Obra del pintor ruso Costa Dvorezky
Costa Dvorezk es esa rara especie de pintor que busca desenfrenadamente la libertad de expresión dentro de una disciplina muy técnica. El resultado es una inundación de movimiento y una frenética energía cruda en sus obras figurativas, sin comprometer en nada los detalles técnicos de su oficio en el proceso.
O Pin.
SALTO AL VACÍO
Escribir es de alguna forma, ya lo han dicho otros, un
salto al vacío; es subirse a la avioneta de la osadía y aventurarse a volar por
los aires para acabar abatiéndote sobre el mismo vacío. Teniendo cuidado -asido
al paracaídas del empeño- de frenar la caída en lo posible, para poder librarte
del topetazo fatal. Mientras se vive ese vértigo, uno ha de hacer un ejercicio
psicológico brutal, ha de intentar mantener el equilibrio deseando evitar
errores de redacción, de estructura, de léxico o titulación, de todo eso que
puede llevar a la catástrofe si uno no resiste ni funciona templado, algo esencial
para lograr construir con humor, claridad e inteligencia, un relato con personajes
creíbles a los que se habrá de colocar voz y sentimientos proporcionándoles
vida y personalidad propias. Escribir es un acto de valentía, que puede producir
recelo y aún temor. La labor no es sencilla pues se ha de conferir al texto
integridad, nobleza y continuidad, de tal manera que una vez concluido el
relato, el poema o la novela, uno sienta que después de haberse dejado inundar
de letras, magia y misterio, regresa del combate cansado, ojalá que con la
sensación de haber logrado vencer lo complicado.
Para escribir se ha de arriesgar, se ha de lanzar uno
a ello con todas las ambiciones y entusiasmos posibles. Aún sabiendo de
complicaciones, de tremendas dudas, carencias y desaciertos, siendo conscientes
de que no gustaremos a muchos lectores, que para lograr esto no hay fórmula
milagrosa y uno queda siempre indefenso. Pero el escritor, mientras tenga
combustible, ganas de aprender e ilusiones suficientes, no desistirá de su
envite o locura, pues le es irremediable.
Como decía alguien, no recuerdo quién, escribir -alejados
de la soberbia- es un asunto de delirio
voluntario. Afortunadamente transitorio, pues se necesita poseer una mente
despejada que conviva con esa locura y compense, haciéndolo con estima y dedicación templada
sobre el lenguaje. Lo importante para un escritor es aprender a recrearse con lo que escribe, y, si se
consigue contagiar ese goce a un posible lector, mejor que mejor: sería apremiarle,
desde nuestra propia percepción de la vida, a pensar, a conmoverse, a sonreír o
llorar, a sentir que lo que está leyendo es verdad.
Barcelona, septiembre del 2017.
©Teo Revilla Bravo.
Estoy clara que hay que ser osado para escribir, prácticamente ya todo está dicho, está todo inventado y siguen generándose miles o millones de escritos cada día. La gran diferencia entre unos y otros es la forma de decir, de narrar, de empatizar con el lector, de generar en él una especie de reflejo o bien remover en él sentimientos o emociones. Es cierto que se requieren ciertas normas, reglas y formas básicas, pero más importante que todo eso es que la historia te atrape, si logras eso, estás al otro lado. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarSí, lo difícil es atrapar la atención del lector, que éste no se aburara e intime con ello. Todo un riesgo.
ResponderEliminarAbrazos.
Inmejorable descripción de un parto que, como el de todo hijo, se desea inmejorable. Pero ya fue sentenciado: "Parirás con dolor". Y maternidad real o metáfora literaria, así suele ser, con honrosas excepciones, pero siempre con satisfacción y una extraña forma de placer. Excelente, Teo. Nuevamente dejas el listón muy alto. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, Francisco. LO del listón habría que revisarlo, a mí me da que me muevo más por la cuerda floja... Pero te lo agradezco vivamente. Inmenso abrazo.
EliminarGenial el cuadro... Y muy apropiado ese "salto al vacío" simbólico.
ResponderEliminarEn esto sí que estoy muy de acuerdo contigo. es una bella pintura.
EliminarLa pintura de Costa, un arriesgado ejercicio (¿qué es lo que hay a su derecha?, parece una raíz cuya volumen y formas trata de imitar el joven que hace un salto de espaldas); y tu texto, también arriesgado, porque es difícil acertar a decir... Abrazo.
ResponderEliminarPues sí, Mauricio: quien no arriesga no cruza la mar. Y hay que intentarlo con todo lo de aventurerismo que tiene. Gracias por tu comentario.
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