Retrato de María Zambrano de la pintora Amparo Climent.
MARÍA ZAMBRANO Y LA POESÍA
“Pensar es ante todo –como raíz, como acto- descifrar lo que se
siente…”
El pensar vivifica, el hombre es el ser
que padece su propia transcendencia, nos decía María Zambrano. Esta mujer, que
conoció guerras y exilios, fue una de las principales figuras del pensamiento
del pasado siglo, una innovadora que defendía la necesidad de lo poético en
toda indagación filosófica, así como la negación del pensamiento único que se
imponía durante los años treinta y cuarenta en toda Europa. De hecho, sus
libros contienen trazos de la mejor poesía escrita en prosa castellana, quizás
influida en alguna medida por la amistad que tuvo con poetas de la Generación
del 27 como Luis Cernuda o Miguel Hernández. De la importancia que tuvo en ella
la poesía, da fe también la amistad que tuvo en el exilio mejicano con Octavio
paz y León Felipe entre otros. En Méjico publicó “Pensamiento y poesía en la
vida española” y “Filosofía y poesía”, obras singularísimas, que dan idea de su
entrega vocacional a la poesía.
El exilio le fue fecundo, según ella, al darle libertad de
pensar, algo que siempre evocaba ya que creía era el mejor motor de vida
que puede tener el ser humano,
consciente de que si se hubiera quedado en España de no haber vencido la
dictadura, se hubiera acomodado entre las ataduras mentales de una facultad
cualquiera. Pasó temporadas por varios países dando charlas y clases. En Puerto
Rico y después en Roma, escribió obras como “El hombre y lo divino”, “Los sueños y el tiempo” y “Persona democracia”, distinguiéndose a lo largo
de su prolija carrera por buscar esa libertad ansiada -singular, personal- y el
saber, reflejados en unas obras cargadas de sensibilidad, diversidad e
inteligencia. En todo ello supo conjugar, fructíferamente, filosofía, razón y
poesía. Con su generosidad, inteligencia, solidaridad y creatividad, supo
abrir caminos a la razón y a la justicia. Una mujer que como tantas -algunas en
el olvido aún- con su compromiso y profesionalidad abriéndose caminos cuando a la mujer se le cerraban, contribuyó a mejorar
aspectos políticos, sociales, artísticos y literarios.
Jesús Moreno Sanz,
filósofo a su vez y experto en la obra de María Zambrano, está convencido de la
alta calidad de la autora, a quien coloca al nivel intelectual de Unamuno y
Ortega.
©Teo Revilla Bravo.
Una gran mujer y un bonito homenaje que le haces Teo, reivindicar su recuerdo es algo que se debería hacer a las nuevas generaciones para que no quede en el olvido mujeres como ella.
ResponderEliminarUn abrazo y aunque tarde Feliz 2020
Puri
Cierto, una gran mujer. De las que hacen historia, son ejemplo, y ayudan a eliminar prejuicios que van en contra de la labor intelectual de la mujer.
EliminarUn abrazo, Puri, que estés bien.
Hay tantas mujeres que merecen como María Zambrano un total reconocimiento de su labor por abrir camino, no sólo a sus ideas personales, que también, pero me refiero a la visión femenina, que no deja de ser un buen porcentaje de la población mundial. Una pena que haya tenido que llegar a ser anciana antes de entregarle el Príncipe de Asturias y el Cervantes. Ojalá eso vaya cambiando. Aprovecho y dejo uno de sus poemas que me ha gustado mucho. Besos
ResponderEliminarQUE TODO SE APACIGÜE
Que todo se apacigüe como una luz de aceite.
Como la mar si sonríe,
como tu rostro si de pronto olvidas.
Olvida porque yo he olvidado
ya todo. Nada sé.
Cerca de ti nada sé.
Nada sé bajo tu sombra, amarilla
simiente del árbol del olvido.
Y todo volverá a ser como antes.
Antes, cuando ni tú ni yo habíamos nacido.
Pero, ¿nacimos acaso?… O tal vez, no,
todavía no.
Nada, todavía nada. Nunca nada.
Somos presente sin pensamientos.
Labios sin suspiros, mar sin horizontes,
como una luz de aceite se ha extendido el olvido.
Hay que hacerlas ver, hay que hacerlas oír, Karyn. Nuestros jóvenes, ni conocen a estas mujeres valientes que dedicaron su vida a elevarnos el alma.
EliminarUn abrazo.
Pensar es bueno pero amar es mejor y sin pensar largarse en los brazos de lo que uno quiere
ResponderEliminarEso es sentir sin pensar, escuchar uno de los impulso más instintivos del género humano, que a menudo se hace inevitable nos confunda o no, nos sea acertado o no...
EliminarGracias, Mucha.
Somos el todo de algo, de lo que no existe, del momento de ternura, del roce de la mano, del beso clandestino, del sonrojo no esperado.
ResponderEliminarEstás sensible, poética, plena de emociones contenidas.
ResponderEliminarGracias de nuevo, Mucha.