABOR DEL ARTISTA EN UNA SOCIEDAD COMPLEJA

 

    Ante la actualidad de movimientos secesionistas, nacionalistas o de índole exclusivista, se me plantean ciertas cuestiones que la sociedad en su conjunto debería abordar y resolver desde el respeto y la libertad de cada cual. La pureza de la raza, la raíz ideal o idealizada de identidad, no han existido nunca salvo en el ámbito de las pasiones identitarias e ideológicas más recalcitrantes y todos sabemos cómo le ha ido a la humanidad cuando éstas han llegado a ser dogma de poder. Hay que dejar de lado convicciones tipo:  “Si tú no eres como yo, entonces es que eres mi enemigo y por eso me está permitido luchar contra ti”. Una de las tareas del poeta comprometido, y no solo suya sino de todo artista y aún de toda persona consecuente, es la de favorecer la alteración de ese orden de cosas restrictivas y uniformes mediante la sensibilidad; o lo que es lo mismo, mediante el arte. La pluralidad hay que aceptarla,  y la convivencia en el seno de las comunidades humanas prodigarla por necesaria.

    Una de las tareas más ostensibles de la literatura, de la poesía, del arte en general, es contribuir a hacer que las culturas admitan que el otro no es un enemigo porque piense diferente, que esa diferencia no me deteriora sino que me hace crecer al mezclarme en ella consciente de que si su contacto me cambia en algo no significa que tenga que diluirme en ella sino ganar con ella. Las sociedades crecen positivamente en la diversificación y en la unión o mezcla de  esas diferencias. Nunca el rechazo y el odio al otro, han sido síntomas de buenos presagios.

    El artista, es quien acerca a la gente el ideario del mundo. Y cuando las ideologías del mundo, sus visiones, sus figuraciones, los castillos en el aire que erigen, parecen venirse abajo, es necesario volver a levantar el ideario que hermana y hace crecer la solidaridad. No se trata de soñar un mundo mejor, sino de intervenir en él para hacer posible que lo sea. Y esa es también labor de artista.

 

Barcelona.-septiembre.-2014

©Teo Revilla Bravo. 






sábado, 4 de diciembre de 2021

ESE HOMBRE

 


 "El hijo del hombre" Obra de Magritte. 

«Todo lo que estamos viendo esconde otra cosa, nosotros siempre queremos ver lo que está escondido por lo que vemos, pero es imposible. Los humanos esconden sus secretos demasiado bien…»,  Magritte. 





ESE HOMBRE

 

Ese hombre que insistente busco

quizás esté muerto y no lo sepa.

Quizás nunca existió y sea

un muerto de dedos apagados

sin pulso en los labios ni en el alma,

sin palabras, sin olores, sin recuerdos,

sin amorosos enredos en el corazón.

 

Ese hombre que insistente busco,

está solo, olvidado, ciego, ahogado

en un largo bostezo.

No es más —sombra de ceniza—

que piedra o bronce sin tallar.

No conmemora ni celebra nada.

Coteja la vida y coteja la muerte,  

sentado en un desolado pedestal.

No  puede comunicarse contraídas

sus fronteras, y no obstante,

con la voz de un Dios aturdido,

impasible habla conmigo.

 

Me reconozco en ese hombre.

Me dejo guiar por sus designios.

Vivo y muero en la profundidad

turbia e ingrávida del cielo y de la tierra

desterrado en él, por él. 





jueves, 2 de diciembre de 2021

ENTENDER O NO ENTENDER ALGUNAS OBRAS DE ARTE ACTUAL



"Tres estudios de Lucian Freud" de Francis Bacon. Fotografía, CORDON PRESS








 ENTENDER O NO ENTENDER ALGUNAS OBRAS DE ARTE ACTUAL 

 

    Lo primero que se suscita por parte de representantes y artistas del llamado arte contemporáneo tras presenciar por el público una obra, es si éste como espectador ha entendido o no lo que se le ha querido mostrar.  Si no le gusta la obra o presenta malos perfiles, se da por supuesto que no ha entendido nada de nada, que le ha resultado desagradable o  indiferente. Ante este presuponer, es fácil confundir creer con entender. Si se cuestiona la obra, la lógica simple es considerarlo como una forma tremenda de supina ignorancia, nunca como serio juicio de valores. Para algunos artistas, críticos, y promotores, es una clara muestra de ineptitud y falta de inteligencia, cuya consecuencia es que no pueden, pobrecitos, captar debidamente el hecho artístico.

