ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

domingo, 12 de mayo de 2019

RECORDANDO A LEONARDO DA VINCI


Retrato de Leonardo da Vinci (fragmento)






RECORDANDO A LEONARDO DA VINCI


Han pasado cinco siglos desde que murió, a los setenta y cinco años en Francia, el gran Leonardo da Vinci, un genio en muchos sentidos, personaje único que logró con mayúsculas formar parte de la historia de la humanidad. Él solo encarna la plenitud del Renacimiento, una de las revelaciones artísticas más importantes que ha habido en la historia del arte occidental y que puso fin a la Edad Media, aunque con Miguel Ángel unos años mayor  y con Rafael, compondría la tríada inseparable que hizo grande este movimiento que fue algo más que una simple corriente artística, ya que inició un cambio verdaderamente revolucionario y sorprendente que sacudió los pilares de la sociedad de la época. El Renacimiento logró trascender todos los ámbitos de la vida propiciando, con la inquietud artística, humana y del saber como focos fundamentales, la llegada de la Edad Moderna.

Leonardo ha sido uno de los personajes más enigmáticos y a la vez deslumbrantes que ha tenido el pensamiento y el arte. Se le considera el “hombre universal”. Miles de códices, teorías, aportaciones prácticas y de investigación, siguen aún hoy arrojando claridad e impulsando evolución en el camino hacia el futuro. En él, en su arte, en sus obras ingeniosas e inteligentes, nos reconocemos, pues constituyen una extensión de algo que sobrepasa la inteligencia al servicio de la pintura y la escultura, de la ingeniería, de la matemática, de la arquitectura, de la filosofía, de la botánica, de la anatomía, y de algunas otras invenciones que hoy cinco siglos después siguen afinando y armonizando por fortuna la vida de los seres humanos.

Él mismo nos dejó escrito: “No debería pasar esta vida miserable sin que dejemos un recuerdo nuestro en la memoria de los mortales. El tiempo se desliza sin ser notado. No hay nada más escurridizo que los años, pero el que siembra virtud recoge alabanza”.


Barcelona, mayo de 2019.
©Teo Revilla Bravo

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