Ahí el suspiro que desboca desamparos
llegados de un fondo humano cada vez más exhausto,
cada vez más opaco y lejano;
ahí la pérdida desordenada de vida,
justo ahí donde los crepúsculos vierten sangre
cada anochecer mientras las sombras
entregan, palpitantes, funestas, esparciendo
sentimientos de dejación, dolor y pasmo.
Ya de la garganta ensombrecida el raspado
genera atrofia nerviosa en las cuerdas vocales,
y del desaliento el alma traspasada se duele.
Saca el pájaro loco su viejo violín
de la alada chistera, y entre vuelo y vuelo
entrecortado, alucinante, más o menos desorientado,
se posa al fin en el lomo del aire
tocando afligido la salmodia de nadie
hasta estrangular las flojas cuerdas de la impaciencia
que se rompen sin aliento,sin rumor, ni sonido,
entre espirales de humo gris,remolinos de angustias,
Tan bello como vos
ResponderEliminarGracias por el piropo, Mucha.
EliminarAbrazo.
La verdad es que una vez leído, incluso entre párrafos, se precisa un suspiro por lo intenso del poema. Así y todo, entre remolinos de angustias, crepúsculos sangrientos y palpitaciones, el poema es hermoso. Besitos.
ResponderEliminarSí, Karyn, acaba siendo un poema muy intenso, que necesita de ciertos resoplidos o pausas.
EliminarGracias por apreciarlo pese a todo.
Un abrazo.
Un poema con una tremenda fuerza, capaz de trasmitir esas sensaciones ocultas en un suspiro de manera magistral.
ResponderEliminarSublime.
Abrazos.
Muchísimas gracias por tu apreciación, apreciada Maripaz. Siempre aparca dudas el saber que algo que escribes es apreciado.
EliminarUn abrazo grande.
Me encantó .
ResponderEliminarMuchísimas gracias, amiga de "Mis amadas prosas"
EliminarUn abrazo.