    En realidad no se pide que se entienda lo que se ve,  que se crea fervientemente que eso que se ve es arte con mayúsculas. El problema surge cuando se deja de creer, pues la obra pierde automáticamente la categoría de arte  para pasar a engrosar las naderías de un tremendo vacío, algo que por intereses creados no se puede consentir. En otras palabras: si no se cree en el milagro, éste deja de serlo y eso no conviene. La actitud elitista del “no entiende”, como acusación a quien objeta, es marginadora; lo es al ignorar o desvalorar el valor  que puede tener cualquier opinión contraria a la establecida.  Es  como  si  temiese —artista, crítico, comerciante— que le quitaran la capacidad de valoración de la obra. Si el artista o crítico es infalible y nunca se equivoca,  el espectador que no entiende o arguye en contra tiene que ser necesariamente un simple incompetente. El artista, en ese mundo de élites y credos establecidos, ha de sentirse ante todo y sobre todo no cuestionado, lo que resta libertad de opinión.

    En este contexto mudable y fantasioso, hasta la escuela de arte deja de ser necesaria, ya que ser artista es una actitud que se adquiere por capricho u oportunismo y no como el fruto de un largo proceso de trabajo y estudio como se ha considerado  siempre. Estamos ante un arte que no atiende a valores de calidad ni a técnicas ni requiere de una escuela, pues cree no necesitar ser instruido para ser relevante y original. Pretender que sus obras nos inviten a imaginar y abrir la mente. Puede llegar a ser una especie de mito, ya que nos imponen sutilmente qué debemos imaginar y  qué creer. ¿Dónde queda la libertad de usar el sano ejercicio imaginativo? ¿Por qué el autor en muchos casos no conjetura la obra y la realiza después, en vez de dejar ese incómodo trabajo al público? Un escritor no deja el libro en blanco para que uno se imagine la novela que quiere escribir. Pedir que sea el público quien imagine la obra a través de lo que ve, es encubrir en muchísimos casos el vacío y la incapacidad del artista para concretar algo realmente interesante. En este contexto, el talento, la disciplina y la técnica, son cosas que pertenecen al pasado, pues lo que ahora priva es imponer en nuestras saciadas colectividades la mediocridad como signo de diferencia y distinción. “La democracia del arte”, “Todo el mundo lleva un artista dentro, solo hay que desarrollarlo, “La muerte del virtuoso, del genio”. Estos titulares podrían ser eslóganes y propósitos de este absolutismo de lo mediocre que trata de imponerse.

    Ser joven y emergente artista, es requisito para llegar a exponer en  salas donde prima el marketing y la especulación sobre la voluntad de crear desde la esencia y la sensibilidad. En ese medio especulativo siempre se necesitarán caras nuevas para obtener obras que provoquen, de forma artificial y pretenciosa, un fugaz antojo de tosquedad por mucho que lo quieran llamar arte contemporáneo.

 

Barcelona.-septiembre de 2014.

©Teo Revilla Bravo.






viernes, 26 de noviembre de 2021

ARTE ACTUAL, ARTE DEL PASADO, ARTE DE SIEMPRE


Obra del pintor italiano Sebastiano Ricci








 ARTE ACTUAL, ARTE DEL PASADO, ARTE DE SIEMPRE


    Contrastes y consonancias significativas, en clara vecindad se aúnan para determinar el significado del arte. Cada una de estas inserciones que se hacen a lo largo de los años, actúa como una rotura temporal, formal y espacial. Todo presente se precipita hacia la cronología de la obra antigua, aún sin proponérselo, haciendo perdurar un diálogo, una implantación, un canto novedoso a la voluntad del artista que intenta una colisión natural con temporalidades que le permita abrir una reflexión sobre las posibilidades que tiene para ampliar la abertura hacia  contrastes disímiles, de lo uno —lo anterior— con lo otro —lo actual—, que no son otra cosa que continuidades inesperadas por decirlo poéticamente.

