Pintura, "El sol de la mañana" 1952 Edward Hooper. Soledad y silencio en la obra de un artista con fuerte fijación en ello.
ÍNTIMO SILENCIO
Cómo descubrir el camino que lleva al silencio y poder expresarlo, cuando la palabra misma es una intrusa, una forastera inadaptada, una simple invitada de piedra. ¿Cómo hacerlo desde el rostro innoble del ruido que nos destroza y malogra día a día el alma? Pretenderlo es casi un delito, algo por lo que pagar, es querer atentar contra una realidad indescriptible y misteriosa. Pretender hablar desde el reino del silencio, es dar voces en el desierto.
Hay un silencio interior, genuino, epidémico, contemplativo, místico o ascético, que no sabemos habitar porque huye del contacto con los otros, del ruido que se genera fuera y nos retiene y aprisiona. Afortunadamente, sí hay momentos -si prestamos atención- en que sentimos que nos roza benévolamente, como cuando respiramos la brisa en la montaña, nos asomamos a la orilla del mar, paseamos por un bello paisaje, cuando penetramos en la mirada de la amada o del amado o en los ojos llorosos de un niño, instantes supremos en que la creación se involucra en ello alentando entendimiento que nos descubre verdaderos.
En el mundo de los avances científicos y tecnológicos, en el del corazón intoxicado de las grandes urbes, es prácticamente imposible hallar íntimo silencio. Sin embargo, es fundamental para reflexionar, para la realización artística, la abstracción anímica y el buen funcionamiento de nuestra psique.
En esta marabunta de acontecimientos que nos aprisionan día a día, apenas si nos queda el pequeño refugio de la noche para intentar conectar con nosotros mismos evadiéndonos del ruido que nos ha dejado durante la jornada exhaustos.
Sin soledad, sin silencio, es imposible interrogarse por las grandes preguntas que han inquietado al ser humano desde siempre: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy..., como es prácticamente imposible admirar lo asombroso de nuestro propio ser, de la majestuosidad de la naturaleza y del universo que nos rodea y habita. Es, a través de la soledad y del silencio, que sentimos la llegada del amigo al corazón, la profundidad del amor, los sentimientos nobles, la alegría de la paternidad, el sufrimiento ante la desgracia, la pérdida de un ser querido..., de todo aquello que nos hace fuertes y mejores.
Si lo pensamos bien, todas las cosas importantes que hemos sentido alguna vez ocurren en silencio: el propio desarrollo físico, los pensamientos más nobles, los sueños irrealizables, el amor sentido en profundidad, etcétera, pues la realidad íntima la vivimos y sentimos a través de él. Hasta la misma muerte nos llega en silencio. Pretender vivir con asiduidad e intensidad desde la intimidad, es lo más noble, es alcanzar el silencio de Dios, es hallar la belleza de la creación y sabernos integrados en ella.
Barcelona, junio del 2021
©Teo Revilla Bravo
adoro el silencio por eso vivo sola
ResponderEliminarLo entiendo perfectamente; aunque la compañía, la buena compañía, a momentos también es necesarias.
EliminarAbrazo.
Hola Teo, coincidiendo con tu escrito absolutamente. Hay una soledad que es maravillosa y necesaria para encontrarnos y "vernos" de verdad, como tan bien lo dejas explicitado en este texto.Silencio , serenidad y paz en espacios propios para tomar conciencia y dimension de todo lo que acontece interna y externamente. Un abrazo y gran domingo!
ResponderEliminarUn abrazo, amiga Eli. Es maravilloso tropezar con personas como tú que saben apreciar el silencio, ese que habita en la soledad necesaria para encontrarnos con nosotros mismos, para tratar de entendernos y entender la vida y sus misterios.
EliminarMuy agradecido.
Pactos de silencio para crecer en calma!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde Teo.
EliminarIgualmente: feliz tarde, amiga A. Crezcamos en calma.
Un abrazo.
Es muy cierto lo que expresas, casi todo lo importante sucede en silencio o está envuelto en él, existe el silencio deseado y el impuesto, pero de verdad que creo que es muy poético, en la nube silenciosa que nos permite instalarnos, se generan miles de cosas, ideas, ocurrencias, palabras que no decimos, recuerdos, etc... Es bello sentir sonora compañía, siempre y cuando se respeten los propios silencios. Besitos
ResponderEliminarAsí es, Karyn : esos silencios, imprescindibles, necesitan ser respetados. Sin ellos no somos, no nos formamos, todos acaece sin un verdadero sentido.
EliminarBesos.
Silenciosa soledad, ese tesoro imprescindible que nutre el pensamiento y la creatividad.
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EliminarCierto. Qué bien lo conoces, amigo mío.
Un abrazo agradecido.