ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

domingo, 20 de junio de 2021

DIÁSTOLE, SÍSTOLE


Diseño de la anatomía de un corazón, impreso al estilo vintage en un papel envejecido






DIÁSTOLE, SÍSTOLE
El hondo latido únicamente acierta
a vibrar como necesario impulso rítmico,
buceando quimérico entre luces y tinieblas.

Si eso nos bastara...

Pero no: queremos la caricia del viento
fresco caer sobre nuestro rostro con cada
amanecida; salir a la mar de la vida y rumbear
el barco de forma que nos permita crear estelas
y sueños dorados en el corazón seguros
de lograr portentosos descubrimientos
amorosos, sol, agua, viento, enigmas,
instantes gloriosos, amores y descubrimientos,
dones de poder transmitir y sentir bellos
sentimientos gozando de voces que aporten
sal y alegría; penetrar en el agua, mojarnos
el cuerpo, sentir su suave contacto,
y reír felices embriagados de brisa, calma
y soledad, en impulsos lentos y seguros
por sentir —centauros, cíclopes, sirenas—
los agudos latidos que emanan del silencio
más profundo.

La vida solo necesita, en intermitentes
movimientos, dos mecanismos:
diástoles
como relajación, sístoles como contracción.
“Océanos de luna” Cuaderno VIII. (1984-1987








4 comentarios:

  1. Tus palabras y el mar, la caricia del viento, las estelas, las voces amigas, todo ello me ha recordado otro tiempo y lugar... ¡Ayer!

    ¡Eivissa! Tierra y mar donde nací. Donde vi amanecer muchos días, de niño y en una isla blanca y virgen, desde unas orillas en calma, ausentes de olas, tranquilas, casi inamovibles a esas horas.

    Abrazos Teo.

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    1. Qué bueno que te hayas trasladado a Eivissa, amigo Ernesto. Con qué sentimiento hablas del mar, de las estelas, de las voces amigas, de vivencias...

      Muchísimas gracias por tu visita amiga.

      Fuerte abrazo.

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  2. Para vivir solo precisamos los latidos, esa sístole y diástole que en constante movimiento nos permiten existir, pero la vida no es solo existir, hay que sentir, emocionarse, hacer que valga la pena los latidos del dulce corazón. Besitos

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    1. Ciertamente, Karyn: hay que darle sentido a la vida y procurar que tarde en pararse ese corazón.
      Un abrazo.

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