    Larga duración de la historia de las formas y sus símbolos recordándonos lo necesario que es el arte, venga del pasado o del presente, al crear la ilusión de que ante la condición profunda de las verdades humanas, vamos siendo mejores.


Barcelona, noviembre del 2021.

©Teo Revilla Bravo  




martes, 23 de noviembre de 2021

CRISÁLIDA LUMINOSIDAD

 


"Mujer melancólica" De Pablo Picasso.




CRISÁLIDA LUMINOSIDAD

 

Crisálidas luces.

Leves murmullos que suenan

y resuenan en la memoria

escribiendo describiendo

frágiles versos.

 

Verde luz.

Olas plateadas del mar.

Huellas de tu aliento enamorado,

privilegioso delirio en el oasis

de los afectos.

 

Los ojos alcanzan hoy,

en esta levedad,

alturas que habitas

donde siempre y para siempre

envuelta en olvido

me aguardas. 


© Teo Revilla Bravo






jueves, 18 de noviembre de 2021

ME FALTA…

 


Obra de mi autoría.





ME FALTA…

 

Tu palabra, tu risa, las respuestas calladas

de tus claros ojos interrogantes, el sol que en ellos

trasluce vida y siembra, el consuelo del rumor

los árboles en la Pedrosa, me faltan.

La alargada pincelada azul de la cántabra montaña,

la oleada de aire fresco que en ella pincelada

de nieves se respira; la sombra tutora y extendida

del ciprés de tu jardín prometedor,

el cálido celaje de ríos, cielos, valles, nubes,

lagos; los dibujos en el aire formando mariposas  

vaporosas, el fulgente atardecer sobre el calmo

valle y las innumerables formas que adopta  la poesía

de la infancia barruelana me faltan.

 

Me falta la música, la sonrisa azul  de tus labios 

apremiantes al beso cuando  la tarde se rinde

a la belleza allá por Santa maría de Nava.

Me falta la voz que gime, suspira y canta al unísono;  

la trama natural de tu alma eternizando deseos;

la luminaria estelar mimando indeleble tu cuerpo 

abiertamente erótico ante el mío.

 

…………………………………………………

 

Deambulo desorientado, torpe, callado, a la deriva

en espera de hallarte por playas, océanos y mares

que inconmensurables tu recuerdo eternizan.

 

Fortaleza del sol, del aire y de la dicha, si te hallo;

magnetismo del agua, de la luz, de la espuma,

de la ola y de la arena si me envuelvo en lo profundo

del abrazo que pese a todo nos revela juntos. 



Del libro"SOLEDADES"

© Teo Revilla Bravo







 

viernes, 12 de noviembre de 2021

A VECES PREGUNTAN O PREGUNTAMOS...



Obra de Leonid Ósipovich Pasternak, pintor posimpresionista ruso, padre del escritor Borís Pasternak.






 A VECES PREGUNTAN O PREGUNTAMOS...

 

    Tanto la página en blanco esperando ser escrita, como la del libro que toco con las manos en la lectura, son esenciales para mí.

    Me perturba la pantalla del ordenador, la del móvil, la de cualquier soporte sobre el que se proyecten imágenes, pues pierdo la disposición gráfica que me permite gozar debidamente de la literatura. Se me escapan las palabras, se me van los versos insertos en el plano luminoso, y por tanto la dimensión esencial del mismo poema. Otro tanto me sucede al escribir cualquier otra cuestión.  He de hacerlo en papel por sentido común. En cualquier papel que me sirva para emborronar palabras que luego habré de aligerar, cuidar, revisar descuidos y mimar. El resultado final lo paso a Word del ordenador, con el fin de guardarlo cómodamente.  

