LA MUERTE
“En la vida no vamos hacia donde queremos,
sino hacia donde el destino nos lleva.”
La muerte, con sus trenzadas ligaduras,
escudriña en torno a la mejor manera
de desenmascararnos, de volvernos
tierra doliente, alarma, lapidario, polvo,
orden o caos acomodado al sinsentido humano.
Misterio.
Derribo.
Descarnación.
Futilidad.
Destrucción.
¿Acaso no sientes su presencia, acaso no su furtiva
mirada? Es un frío que hiela la sangre, que nos deja
indefensos haciéndonos ver que la destrucción
es algo que abrumados o no hemos de encarar.
Sin embargo, es tan hermosa la vida cuando
contemplamos el mar relajados, el azul del cielo,
los verdes prados, el arroyo, la delicada rosa
del jardín, la inocencia en los ojos de un niño,
el beso a la amada, que preferimos pensar
en construir territorios fértiles y en abrir
meritorias puertas a la esperanza.
“Océanos de luna”
Cuaderno VIII. (1984-1987
©Teo Revilla Bravo.
Una belleza tu texto
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mucha.
Eliminargracias por tu visita, siempre agradable.
Un abrazo.
La imagen, gráfica. El poema, certero, en poesía. ¿La realidad?...
ResponderEliminarPersonalmente, a día de hoy, consciente, no me planteo la muerte... La sé ahí, sin duda, pero lejana e intrascendente. Hoy no está. Y el "mañana", volverá a ser el "hoy" del "ayer". Todo es un juego de palabras.
Y a un nivel de realidad más profunda, ¡ni juego hay!
Pero mientras llega, a la vida de cada cual, bienvenida sea la poesía, los poetas, la pintura, el arte, la cultura... El motor de la humanidad.
Gran abrazo Teo.
Hay que vivir cargados o cargándose de optimismo, Ernesto. Me alegra tu reflexión sobre la vida, sobre la muerte, indivisibles pues una es consecuencia de la otra.
EliminarMuchísimas gracias por tu visita, siempre es un placer leerte, escucharte desde letras tan cabales como certeras y amigas.
Un abrazo.
La vida y la muerte son parte del mismo juego, todos sabemos que la vida comporta el camino y la muerte es el fin. Quisiéramos algunos que ese fin llegara cuando ya no fuéramos conscientes y nos dejáramos ir por un bello sueño, otros en cambio ni quieren pensar en ello ni mentarlo. Todo es válido, pero en todo caso, lo mejor es disfrutar del camino, hacerlo nuestro, sentirlo al máximo y quizás incluso, creer en que nada termina del todo, que parte de nosotros ha quedado en quienes nos han querido, que hemos sembrado en nuestros hijos, nietos y amigos, por lo que de alguna manera estaremos vivos más allá de nuestra propia muerte. Besitos
ResponderEliminarKaryn Huberman Ciertamente es así: la vida se propaga incesantemente desde su principio en un sin fin de acontecimientos. Esa es su ley y en ella nuestro destino señalado. Vivirla con intensidad, generosidad y gratitud, es lo único humanamente que podemos hacer. La muerte cierra el ciclo individual, pero no el colectivo.
EliminarFuerte abrazo.