MIRADA INTERIOR
Existe una vida interior dentro de la persona,
que con frecuencia olvidamos. Quizás porque intentan apagarla constantemente, ya desde la cuna, moldeándola a conveniencia. Con frecuencia lo consiguen a través de ruidos
interesados y egoístas producidos en el exterior por el poder o contrapoder
dominantes con miles de conciencias ya entregadas a sus fines. Es el maltrato a una vida
interior -la que posee cada persona- que no debería verse afectada hasta la desaparición, por revoluciones,
vaivenes y sacudidas que se van produciendo a lo largo de la historia, esa vida que
para el poeta y novelista Borís Pasternak representaban los campesinos, lugareños, y gente sencilla e iletrada del campo ruso carente de noticias.
Las sacudidas, los movimientos, los cambios
precipitados, no han sido siempre sinónimo de razón, progreso y paz, como
apunta el poeta Antonio Colinas en sus Memorias del estanque. La armonía y la
libertad no es algo que se regala con carteles, arengas ni pasquines engañosos
que narcotizan, por mucho que las pregonen actitudes políticas interesadas, sean
éstas de gremios, de asociaciones, de sindicatos o religiosas; tampoco se compran ni
se venden ni se regalan, como prometen voceros oportunos de la falacia y el
contrasentido. La razón, la libertad, la paz, son sentimientos que han de
venir de dentro afuera, algo que debemos dejar crecer en
nuestro interior, difundiéndolo con modestia y ejemplo. El ser humano ha de mirar a lo más íntimo de
sí mismo y de ahí extraer ponderación y sereno equilibrio, para
expresarlo libremente fuera ante los otros. Esta es la verdadera rebeldía que debemos
emprender: la de no sentirnos manipulados ni conducidos como ovejas, la que está
pensada por uno mismo desde la limpieza de intenciones, causa original por la que
merece la pena luchar para ganar la batalla de la paz y de la solidaridad en
nuestras sociedades.
El mundo está convulso y desorientado, sí. Nos
quieren serviles marionetas, acatando los intereses de los que mueven hilos y
conciencias haciéndonos caer en la visión parcial de la realidad, de los que obligan
a tomar partido -obnubilando mentes- con arengas, himnos, patriotismos y banderas. Estos actos y
manifiestos políticos, nos alejan cada vez más de lo universal humano,
valores que congregan, suman y aúnan. El ser humano, a lo largo de su historia,
generación tras generación, se ha ido mestizando cada vez más echando raíces en
otras culturas, entendiéndose y asumiendo otras lenguas, fermentando una
unicidad favorable a la emancipación personal y colectiva, al conocimiento y a
la convivencia pacífica; mientras, ha de ir derribando innecesarias y abruptas
fronteras que dividen y separan.
Barcelona, septiembre de 2017
©Teo Revilla Bravo.
Hay que sumar más que restar, juntar más que separar. La humanidad es un valor que se está perdiendo y eso, me asusta. Me asusta ver como de un lado u otro del mundo se aprovechan de las mentes jóvenes y aún no formadas para meterles su basura dentro y así van, como corderos, una detrás de otra siguiendo una pauta musical, un mensaje subliminal que no hará otra cosa que llevarlos al matadero. Hay que hacer cosas, empezando por la casa, la familia, el colegio... volvamos a nuestros valores, volvamos a tener vida interior, la nuestra, la propia, no la impuesta. Besos y gracias por contar con mi collage como ilustración del tema.
ResponderEliminarHay que sumar y hay que hallar el punto de tolerancia que nos permita respetar y dialogar sin confundir. Sobre todo a las mentes más frágiles como son nuestros niños, nuestros jóvenes, aquellos que todavía la vida no ha contaminado del todo y que están en el momento más propicio para que esto suceda.
ResponderEliminarUn abrazo, Karyn, y buen día contigo.
No puedo estar más de acuerdo con lo que expones, Teo. El problema es que tus palabras sólo llegan a quienes no están previamente narcotizados... El rebaño no lee, no entiende y, si contesta, es con sus abruptas consignas adquiridas sin reflexión.
ResponderEliminarTambién estoy de acuerdo yo con lo que tú, Francisco, dejas aquí en palabras reflejado tras la lectura. El rebaño no lee, no, ni piensa; simplemente es conducido o, como mucho, reconducido. Una pena.
EliminarUn fuerte abrazo y gracias por tu presencia amiga
Joder, pensaba que ya había comentado este post. Y... no. Volvemos a tu hiper humanidad (que imagino sin consuelo en estos momentos, tanto por la abstrusa deriva del catalanismo como por el clima social ahí y aquí y allá). Empiezo a verte como un náufrago. Abrazo, Teo.
ResponderEliminarEn tal caso, con barca segura; conseguiré buen rumbo, no te inquietes. Puede ser que lo hubieras comentado antes pues lo pasé de la página que sobre mí puso Karyn. Un abrazo y buen día.
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