    La escritura, al igual que la misma vida, es incapaz de responder a cualquier otra cuestión que no sea sobre la precaria y a veces angustiosa necesidad de ser. Solo hay que tener, para hallar la conformidad del desahogo vital, cierta habilidad o arte que trascienda incluso lo que llamamos talento.

    A veces preguntan o preguntamos qué es poesía. Salvando los versos de Bécquer, se suele responder  que no hay definición posible que le haga honor. En realidad es la esencia de una búsqueda constante en el orden del movimiento, del hacer, del sentir y del discernir. Es lo que creo.

    El objeto poético y artístico en general, nace de un organismo con capacidad para vivir, pues su vitalidad no se apaga con el encuentro creativo que realicemos, ya que sigue resonando quizás para siempre. Ese quedarse en la memoria —o en el alma— revoloteando, comporta grados altos de sensibilidad, convierte la obra en arte.  

 

Barcelona, a 08 de noviembre del 2021.

©Teo Revilla Bravo  







ALGO SOBRE NICANOR PARRA Y CHILE





 ALGO SOBRE NICANOR PARRA Y CHILE

 

    Hablar de Nicanor Parra significa, tras varios años de su muerte, hablar de cultura en Chile hoy. La cultura nos hace más críticos, más creativos, más preguntones, más atentos.

    Pero, ¿por qué Nicanor Parra es tan fundamental en la historia cultural chilena? Sin duda, me atrevo a asegurar, que porque Parra se instala en la cultura exigiendo su derecho a utilizar un espacio en la expresión literaria, artística y cultural de su tiempo, para desde ahí derribar las fronteras impuestas por el conocimiento académico, la expresión poética cerrada, las ciencias llamadas exactas y todo el universo artístico y conceptual que las fueron construyendo a través de los años.

    La obra de Parra apunta directamente al rescate de la cultura popular y del patrimonio, desde sus primeros textos. Su Cueca Larga, su huelga de hambre en solidaridad con los comuneros mapuches en su defensa enérgica de un entorno sustentable para su pueblo, es sintomática, forman parte de una misma visión del país y su lugar en el mundo.

    Como dijera otro grande de las letras chilenas, Roberto Bolaño, “El que sea valiente, que siga a Parra”.

    Dice Benjamín León, que  la antipoesía a partir de Parra plantea una ruptura, un quiebre o cambio en los moldes establecidos, a partir de su estética.  Algo que busca romper la propia manera de entender la poesía, permitiendo que se sumen nuevas formas de escritura. Un lenguaje “poético” distinto a lo establecido, incluyendo la misma estética antipoética a la que Parra pertenecía. Valdría bien cuestionarse el sentido que pudiera tener el quiebre sobre el quiebre, o si a estas alturas tras más de medio siglo de esta reinvención de la antipoesía es necesario que los poetas sigan fuera del Olimpo poético. Por otra parte, parece necesario cuestionar también la validez del ejercicio antipoético en la actualidad a más de medio siglo de su nacimiento. O para ser más concretos, la capacidad de llevar a cabo de forma verdaderamente “antipoética” la estética de los muchos atrevidos que practican este tipo de  escritura en la actualidad


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    Nicanor Parra nace en San Fabián de Alico en 1914, cerca de Chillán, y comienza a desplegarse por Chile al abrigo de la educación  pública  de  un padre profesor y músico y de una madre —doña Clarisa— modista, campesina y tejedora. El Liceo de Hombres de Chillán y luego el Internado Barros Arana, se convierten en sus puntos de aprendizaje para finalizar en el Pedagógico de la Universidad de Chile en donde comienza su formación en Matemáticas y Física.

    A los veinte años, el joven inspector del Barros Arana publica su “Cancionero sin nombre”, instalando un acento propio que anuncia su revolución antipoética. Después vendrá su formación en Mecánica y Cosmología en universidades inglesas y norteamericanas, y sus clases en la Escuela de Ingeniería, pero sobre todo la irrupción de un universo literario, visual y estético, que todavía hoy no termina de asombrar.

 

 

Barcelona.-05.-septiembre.-2014.

©Teo Revilla Bravo.