ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

viernes, 15 de septiembre de 2017

SALTO AL VACÍO


Obra del pintor ruso Costa Dvorezky

Costa Dvorezk es esa rara especie de pintor que busca desenfrenadamente la libertad de expresión dentro de una disciplina muy técnica. El resultado es una inundación de movimiento y una frenética energía cruda en sus obras figurativas, sin comprometer en nada los detalles técnicos de su oficio en el proceso. 
             O Pin.





SALTO AL VACÍO 

Escribir es de alguna forma, ya lo han dicho otros, un salto al vacío; es subirse a la avioneta de la osadía y aventurarse a volar por los aires para acabar abatiéndote sobre el mismo vacío. Teniendo cuidado -asido al paracaídas del empeño- de frenar la caída en lo posible, para poder librarte del topetazo fatal. Mientras se vive ese vértigo, uno ha de hacer un ejercicio psicológico brutal, ha de intentar mantener el equilibrio deseando evitar errores de redacción, de estructura, de léxico o titulación, de todo eso que puede llevar a la catástrofe si uno no resiste ni funciona templado, algo esencial para lograr construir con humor, claridad e inteligencia, un relato con personajes creíbles a los que se habrá de colocar voz y sentimientos proporcionándoles vida y personalidad propias. Escribir es un acto de valentía, que puede producir recelo y aún temor. La labor no es sencilla pues se ha de conferir al texto integridad, nobleza y continuidad, de tal manera que una vez concluido el relato, el poema o la novela, uno sienta que después de haberse dejado inundar de letras, magia y misterio, regresa del combate cansado, ojalá que con la sensación de haber logrado vencer lo complicado.
Para escribir se ha de arriesgar, se ha de lanzar uno a ello con todas las ambiciones y entusiasmos posibles. Aún sabiendo de complicaciones, de tremendas dudas, carencias y desaciertos, siendo conscientes de que no gustaremos a muchos lectores, que para lograr esto no hay fórmula milagrosa y uno queda siempre indefenso. Pero el escritor, mientras tenga combustible, ganas de aprender e ilusiones suficientes, no desistirá de su envite o locura, pues le es irremediable.
Como decía alguien, no recuerdo quién, escribir -alejados de la soberbia- es un  asunto de delirio voluntario. Afortunadamente transitorio, pues se necesita poseer una mente despejada que conviva con esa locura y compense,  haciéndolo con estima y dedicación templada sobre el lenguaje. Lo importante para un escritor es aprender a  recrearse con lo que escribe, y, si se consigue contagiar ese goce a un posible lector, mejor que mejor: sería apremiarle, desde nuestra propia percepción de la vida, a pensar, a conmoverse, a sonreír o llorar, a sentir que lo que está leyendo es verdad.


Barcelona, septiembre del 2017.
©Teo Revilla Bravo. 


8 comentarios:

  1. Estoy clara que hay que ser osado para escribir, prácticamente ya todo está dicho, está todo inventado y siguen generándose miles o millones de escritos cada día. La gran diferencia entre unos y otros es la forma de decir, de narrar, de empatizar con el lector, de generar en él una especie de reflejo o bien remover en él sentimientos o emociones. Es cierto que se requieren ciertas normas, reglas y formas básicas, pero más importante que todo eso es que la historia te atrape, si logras eso, estás al otro lado. Muy bueno, besos.

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  2. Sí, lo difícil es atrapar la atención del lector, que éste no se aburara e intime con ello. Todo un riesgo.
    Abrazos.

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  3. Inmejorable descripción de un parto que, como el de todo hijo, se desea inmejorable. Pero ya fue sentenciado: "Parirás con dolor". Y maternidad real o metáfora literaria, así suele ser, con honrosas excepciones, pero siempre con satisfacción y una extraña forma de placer. Excelente, Teo. Nuevamente dejas el listón muy alto. Abrazos.

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    1. Gracias, Francisco. LO del listón habría que revisarlo, a mí me da que me muevo más por la cuerda floja... Pero te lo agradezco vivamente. Inmenso abrazo.

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  4. Genial el cuadro... Y muy apropiado ese "salto al vacío" simbólico.

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    1. En esto sí que estoy muy de acuerdo contigo. es una bella pintura.

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  5. La pintura de Costa, un arriesgado ejercicio (¿qué es lo que hay a su derecha?, parece una raíz cuya volumen y formas trata de imitar el joven que hace un salto de espaldas); y tu texto, también arriesgado, porque es difícil acertar a decir... Abrazo.

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    1. Pues sí, Mauricio: quien no arriesga no cruza la mar. Y hay que intentarlo con todo lo de aventurerismo que tiene. Gracias por tu comentario.

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